A primeros del siglo XX se prodigó una costumbre consistente en crear colonias militares en torno a las zonas de acuartelamiento. Enfrente de la actual Universidad podemos ver en pie la correspondiente Colonia del Cuartel de Vicálvaro, consistente en casitas bajas de una planta generalmente, encaladas y rodeadas de jardín; cuanto mayor la casa, más alto el rango de su ocupante. Ocupa una cuña entre la avenida de Daroca con la calle Gallo y el Camino Viejo de Vicálvaro. Por cierto ¿de dónde procede el nombre del Distrito y antigua población? La teoría más idónea une el origen del nombre a la palabra latina “vicus”, es decir, “aldea” (o sus derivados). Y se acompaña de la palabra "albus", es decir, "blanco", que quizá se deba a las canteras existentes; también se cita como segunda palabra "alvar" o Álvaro, de indudables raíces musulmanas, en alusión a algún personaje que se llamara así y tuviera aquí ubicada su hacienda (barrio/hacienda de Alvar/Álvaro). Ya rizando el rizo hay quien deriva esa teoría hacia un tal Oviedo Álvaro, "Ovicus Alvar", el cual tendría tierras tras 1085, confirmando el cambio tras la caída del reino morisco de Toledo en esos años y su repoblación y/o reconversión, de ahí derivaría al paso de los años en VicusAlvar, Vic-alvar-o, etc. Que cada cual escoja qué le convence más.
Y justo enfrente también como decía, pero haciendo esquina con la calle de San Cipriano, nos encontramos con el JARDIN DE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES, que cuenta con un monumento dedicado a este cuerpo que estaba formado por voluntarios de países extranjeros que quisieron venir a España a luchar al lado de las tropas republicanas, como apoyo a la legalidad vigente y ya que los gobiernos de los países considerados democráticos, se negaron a luchar contra el naciente fascismo que invadía Europa desde Alemania e Italia y que estaba llegando a España y Portugal también. El monumento similar a otros que hay por Madrid (vimos uno en la Ciudad Universitaria, por ejemplo, pulsa aquí), fue inaugurado en 2017 con presencia de delegaciones de 14 países. En sus jardines encontramos también la Fuente de San Cipriano que consta de un gran vaso circular del que se levanta un surtidor central y otros a su alrededor que arrojan sus chorros hacia el centro. Además encontramos una amplia zona de juegos infantiles y para mayores, así como una Residencia y Centro de Día en un lateral, ocupando un edificio que también cuenta con cierta antigüedad dedicado en su tiempo a estancias militares. En cuanto al arbolado podemos disfrutar de Acacias del Japón, Olmos de Siberia, Aligustres, Almez, Castaños de Indias, falsas Acacias, etc.
A continuación podríamos bajar por la calle de la Fuente de Arriba que ya nos va a descubrir por qué se llamaba así. Vicálvaro contaba con diferentes fuentes y algún lavadero en las zonas donde se podía encontrar agua, hay que tener en cuenta que el territorio está en alto sobre la cota general y aunque se originaban arroyos que caían hacia la cuenca del Manzanares o del Jarama, aquí nacían, así que había poco caudal. En la plaza que existe esquina con la calle de los Gallegos, había un gran lavadero que según cuentan en la Asociación, se encuentra enterrado en el centro a pesar de que en su momento se intentó que quedase como testimonio de la vida antigua, donde se iban a lavar a mano las ropas, en invierno rompiendo el hielo. Y de eso hay testigos que aún lo pueden contar. Era la Fuente y Lavadero de los Cinco Caños conocida desde 1686 al menos y que era parte de un viaje de agua que llegaba hasta Vallecas. Allí desemboca la calle del Cristo de la Guía, pues muy cerca tenía su Ermita correspondiente, como ya conté en otra Zancada esas Guías eran las que señalaban a los caminantes un lugar de parada, donde una Ermita o una Cruz de Humilladero invitaba al rezo implorando la protección del viajero. La Ermita fue derruida en 1925 tras el hundimiento del tejado, posteriormente doña Dolores Hernández financió su reconstrucción como Iglesia. La Cruz se reubicó en la calle Casalarreina, delante de la Parroquia, conservando las originales inscripciones en el pedestal de piedra que sostenía una cruz desaparecida y sustituida por la que vemos, levantada en 1680 gracias al impulso de un vecino llamado Francisco Pinilla.
