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sábado, 8 de noviembre de 2025

PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CCXI: EL CEMENTERIO DE LA ALMUDENA, un poco de historia.




El Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, más conocido por CEMENTERIO DE LA ALMUDENA, es el más extenso de Europa occidental con sus más de 120 hectáreas. Y contiene un número de fallecidos que supera a la población censada en Madrid en la actualidad, claro que para ello suma y agrega el tiempo transcurrido desde su fundación en 1886, aunque ya desde dos años antes recibía enterramientos. Constituye una ciudad en sí mismo (por eso se llamó "necrópolis", de muerte y ciudad), con edificios auxiliares para diferentes usos, calles y zonas de aparcamiento, con un par de líneas de bus de la EMT por su interior, algunos jardines ornamentales y otros que se usan como zonas de reposo, monumentos, esculturas y homenajes en grupos escultóricos, sepulturas de suelo, nichos sobre pared y en recintos techados y cerrados, panteones, miradores y pequeños cementerios en su interior, digamos que temáticos, si puede usarse ese nombre. Su riqueza arquitectónica abarca casi todos los estilos posibles, contradictorios a veces, que comienzan desde sus puertas mismas, en particular una de ellas, la de la avenida de Daroca. Pero antes de nada, sepamos algo más sobre los Campo Santos en general.

Como ya dijimos en otra Zancada, el nombre de camposanto es una denominación muy ligada a las creencias religiosas, sin especificar, pues dicho nombre deriva de mucho más antiguo de lo que parece, y se identifica como lugar sagrado de enterramiento. Dicen que una de las diferencias del ser humano con el reino animal, es el hecho de contar con ritos ante la muerte que, en algunos casos, se han datado con mas de 100.000 años de antigüedad, como los encontrados en Tierra Santa, mientras que en Europa, la mayor antigüedad se data en 40.000 años, atribuidos a los neandertales. La literatura, el cine, etc. nos han mostrado costumbres en diferentes culturas, desde aquellas en las que los ancianos se separan de la tribu o clan cuando sienten que van a morir para no ser una rémora al grupo, pasando por ritos como hundir los cadáveres en el agua, colocarlos en una pira, etc. También hemos visto cómo se celebran fiestas y bailes de despedida cargados de alegría y emotividad, mientras en otros lugares se usan plañideras que acompañan los duelos de forma teatralizada para darles mayor carga trágica. La muerte siempre es una despedida que se acompaña de un sentimiento muy íntimo y característicamente humano, a pesar de que a veces los animales demuestran una sensibilidad extraordinaria en ese trance. Ciñéndonos a nuestro ámbito, el enterramiento pudiera entenderse como un intento por conservar el recuerdo cerca, o de prolongar la protección que ese ser nos inspiraba, de guardar su presencia para seguir contando con su compañía, o es un homenaje y, a veces, una ostentación del poder de los vivos. Y aquí sería correcto evocar las dos pinturas de Juan Valdés Leal agrupadas como Vanitas, bajos los títulos "In Ictu Oculi" (en un abrir y cerrar de ojos) y "Finis Gloriae Mundi" (el fin de la gloria del mundo). Nada trajimos a la vida, nada nos llevamos de ella.


De esta forma, el tener cerca la tumba del ser amado es lo que algunas culturas desarrollaron; y así en determinadas excavaciones de aldeas se han encontrado en los patios aledaños a la cabaña, los restos de los enterramientos familiares, que buscaban la protección contra ese mundo desconocido y oscuro de los espíritus, como vimos en los enterramientos visigodos de La Cabilda, pero no son los únicos. Y sin embargo, en culturas como la musulmana, se hacían los enterramientos fuera de las murallas de la ciudad (ver la Maqbara de Madrid), o en el caso el imperio romano, también se permitían los enterramientos junto a los caminos o en fincas particulares. Y es en este período cuando las sepulturas van a pasar adentro de la ciudad, como ocurrió con las catacumbas (famosas son las de Roma o París). Y, gracias a una cláusula que permitía a las "agrupaciones" mantener a sus mártires donde pudieran ser visitados por sus seguidores en su último descanso, aparecerán los enterramientos alrededor de los lugares de culto de cuyo ejemplo más claro son los cristianos en los atrios de iglesias, catedrales, monasterios, etc. por supuesto, no fueron los únicos. Así encontramos Ermitas dentro de cementerios ¿Cuál fue antes?

