Vamos a hacer un paseo que nos dará a conocer la estrecha conexión entre La Elipa, Vicálvaro y el CEMENTERIO DEL ESTE, cuya extraña relación surge en 1880, cuando se decide levantar una Necrópolis (del griego "necrós" y "pólis", o sea, ciudad de los muertos) fuera de Madrid tal y como decían las ordenanzas recién estrenadas al respecto. La idea ya se venía pergeñando desde que Carlos III con sus ideas avanzadas llegó a España para ser Rey y consideró poco higiénicos los enterramientos dentro de la población, pero la Iglesia Católica no vio con buenos ojos que le quitaran ese privilegio religioso y... ¡económico! José I Bonaparte (otro rey que llegó de fuera) impulsó la construcción de diversos cementerios en lo que entonces era campo tras las diversas cercas y murallas de Madrid. Y fue con Alfonso XII con el que se iniciaría esta gran obra que ya visitaremos en su día, lo que nos interesa ahora es que Vicálvaro, un pueblo independiente y de amplio territorio, fue el que aportó el lugar, vendido que no regalado, para la Necrópolis, mucho más pequeña de lo que conocemos hoy. Eso sí, La Elipa tenía su propia entidad que conserva como historia íntima e identidad propia reforzada con su desarrollo posterior.