Seguimos bajando por el antiguo rastro del arroyo pero también de la línea del viejo tren de Arganda, no en vano un poco más adelante se encuentra la calle del Apeadero (por algo se llamará así digo yo ¿no?) cerca de la vieja Tenería de Vicálvaro. Al otro lado de los modernos edificios se encuentra el PARQUE DE VALDEBERNARDO que vistamos en otra Zancada anterior por el Distrito, desde siglos atrás ese era el camino hacia Vallecas. Llegamos a la calle del Socorro, donde un solar vacío fue ocupado por el Asilo Hospital de Viajeros y por la Ermita de dicha advocación. Siguiendo por esta calle aún se pueden ver algunas casas que se han conservado, mejorándolas, como la de la foto superior.
Cercana a la avenida Real, que era la antigua carretera de Madrid, hoy irreconocible, se encuentra la plaza de las Mujeres, donde un pequeño Jardín y el Espacio de Igualdad Gloria Fuertes crean un remanso de solidaridad, apoyo y difusión social. Comienza en el cruce de dicha avenida con la calle del Socorro, la también calle del duque de Sevillano, pero para entender mejor el significado de las familias de renombre, es preciso adentrarnos un poco en la historia del pueblo de Vicálvaro. Vamos a ello. Aparte de una sepultura visigoda que se encontró en una zona del territorio municipal (hoy desaparecida con sus noventa sarcófagos), se supone que debido a la abundancia de sílex hubo una colonia de artesanos que trabajaban dicho material, dada la gran cantidad de utensilios encontrados y que datan hasta del Paleolítico, además del uso de elementos como el yeso proveniente de las canteras a cielo abierto de sepiolita ya comentada en los anteriores paseos por Vicálvaro.
En los alrededores llegó a haber varios poblados, como el de La Torre del Campo, La Elipa o el de Ambroz, entre otros, éste último incluso más importante durante un cierto periodo de tiempo que el propio Vicálvaro, pues contaba con abundante agua y grandes arboledas pero que, con el tiempo, fueron mermando y hacia el siglo XVIII desapareció el poblado en sí, hoy podemos encontrar cerca del lago, algunas casas que sin tener continuidad con la aldea, sí nos aproximan a cómo era de aislada la vida (en la foto sobre este texto podemos observar un trozo de pared que aún se mantiene en pié, realizado al estilo que encontramos en la Parroquia de la Antigua de Vicálvaro, combina piedra y ladrillo de barro formando un ancho muro que permite sostener grandes pesos, según consulta efectuada, era parte de la Huerta de Ambroz pero no del poblado, que se ubicaba más arriba). De la vieja iglesia de Ambroz en la Asociación citada se conserva la pila bautismal y en el viejo Ayuntamiento de Vicálvaro se usaron las columnas.
