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sábado, 14 de diciembre de 2024

PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CLXXXII: LA ELIPA (I) Y EL CEMENTERIO DEL ESTE.


Vamos a hacer un paseo que nos dará a conocer la estrecha conexión entre La Elipa, Vicálvaro y el CEMENTERIO DEL ESTE, cuya extraña relación surge en 1880, cuando se decide levantar una Necrópolis (del griego "necrós" y "pólis", o sea, ciudad de los muertos) fuera de Madrid tal y como decían las ordenanzas recién estrenadas al respecto. La idea ya se venía pergeñando desde que Carlos III con sus ideas avanzadas llegó a España para ser Rey y consideró poco higiénicos los enterramientos dentro de la población, pero la Iglesia Católica no vio con buenos ojos que le quitaran ese privilegio religioso y... ¡económico! José I Bonaparte (otro rey que llegó de fuera) impulsó la construcción de diversos cementerios en lo que entonces era campo tras las diversas cercas y murallas de Madrid. Y fue con Alfonso XII con el que se iniciaría esta gran obra que ya visitaremos en su día, lo que nos interesa ahora es que Vicálvaro, un pueblo independiente y de amplio territorio, fue el que aportó el lugar, vendido que no regalado, para la Necrópolis, mucho más pequeña de lo que conocemos hoy. Eso sí, La Elipa tenía su propia entidad que conserva como historia íntima e identidad propia reforzada con su desarrollo posterior.


En la Edad Media, por poner una fecha, Vicálvaro (que visitamos a lo largo de varios paseos aquí) comprendía los concejos de Vicálvaro, Ambroz y La Torre del Campo, además de contar con el llamado despoblado de San Cristóbal, más tres Señoríos: La Elipa, La Encomienda de Moratalaz y el Monte de Coslada, dedicados a explotaciones agrícolas como la vid o el trigo. En el caso que nos ocupa, se cuenta que fue en el siglo XVII cuando los señores de Luján reclamaron dicha finca para reafirmar su rancio abolengo cara a un título nobiliario que les concedería Carlos II en 1670, sin que haya documentación que lo demuestre, si bien se dice que fue una concesión del rey a Miguel Ximénez Luján, el cual acompañó a doña Leonor, hija de Pedro IV de Aragón, cuando vino para casarse con don Juan I de Castilla. El origen de la finca se cifra entre 1212 y 1219, algo más de un siglo antes de dicho acontecimiento. De hecho los Luján son una familia noble de procedencia oscense que se establecieron en Madrid, y de la que aún se conserva la Casa y Torre de los Lujanes en la plaza de la Villa, una de las construcciones más antiguas en pie de Madrid. El caso es que parece ser que don Miguel Ximénez nombró la finca en honor a su esposa Phelipa de Vargas, otro apellido que también nos trae sabor a terratenientes del medievo.  


En 1890 toma posesión como alcalde de Madrid Faustino Rodríguez-San Pedro Díaz-Argüelles, más conocido por éste último apellido, el cual decide plantar más de 50.000 árboles en el entorno de la Necrópolis, no sé si por tapar la vista o por higiene, pero de ahí es de donde procede seguramente el actual PARQUE DE LA ELIPA, cuya nómina de arbolado según la web municipal es:

Superficie: 14.4715 m2

Árboles: 6.900
Pino carrasco 47%
Pino piñonero 38%
Encina 15%


En mi reciente visita comprobé cómo se están reformando los paseos. El parque cuenta con un gran mirador hacia Madrid desde el que "el Pirulí" de la Tve parece accesible sobre el PARQUE DE LA QUINTA DEL FUENTE DEL BERRO (ver aquí), del que le separa la M30. En ese mismo lugar cuenta con una amplia zona de juegos infantiles, pista para mascotas un poco más abajo y otras canchas de juego con vallado perimetral alto. La M23/R-3 transcurre por el lateral haciendo de frontera con Moratalaz, paralelo a la cual va un sendero pegado a las tapias del Cementerio que ya contempla aquí su ampliación de 1955, quizá arrancada al antiguo Pinar de Argüelles, lo que ha sido una constante durante su historia. El Pinar tiene una doble función de ocio y de protección contra la contaminación proveniente de las autovías citadas que lo circundan. Los vecinos reclaman la consideración de Parque Forestal, menos urbanización y más jardinería. Además y como se ve en la foto superior, lo atraviesa un carril ciclista y peatonal que enlaza un poco más arriba con el ANILLO VERDE CICLISTA (si quieres conocerlo, pincha aquí).

En su interior se encuentra el Huerto Urbano de La Elipa y frente a él, un curioso Hotel de Insectos y varios árboles frutales. Asentamiento de traperos que bajaban a Madrid para recoger la basura y aprovechar lo aprovechable, cruzando el arroyo del Abroñigal que sería soterrado bajo la M30 en los años 70 del siglo XX, fue lugar donde la población comenzó a crecer con la migración desde otras regiones españolas. Y ante ese problema, en los años 50 comenzó la construcción de colonias siguiendo el modelo de las U.V.A., los Poblados de Absorción o los Poblados Dirigidos, algunos de los cuales aún se conservan y en algún caso de forma laberíntica. Sin embargo, no sería hasta la llegada de los Ayuntamientos democráticos, en la década de los 80, cuando se asfaltaron numerosas calles que permanecían de tierra y, sobre todo, barro.


