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martes, 10 de enero de 2023

ATARDECER Nº 18: EL SUEÑO DE SAN ISIDRO

 


Del Capítulo V de El Principito:

"... El principito no lograba explicarse para qué podían servir, en algún lugar del cielo, en un planeta sin casa ni población, un farol y un farolero..."

"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella..."

"- Tengo un oficio terrible. Antes sí era razonable. Apagaba a la mañana y encendía a la noche. Tenía el resto del día para reposarme, y el resto de la noche para dormir..."

"- ...ahora que da una vuelta por minuto no tengo ni un segundo de reposo. ¡Prendo y apago una vez por minuto !

- ¡Tiene gracia ! ¡Los días acá duran un minuto !"

"El Principito lo miró y se sintió cautivado por ese farolero que era tan fiel a la consigna. Recordó las puestas de sol que él mismo iba antes a buscar, corriendo su silla."

"Ése es el único que podría haber sido mi amigo. Pero su planeta es, a decir verdad, demasiado pequeño. No hay en él lugar para dos..."


El farolero representa, quizá, la constancia en el trabajo, la fidelidad a la consigna que debe cumplirse, pero ¿para qué? El Principito, que todo lo razona, se pregunta para qué sirve su trabajo, incluso le propone que para no tener que apagar y encender el farol cada minuto, camine siempre mirando al sol y así será de día hasta que decida pararse... pero el farolero lo que quiere es dormir, es descansar y tener tiempo para sí mismo. El farolero es una metáfora de nosotros mismos, de la entrega al trabajo por el trabajo, todos necesitamos trabajar para vivir, pero no podemos vivir únicamente para trabajar, necesitamos descansar y tener tiempo para nosotros mismos, para amarnos, para cuidarnos, para crecer. Y tal vez ahí radica el contraste con "el sueño de San Isidro", el ideal de todos, que alguien nos haga el trabajo mientras nosotros dormimos. Cuyo monumento de dicho nombre permanece al lado del farol recién iluminado cuando llega el anochecer de nuevo.


Seguramente El Principito pasaría por los Jardines de San Francisco haciéndose estas u otras reflexiones similares al ver la estatua citada del durmiente San Isidro, que visitamos en la Zancada que podéis ver pinchado aquí. Y para terminar concluiría tal y como lo hace el capítulo V:

"Lo que el Principito no se atrevía a confesarse, es que extrañaba ese planeta bendito, debido principalmente ¡a las mil cuatrocientos cuarenta puestas de sol por cada veinticuatro horas !"



Desde los Jardines de San Francisco, antiguo Daliedo, pegado al lateral de San Francisco el Grande y con el Parque de la Cornisa a los pies, despedimos un nuevo atardecer con El Principito.

@ 2023 by Santiago Navas Fernández.

P.D.- Para ver más atardeceres con El Principito, pincha aquí o en la pestaña "Atardeceres", para conocer LOS 43 ATARDECERES DE EL PRINCIPITO EN MADRID.

viernes, 19 de agosto de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID XCI: EL JARDÍN DE LA VISTILLAS Y EL VIADUCTO.

 


No dejamos de movernos por las raíces de Madrid, vamos a visitar hoy el JARDÍN DE LAS VISTILLAS y el Viaducto, emblemas de una época. Los terrenos de este Parque tienen su origen en los jardines del Palacio de los duques de Osuna que había en este lugar y que en 1894 fueron subastados para hacer frente a las varias deudas que había adquirido el duque Mariano Téllez-Girón y Beufort Spontin, quedándose el Obispado de Madrid con la parte que hoy es el Seminario (del que hablamos en el paseo por el PARQUE DE LA CORNISA) y el municipio con el equivalente al Jardín de las Vistillas que vamos a recorrer, si bien parece que en 1887 ya había adquirido parte de "la casa vieja" para ampliar la calle de Bailén. En este lugar la casa de Osuna, entroncada con el ducado del Infantado, había levantado su Palacio, Biblioteca y Casa de Armas apenas separado del Campillo de las Vistillas por el Corral de las Naranjas. Se ubica sobre la cima del antiguo cerro del Campo de las Vistillas y se asoma a la vaguada formada por el antiguo arroyo de San Pedro, la actual calle Segovia por la cual se puede dejar rodar una naranja que llegará seguro hasta el Manzanares. En el plano de Teixiera de 1626 aparece como las "Vistillas de San Francisco", pero en 1769 ya aparece sólo como "la plaza de las Vistillas". Han sido varios sus usos, en 1920 aquí se organizaba un mercado de alimentación, Mesonero Romanos insistió constantemente sobre la necesidad de ajardinar esta zona, pero no fue hasta 1932 y bajo proyecto del alcalde republicano Pedro Rico y ejecución del arquitecto municipal Fernando García Mercadal, cuando se inició dicha obra que continuaría en 1945 su sucesor Manuel Herrero Palacios. Actualmente es uno de los observatorios del horizonte más bello y donde se ubican las Verbenas de San Isidro y La Paloma, por lo que se considera el lugar más Castizo de Madrid, claro que acompañado del entorno.

viernes, 12 de agosto de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID XC: DEL PARQUE DE LA CORNISA A LA VIRGEN DE LA PALOMA.


Si recordáis cuando visitamos el DALIEDO DE SAN FRANCISCO versus PARQUE DE SAN FRANCISCO (ver aquí), vimos que justo a la espalda de la escultura El sueño de San Isidro se encuentra en un plano más bajo el PARQUE DE LA CORNISA, un Parque frondoso y seco a la vez, hecho a base de explanadas y cuestas, todo ello cabe en su escaso espacio de distribución que vamos a conocer a continuación, pero antes, despidámonos de la Plaza de San Francisco con las siguientes visitas.

viernes, 27 de mayo de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID LXXXIII: EL JARDIN DE SAN FRANCISCO.

 


El grupo escultórico "El sueño de San Isidro" con el que abro este paseo, representa a San Isidro dormitando sobre un yugo de yunta de bueyes, algo tan típico en un agricultor, con un ángel que lo custodia y protege a su cabecera mientras agarra con fuerza el arado; de esta forma se quiere referir el atribuido milagro del Santo que se encontró todo el trabajo hecho mientras rezaba, un gran incentivo para orar, claro que sí, aunque efectivo parece ser que sólo le fue a Isidro. La ubicación del conjunto escultórico hace que las figuras resalten sobre el cielo de Madrid precisamente dando la espalda al lugar donde se ubica la Ermita del Santo al otro lado del río Manzanares, hacia el que desciende el talud que se crea tras la valla. Obra realizada en piedra caliza por el escultor Santiago Costa i Vaqué (Mora de Ebro, Tarragona, 02/08/1895 – Tolosa, 03/02/1984) que en compañía del arquitecto Víctor D'Ors (Madrid, 1909 -1994), hijo del filósofo Eugenio D'Ors, ganaron el concurso para realizar en 1943 la fuente en conmemoración del doscientos aniversario del nacimiento de Juan de Villanueva, la cual podemos admirar hoy en el Paseo de Camoens en el PARQUE DEL OESTE (la vimos aquí). A dicha fuente la acompañaban cuatro grupos escultóricos cuya inspiración debía ser la historia y espíritu de Madrid, todo el conjunto estuvo en la Glorieta de San Vicente hasta 1994, cuando se instala allí la réplica de la famosa puerta de Sabatini (de la que hablamos aquí).