Los terrenos del pueblo siempre fueron o eriales baldíos o pequeñas explotaciones que apenas daban para el mantenimiento de sus dueños. Los primeros vestigios escritos datan de 1372 cuando unos agricultores hacen donación de viñedos a los dominicos de Madrid. Se sabe que tras la conquista de Toledo, la poca población que había tuvo que adaptarse a las cristianas creencias. Las órdenes medievales tomaron territorios en la zona como prolongación de sus posesiones manchegas y algunos nobles se establecieron por aquí, pero sin apenas repoblación, como testigo un escudo en la plaza del Ayuntamiento sobre una moderna fachada guarda una cruz de Santiago entre otros motivos (foto sobre este texto), en el Museo de Vicálvaro se conserva otro escudo de piedra salvado de los escombros de una vieja casa derruida. Términos como Encomienda de Palacios, Carrantona, Encomienda de Moratalaz, heredad de Coslada, etc. serían parte del sexmo de Vallecas donde se encuadraban estas poblaciones. En el siglo XV había un molino propiedad del conde de Barajas en el camino de Torrejoncillo donde iban a moler el grano los agricultores; la Corona tenía puestas unas cuotas de pan y grano para aportar a la población de Madrid que con cierta periodicidad debían venderles, dicha aportación fue creciendo en la medida que lo hacía el número de vecinos de la ciudad, con la dificultad de que Vicálvaro no contaba con dehesas de donde sacar la leña para las tahonas y tanto la madera como el agua debían arrastrarla hasta allí. El segundo producto del lugar era el vino. Cuando en el siglo XVII se construye El Retiro, los caminos de salida desde Madrid hacia Valencia se bifurcan por la avenida de la Albufera y otras poblaciones, quedando Vicálvaro más aislado; sin embargo, desde la capital se plantea la puesta en producción de los numerosos baldíos que allí existen, con lo que comienzan a concederse terrenos que son adquiridos de forma un poco singular por nobles y órdenes religiosas, con lo que la población propia no se ve beneficiada. Así se cuenta que nació el Mayorazgo de Tilly (conocido por la explotación de la sepiolita) mediante la acumulación de tierras por un banquero portugués, dicen que judío expulsado de su país, que se cobró la financiación de la Corona de este modo, llamado Duarte Fernández de Acosta. Similar a la historia que se cuenta sobre la venta de Vicálvaro realizada por Felipe IV, veamos: don Francisco Díaz Pimienta regresó de las Américas cargado de riquezas y en busca de inversiones, el valido del rey don Luis de Haro le convenció para que comprara una villa a orillas del mar, nada menos que Puerto Real, por la que pagó 13MM de maravedís, pero cuando quiso tomar posesión no pudo pues su título era figurativo, Puerto Real estaba demasiado cerca de Cádiz por donde entraban las riquezas como para dejar una población al arbitrio de nadie; el conflicto perduró y a la muerte de don Francisco, ofreció el monarca la villa de Vicálvaro en compensación, mucho más extensa; obviamente los vicalvareños montaron en cólera pues eran parte de la venta, el conflicto no se solución hasta 1672 cuando se compensó a la viuda de Díaz Pimienta con el marquesado de Villa Real, tasado en 28.000 ducados.
El pueblo pues, estaba formado por trabajadores agrícolas. La clase alta eran pequeños nobles reconvertidos en terratenientes. Entre 1212 y 1219, Miguel Ximénez de Luján recibió el regalo regio de una heredad a la que le puso el nombre de su mujer Phelipa de Vargas, en la cual se basarían sus herederos para demostrar su rancio abolengo y optar a un nombramiento noble que sería el Señorío del marqués de La Helipa, título reclamada desde 1691 por Diego Esteban de Arce y Astete, esposo de Teresa Juan de Luján y Zúñiga, heredera de los conocidos señores de Luján, claro (¿os suena lo de Zúñiga?, lo vimos en la historia de Barajas también). Y ahora recuperamos lo que decíamos más arriba: en 1854 se crea el marquesado de Sevillano por Isabel II en favor del ya marqués de Fuentes de Duero que lo era