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viernes, 10 de noviembre de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CXXXVIII: LA PLAZA DE LA MONCLOA.



La actual plaza de la Moncloa recibe su nombre del Real Sitio de la Monclova, cuyo origen se encuentra muy lejos de aquí al menos en cuanto al nombre, exactamente en el Castillo de la Monclova cercano a Écija que seguro que habéis visto si fuisteis por la carretera N-IV, actual A4. Datan sus restos más antiguos del siglo XIV, que son la torre del Homenaje y parte de la muralla, aunque en un friso de la entrada puede leerse "se acabó en 1668", supongo que en referencia a una de sus ampliaciones, estando muy relacionado con del Ducado del Infantado. Actualmente es una finca agrícola pero también para la celebración de eventos, bodas o lugar de vacaciones. Felipe III crea el título de Condado de la Monclova en 1617 a favor de Antonio Portocarrero y Enríquez de la Vega, el cual diez años después hereda una huerta en Madrid ubicada fuera de los límites de la ciudad, conocida como "huerta de la Monclova", fruto de la adquisición de terrenos efectuada por su suegra. Colindante a ella, adquirió una huerta el Conde de Sora a su antiguo propietario, el contador Antonio Salinas que se llamó "huerta de Sora". Ambas fueron adquiridas en 1660 por Gaspar de Haro y Guzmán favorito de Felipe IV, entre otros diversos títulos y alcaldías, en la que se construyó un palacete en lo más alto de la Huerta de Sora, con profusión de pinturas en sus paredes tanto interiores como exteriores. Su heredera, Catalina de Haro, perteneciente a la casa de Alba por matrimonio, vendió al poco las fincas por separado: la Monclova a Francisco de Agemir en 1694 y la Sora fue de mano en mano hasta que en 1734 recayó en los marqueses de Guerra que la llamaron "huerta de Guerra", nombre que cambiaría por el de "huerta de Alba" cuando volviese a poder de la famosa duquesa, musa de Goya, que al igual que sus antecesores la cuidó y adornó aún más dotándola de nuevos servicios como un tejar, mantequería, corrales y la adquisición de otros huertos por la zona. Y llegamos a Carlos IV la creación del Real Sitio de la Florida tal y como contamos en su momento (ver aquí), entre otras con la finca La Monclova que el muy "vivo" Godoy adquirió en 1792 para regalársela al rey aunque a cambio de otros terrenos en Aranjuez. En 1802 Carlos IV completó el Real Sitio con la compra de la huerta de Alba a la familia propietaria, encargando la redecoración del Palacio. A la llegada de las tropas invasoras francesas, se usó como residencia particular de Murat y también la usó José I. A finales del siglo XIX la finca se desgajó de la Corona y pasó al Ministerio de Fomento que restauró el Palacio en 1929 con la idea de dedicarlo a museo. Durante la Guerra Civil sufrió los rigores del conflicto y acabaría derruido quedando sólo en escombros, en su lugar luego se construiría el actual Palacio de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno desde 1977, con la creación de jardines a cargo de Cecilio Rodríguez.

jueves, 17 de marzo de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID LXXIV: EL REAL SITIO DE LA FLORIDA Y LA PUERTA DE SAN VICENTE.



La actual glorieta de San Vicente con la Puerta del mismo nombre en el centro, era más o menos el acceso que había al REAL SITIO DE LA FLORIDA, creado por Carlos IV, desde el cual salía de Palacio para dirigirse hasta El Pardo o a donde él quisiera que para eso era Rey, acompañado por su cara esposa doña María Luisa de Parma, la cual fue la verdadera instigadora de la creación de un pasillo por donde circular sin tener que para a cada paso y asomarse a saludar al pueblo que la vitoreaba, ¡encima! La puerta no ha estado siempre donde la vemos, hubo un tiempo que se situaba más cerca de la actual estación. Enfrente mirando al Río se ubicó en su momento el Asilo de las Lavanderas, institución benéfica promovida en 1871 por la reina María Victoria dal Pozzo della Cisterna, esposa de Amadeo I de Saboya conocida como "la Rosa de Turín"; atendido por las Hijas de la Caridad tenía un marcado carácter benéfico pues permitía a las mujeres que iban a lavar al río, dejar a sus hijos allí mientras ellas hacían su tarea y, además, contaba con seis camas para atender a las enfermas; se mantuvo en servicio hasta 1936 cuando debido a su situación cercana al frente de guerra acabaría destruido, aunque en 1946 se refundó como Casa de Caridad entre el Paseo Imperial y el de Pontones y permaneció hasta el inicio de los 70 del siglo pasado, reconvirtiéndose dos décadas después a servicios municipales.

jueves, 8 de octubre de 2020

SERIE PARQUES Y JARDINES DE MADRID XIX: AMANECER DE LA DEHESA DE LA VILLA, BREVE HISTORIA (1ª zancada)





¿Es una "dehesa" la Dehesa? ¿Es "de la Villa" o "de Amaniel"? Si miramos lo que la RAE define como DEHESA, veremos que habla de un lugar de pastos con encinas, alcornoques y similares. Si hoy paseamos por la DEHESA DE LA VILLA nos encontraremos con Pinos más que nada, zonas de jardín, Cedros, Cipreses, Almendros... alrededor de caminos, y desperdigados con Acacias, Chopos, Olmos, Fresnos, Plátanos... y también algunas Encinas, entre otros lugares en la antigua carretera donde hubo una buena replantación de ellas. Hay que tener presente que la madera de Encina y familia es muy apreciada para hacer fuego y carbón, así que su apreciado uso condujo a una explotación excesiva que se vio agravada por la lentitud de crecimiento de esta especie. Su ausencia en terrenos donde era dominante fue compensada plantando Pinos que crecen mucho más rápido y favorecen los pastos. De éstos se conoce su aprovechamiento por arrendamiento en tiempos remotos, favorecidos por la humedad y la sombra, hoy existen gracias a la implantación de jardines; igual ocurría con la Retama, hoy desaparecida, cuya explotación se hacía por subasta y de forma controlada. Así pues, la palabra Dehesa no está mal usada, pues su sentido también alude a un terreno conservado o protegido para el pastoreo, además, existen más dehesas donde predomina el Pino, árbol nada desdeñable, también típico de la Península y de toda la zona mediterránea. La Encina, hoy es un monumento que se cuida y se vuelve a plantar en numerosos lugares, no olvidemos la Encina centenaria de la QUINTA DE TORRE ARIAS (pincha aquí) o las dos Encinas gemelas incluidas en la SENDA ECOLÓGICA de PRADOLONGO (pincha aquí), por poner sólo dos ejemplos.