Tras cruzar el parque, nos ubicamos ante la avenida de las Trece Rosas, al otro lado de la cual se encuentra el CEMENTERIO DEL ESTE a la altura de la última ampliación realizada a partir de los años 55 del siglo pasado, el nombre le viene dado en recuerdo de 13 jóvenes fusiladas en las mismas tapias tras la Guerra Civil española por el ejército rebelde y ganador de la contienda, 13 entre las más de 2.600 ejecuciones documentadas que se conocen. De este hecho ya hablamos en un anterior recorrido (ver aquí) y sobre la ampliación del Cementerio, hablaremos en un futuro paseo, así que vamos a volver por dicha avenida hacia dentro del barrio, pues al otro lado, están las carreteras citadas y Moratalaz.


Nos vamos a detener en la zona de la entrada principal al CEMENTERIO DEL ESTE. Allí hay unos jardines de amplias praderas de verde césped donde algunos Cedros, Palmeras y, sobre todo, el Plátano de Sombra hace justicia a su apellido, algunos bancos permiten el descanso, las mascotas disfrutan corriendo y jugando y, además, sirve de aislante del ruido de la calle frente a la obra monumental de la Necrópolis con su impresionante portada que vemos en la foto de portada de esta Zancada y que describiremos al detalle en un próximo paseo, porque en realidad, todos estos jardines y hasta el mismo Cementerio están fuera del barrio de La Elipa, el cual seguiremos visitando en un próximo capítulo.

No obstante y por distinguir cómo el Cementerio se ha aislado de las viviendas colindantes, me gustaría que visitáramos juntos dos parques. El primero es el PARQUE DE ARRIAGA que se encuentra sobre el talud de la calle del mismo nombre y la avenida de Daroca y que comienza en una esquina de la rotonda anterior, plaza de Agustín González. Según la web municipal, goza del siguiente servicio:

Superficie: 52.896 m²
Árboles: 928
Pino piñonero 18%
Olmo común 13%
Arce 10%
Pino carrasco 7%

Arbustos: 73
Tuya oriental 25%
Agracejo 10%
Evónimo 10%

Macizos arbustivos: 4.882 m²
Espino de fuego 17%
Pitosporo 9%
Bambú dorado 9%

Cuenta con una gran fuente del estilo de las vistas por el barrio ya: una serie de surtidores verticales sobre un vaso circular sin más complicación. Además cuenta con equipamiento infantil y pistas para la práctica deportiva a lo largo de todo su recorrido en una franja de jardín fácil de visitar pues alterna superficies de arena con superficies de césped, con distintas especies de árboles como ya hemos visto entre Pinos, Abetos, algún Ciprés, Arizónicas y otras especies ornamentales típicas de parques y jardines como Pruno, Árbol del Paraíso, etc. Todo él está recorrido por un circuito asfaltado que, salvo por deficiencias por mantenimiento, lo hacen accesible. Tiene desniveles como hemos dicho, que se salvan con rampas y escaleras, creando miradores sobre el horizonte de lápidas. 

Y se prolonga hasta llegar a las tapias de los antiguos CEMENTERIO CIVIL y HEBREO, tras los cuales encontramos el pequeño PARQUE DE LOS TILOS, una cuña ajardinada con un singular emparrado, murete de ladrillo para salvar los desniveles y amplia zona de juegos infantiles donde predomina esta especie, además, la nómina reflejada en la web municipal es la siguiente:

Superficie: 19.931 m2
Árboles: 342
Tilo de hojas grandes 67%
Olmo común 13%
Ciruelo rojo 7%
Plátano de sombra 3%

Arbustos: 12
Adelfa 25%
Pitosporo 25%
Agracejo 17%

Macizos arbustivos: 1.049 m2
Rosal 29%
Cotoneaster 14%
Cineraria gris 12%

El segundo que os propongo es el PARQUE DE LA ALMUDENA, un espacio en desnivel que ajardina una franja aislando al Cementerio. Según la web municipal, esta es su nómina de datos oficiales, aunque hay que decir que se aprecia cierto abandono:

Superficie: 33.443 m²
Árboles: 1.022
Ciruelo rojo 22%
Plátano de sombra 19%
Olmo común 16%
Castaño de Indias 16%

Arbustos: 310
Adelfa 40%
Bola de nieve 10%
Aligustre del Japón 9%

Macizos arbustivos: 3.226 m²
Espino de fuego 27%
Evónimo 20%
Aligustre del Japón 14%

Sólo añadir como final a nuestro primer paseo por este barrio condicionado por el Cementerio, que frente a este Parque se abre un gran espacio natural que es continuación paisajística del parque forestal de La Elipa que vimos al principio, pegado a las tapias de la Necrópolis, seguramente mantenido así como reserva para una posible ampliación a futuro. De hecho, en él figura el crematorio desde los años 70 del siglo XX.


@ 2024, by Santiago Navas Fernández

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