desde 1846, don Juan de Mata Sevillano Fraile-Pérez y Martín (Vicálvaro, 09/02/1790 - Madrid, 15/02/1864) banquero, militar, político y que fue ministro de Hacienda (leer biografía en Real Academia de la Historia), con distinción de Grande de España, debido a sus aportaciones durante la guerra carlista y la Vicalvarada. Era hijo de Ezequiel Sevillano y Feliciana Fraile, afincados en Vicálvaro; casó con su prima María Sevillano Mocete, la hija de este matrimonio, Nicolasa Sevillano y Sevillano, casó con Benigno Mendinueta y Mendinueta, conde de Goyeneche, pero al morir sin descendencia el título pasó a su hermana Nieves Sevillano y Sevillano que ya ostentaba el título de marquesa de Fuentes de Duero; ésta se casó con otro heredero de rancio abolengo, don Diego Desmaissières y López Dicastillo y Olmeda, conde de la Vega del Pozo (título otorgado en 1784 a su abuelo Manuel López de Dicastillo y Alfaro) y marqués de los Llanos de Alguazas, de este matrimonio nacería la heredera de tantos títulos nobiliarios dichos, doña María Diega Desmaissiéres y Sevillano, sobre la que vamos a incidir pues fue una dama muy querida en el pueblo debido a sus numerosas obras de caridad y a su generosidad con todo el mundo. Fue sobrina de la que sería Santa María Micaela con el tiempo, y heredera de una amplia fortuna la cual dedicaría a obras de caridad como he dicho, tenía un Palacio con un gran jardín de estilo versallesco en el pueblo (una calle nos lo recuerda), pero finalmente se afincó en Guadalajara donde construyó un vistoso Panteón entre 1812 y 1916 que debía ser parte de un gran complejo educativo que nunca se llegó a realizar, murió repentinamente en un viaje médico a Burdeos. El Ayuntamiento de Guadalajara la había nombrado en 1888 hija adoptiva, además realizó un gran homenaje en su entierro y dedicó un busto en un lugar destacado junto con otros 8 personajes ilustres más, mientras en Vicálvaro pervive su recuerdo en varias calles del centro como la de Duque de Sevillano, Conde de la Vega del Pozo, Jardín de la Duquesa, etc. Al fallecer sin descendencia sus títulos han quedado sin reclamar, subsistiendo sólo el de Conde de Vega del Pozo, rehabilitado en 1969 por Fernando Fernández-Cavada y París.
La prolongación de la calle Duque de Sevillano nos lleva hasta la calle de San Cipriano, eje comercial actual y que fue parte de la gran finca que este noble consiguió reunir. Enfrente casi están los JARDINES DEL DUQUE DE AHUMADA, entre los bloques de la vieja colonia de casas de las "mil viviendas". Consta de una curiosa fuente, zonas infantiles, áreas para mascotas, bancos y zona deportiva. Es un pequeño remanso de Pinos a los que acompañan algunos Plátanos orientales, Arces negundos, Manzanos, Ciprés, Ciruelos, etc. de cuyos datos oficiales en la web nos hacemos eco:
Superficie: 5248 m2
Árboles: 112
Pino piñonero 40%
Plátano de sombra 35%
Aligustre del Japón 36%
Arce negundo 8%
Arbustos: 112
Forsitia 83%
Aligustre del Japón 17%
Macizos arbustivos: 541 m2
Adelfa 73%
Pitosporo 15%
Evónimo 5%
Tiene reflejo en el cercano PARQUE MUNICIPAL DE EL MADROÑO junto al Centro Cultural del mismo nombre y la Biblioteca de Vicálvaro, enfrente de la Universidad, donde destaca la presencia de Aligustre del Japón y Plátano oriental más que nada.
Saliendo de frente por la calle Ambroz nos dirigimos a la calle Villablanca, ajardinada y con un excelente bulevar central arbolado. Enfrente está la barriada del Anillo Verde, levantada hacia los años 80 sólo se construyó en un 20% de la parcela que ocupa destinando el resto a zonas verdes, deportivas y de servicios residenciales. Mezcló la casas bajas con edificios de cuatro alturas máximas y de promoción pública y protección oficial. Su estructura lineal mantiene en el centro un edificio circular y a los extremos se levantan dos plazas: la de Ceres (diosa romana de la agricultura) y la de la Juventud. Y el recinto Ferial en la parte más baja con gran espacio y un impresionante escenario cubierto, el que se ve en la foto sobre este texto.