Ese nuevo uso de los antiguos Atrios como lugar de reunión, la estética del poder y el dinero, hacen que durante la Edad Media se busque el enterramiento cerca de los lugares de culto, cuanto más cerca físicamente, más fácil se consideraba el acceso a la vida eterna y así hoy paseamos sobre lápidas por diferentes templos de gente capaz de pagar en vida por ese privilegio. Y del Atrio se pasó al Camposanto, como terreno anexo a la iglesia, con enterramientos colectivos para quienes no podían pagar nada mejor, con mezcla indiscriminada de huesos de diferentes cadáveres, en la tierra sagrada, bendecida por los sacerdotes y a la vista de la Cruz o símbolo similar, junto a la ostentación mundanal. Aunque nos cueste reconocerlo, la Basílica de San Pedro en Roma, el Taj Mahal o las pirámides egipcias como las de Gizeh, no son más que tumbas colectivas o individuales, pero erigidas como monumentos funerarios, igual que la Piedad de Miguel Ángel. Así llegaríamos al siglo XVIII casi e incluso aún perduran en numerosas poblaciones los lugares de enterramiento típicos que vemos llenos de tumbas. Pero según han ido avanzando los tiempos, se ha comprobado que la cercanía de cadáveres no es aconsejable desde el punto de vista de la salud de los vivos, la descomposición es un proceso químico complicado que implica cierta contaminación, sobre todo en casos como enfermedades contagiosas, que a través del subsuelo o de los efluvios invisibles, puede volver a la cadena trófica que afecta a los humanos. Casos de epidemias pasadas como la peste, tienen relación con todo lo que implica la cercanía a un lugar de enterramiento. Así las autoridades comienzan, a partir de un momento determinado, a buscar una solución, que pasa por sacar los cementerios de las ciudades, pero con un problema: las ciudades crecen y acaban rodeando dichos espacios. En el Madrid medieval son numerosos los cementerios que existieron, de los cuales hemos comentado varios en este blog por diferentes zancadas, además de hablar de otros que aún se mantienen, y seguiremos visitando o recordando algunos más. Es a partir sobre todo del siglo XIX y en el XX cuando el cementerio pasa a ser algo más que un lugar de enterramiento, se convierte en un lugar de paseo con oferta verde, variedad de presencia botánica, espacios abiertos y ventilados con diferentes posibilidades en nichos, suelo o esparcimiento de cenizas sobre césped; una arquitectura propia, escultura y monumentos, panteones colectivos y familiares, buscando la protección de los restos, la exaltación del recuerdo y la seguridad para los vivos. Sin embargo, ese camino no fue de rosas.

La Iglesia Católica se hizo con el control de los cementerios. A través de diversas formas de Archicofradías, Cofradías, Sacramentales, etc. era quien ordenaba los enterramientos en sus Campos Santos y obtenía pingües ingresos. Carlos III con una visión más abierta y menos eclesial, al cual por algo se le llamó "el mejor alcalde de Madrid", no pudo realizar la transformación deseada a pesar de su inmenso poder, más tenían los obispos. Con José I Bonaparte se comenzarían a construir algunos pequeños cementerios extramuros (los vimos en una zancada aquí), los cuales acabarían desapareciendo absorbidos por la creciente ciudad. Posteriormente, una orden de 1850 marcaba unas distancias mínimas a la ciudad para nuevos emplazamientos e impedía establecer ninguno en la margen izquierda del Manzanares, o sea, la más cercana a la ciudad de Madrid. En 1868 se obliga a los Ayuntamientos a que se encarguen de éstos recintos que aún tienen la consideración de sagrados. Y tan sólo ocho años después se da el gran salto, una Comisión analiza el problema y decide construir la gran NECRÓPOLIS DEL ESTE (también proyectó la del Oeste, pero jamás se ejecutó), pero como dentro de la ciudad no se podía realizar, se compraron unos terrenos pertenecientes a Vicálvaro en el conocido Señorío de La Elipa (si quieres ver la relación entre estos tres elementos y profundizar algo más, lo hablamos en una zancada que puedes visitar aquí). En 1877 se presentó un concurso para la construcción de la Necrópolis, de los seis proyectos, el ganador fue el que presentaron los arquitectos Fernando Arbós y Tremanti y José Urioste y Velada, con el lema "donde se sotierran los muertos e se toman sus huesos en ceniza".

