No es que José I Bonaparte fuera el impulsor de los cementerios fuera de las iglesias, que lo fue Carlos III a raíz de la grave epidemia de peste de 1781, sino que por su mano se realizaron varios de ellos, unos estaban "en cartera" y otros se diseñaron entonces. Lo que sí se le atribuye al monarca francés es la planificación en cuatro grandes espacios fuera de la ciudad, mirando cada uno hacia un punto cardinal, si bien el del Este se quedó en proyecto, sin serlo, se puede establecer cierta conexión con la ubicación del actual CEMENTERIO DE LA ALMUDENA, sobre el que hablaremos en exclusiva más adelante. Y el del Oeste se quedó en proyecto igualmente, aunque bien podría considerarse como tal el primero que vamos a ver en este artículo salvo por un detalle, los planificados por el rey eran de titularidad civil y el que se construyó era Sacramental. De todos ellos, hablamos a continuación de todos, también del llamado del Norte y el del Sur, que no existen ya.