CARTUJO
Entrégate a Dios, dijeron. Haz de tu vida un sacrificio, dijeron. Ora et labora…
Yo, que no paraba de hablar nunca, elegí este lugar para mayor sacrificio. 364 días en silencio y solo uno para expandirme. Y justo cuando llega, aparece el padre prior y nos dice que estamos confinados por orden del Gobierno.
- ¿Confitados? -pregunta el hermano Gregorio, que como ya es centenario, le permiten hablar.
- Confinados -responde el prior- Así que todo el mundo a su celda y no se hable más.
¿Por qué me haría yo cartujo y no misionero, o sacerdote, por ejemplo?
DIA 10
Día 10 son las 3 de la tarde ¡a comer! ¡No tengo hambre! Me he hecho un curso on line sobre ganchillo, otro del “huerto en casa” (por lo que pueda venir), la pintura holandesa en el Prado, escritura creativa, me he visto 6 capítulos de esa serie que grabé hace un año y nunca tengo tiempo para ver…
Vale, como, pero no tengo ganas, aunque la ansiedad me hace devorarlo. Una siesta para compensar. Me despierto abrazado al pomo de la puerta de la calle, he tenido otra pesadilla, estaba “confinado”. Es la hora de aplaudir, allá voy.