El proyecto incluía la construcción de dos espacios separados por la carretera de Vicálvaro, un cementerio civil y otro católico. En éste se aprovechaban los desniveles del terreno desde la cota más alta a 695 metros, para hacer un mirador y 5 terrazas a diferentes niveles con distancia de 5 metros de altura entre cada una. De esta forma, además del ahorro de costes, pues de esa forma suprimía los movimientos de tierra, obtenía una mejor ventilación. La planta en forma de cruz griega con brazos trilobulados de estilo bizantino y anillos concéntricos, sucedía a la entrada con pórticos y capilla también de un estilo neorrománico bajo las directrices del estilo católico de la Restauración borbónica. Con nichos adosados en los muros laterales y capacidad para más de 62.000 sepulturas a razón de 7.000 enterramientos anuales, casi la mitad de los que se registraban en la ciudad. El cierre perimetral llegó sobre 1882, cuando ya las obras se habían interrumpido.

En 1884 se declara una epidemia de cólera, viruela y gripe, y se decide hacer un Cementerio provisional con carácter urgente que se inaugura el 15 de junio con el nombre de Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena. Y el 1 de septiembre de dicho año, se cierran 7 de los once cementerios de la ciudad,  quedando sólo cuatro de ellos bajo la adscripción de sacramentales católicas. En la ilustración sobre este texto puede verse el Cementerio Antiguo o de Epidemias y el Civil. Éste presentaba un perímetro muy pequeño que sería ampliado posteriormente dada la demanda, por el arquitecto municipal García de la Nava, como veremos. Y se le añadiría el Cementerio Hebreo. 


En 1902 se ordena el cambio del proyecto y es el arquitecto municipal Francisco García Nava quien asume la transformación. Tres años después se presenta el nuevo diseño, se suprime la visión neobizantina de Arbós y Urioste, sustituida por un estilo integrador de piedra y granito con el estilo modernista centroeuropeo, el uso del neomudéjar madrileño de primeros de siglo y la decoración con todo tipo de símbolos funerarios y exóticos que analizaremos cuando veamos despacio el pórtico de la entrada principal. En 1916, las mejoras y ampliación del arquitecto municipal eleva el número de sepulturas hasta un total de 81.638, con capacidad para 885.000 enterramientos, 17.700 al año. La inauguración oficial se celebra en 1925 y poco después, García Nava calcula que hay espacio hasta el año 2.000, craso error. En 1955 se realizó otra ampliación dotándola de una entrada mediante una especie de avenida con bulevar ajardinado, por donde circula una línea de bus de la EMT, se trata de la puerta de O'Donell que da a la avenida de las Trece Rosas. En 1973 se abrió el crematorio, al que se accede desde la avenida de Daroca, antigua carretera de Vicálvaro, en la que también se encuentra la entrada al CEMENTERIO CIVIL, CEMENTERIO HEBREO Y CEMENTERIO DE EPIDEMIAS. Actualmente se está trabajado en otros espacios diferenciados en el interior y aún queda sitio para más ampliaciones. El caso es que el proyecto inicial de NECRÓPOLIS DEL ESTE se ha ido ampliando y tras cambiar su nombre a CEMENTERIO DE LA ALMUDENA, incluye los otros tres citados más la ampliación. Y los vamos a conocer todos.


@ 2025, by Santiago Navas Fernández


Otras zancadas sobre el Cementerio de La Almudena:

-) El Cementerio Civil, el Cementerio Hebreo y 3 monumentos más. Ver aquí.

-) La Elipa (I) y el Cementerio de la Almudena. Ver aquí.

-) Del Pórtico a la Capilla. Próximamente.

-) Del Cementerio Antiguo al Cementerio de Epidemias, o al revés. Próximamente.

-) Las Mesetas y la Ampliación. Próximamente.