Las dos esculturas que se encuentran frente al edificio circular son de 1990, elaboradas en piedra revestida. La primera titulada Leda y el Cisne representa a la joven esposa del rey de Esparta, Tindaréo, abrazando al animal cuya forma adoptó Zeus para seducirla. La segunda se titula Niños con Cisnes y representa a dos angelotes, uno de pie y otro sentado, abrazando cada cual a uno de estos animalitos. Esta segunda está sobre una plancha de piedra que se apoya en cuatro cuadrados de granito y la primera está enmarcada entre cuatro pilotes y un cerco de piedra enterrada, ambas sobre una base solada de adoquín que en su origen fue una lámina de agua. En ambos figura como autor Mapelli el largo, arquitecto (Madrid, 1900 - León, 1980).
Una característica de Vicálvaro es el nombre de sus calles, a través de las cuales podemos imaginar lo que hubo en su entorno. Así Juego de Bolos se refería a un lugar para tal entretenimiento que tenía una gran inclinación. Horno de Labradores, Rastro, Cruz del Carnero, Fuente de San Jorge, Cruz de la Misa, Canteras de Tilly, Fuente de San Pedro, etc. hablan por sí solas, pero como cuentan las crónicas, tras la controvertida incorporación en 1951 del pueblo a Madrid y la desaparición como Ayuntamiento independiente, se aplicaron nombres de lagos por doquier a sus calles, pues muchas coincidían con nombres que ya existían en Madrid que, al ser la absorbente, no iba a renunciar a su derecho ¿no? Vamos a ir a la plaza del viejo Ayuntamiento, hoy Junta de Distrito, cuyo viejo edificio fue derribado en los años 70 del pasado siglo XX sin dar tiempo ni a un recurso para conservar la histórica construcción datada en el siglo XVII, usando la columnata de la iglesia que existía en Ambroz y que había sido remozado en 1947. La absorción sentó muy mal a los vicalvareños, cuya identidad estaba consolidada y ya eran un pueblo próspero con sus propias tradiciones. Para compensar se instaló en el horrible edificio de ladrillo que hoy podemos ver, un Parque de Bomberos entre 1979 y 1981 que sería trasladado al Puente de Toledo, dejando a la zona sin este servicio presencial, sustituido por Protección Civil, que también desaparecería al poco.

Destaca en el centro de la ajardinada plaza la estatua del médico don Antonio de Andrés, realizada por el escultor madrileño Emilio Laíz Campos (1917-1983) y el arquitecto Vicente Baztán Pérez, levantada en 1975 por iniciativa popular en bronce sobre una plataforma de cemento ubicada en medio de una fuente, a los laterales presenta relieves en placas metálicas con representación del viejo Ayuntamiento y antigua iglesia parroquial. El homenajeado aparece de tamaño natural en actitud de paseo, vestido con traje y bufanda y portando un pequeño maletín, seguramente en el ejercicio de sus funciones. Antonio de Andrés nació en Madrid en 1888, estudió medicina con Ramón y Cajal, quería ser cirujano pero la necesidades familiares le llevaron a ejercer en la Fundación Jiménez Díaz hasta que se trasladó a Vicálvaro circunstancialmente, pues allí había un médico que se negó a poner una vacuna infantil y la peste se llevó a 33 niños, por lo que los lugareños le acusaron de negligencia; así que algunos vecinos más pudientes buscaron otro médico y contrataron a don Antonio que se trasladó al pueblo de modo particular y poco a poco se fue ganando la confianza del resto de vecinos a los cuales atendía aceptando pagos en especie cuando no podían hacerlo con dinero; con el tiempo pasó a ser nombrado el médico de Beneficencia del pueblo en la nómina municipal, como así del escaso Seguro médico y al mismo tiempo, de forma particular pero siempre con una constancia y entrega infinita. En 1973 falleció y dos años después se erigió la estatua en su honor. Hoy la plaza está ajardinada y conserva el sabor de pueblo en algunas casas que a duras penas se conservan, como una antigua tahona reconvertida en bar. Arbolada con falsas Acacias, Acacias del Japón y algún Pino.
Bajamos por el callejón que se abre en un extremo para llegar a la Parroquia de la Virgen de la Antigua. Lo primero que nos encontramos es la capilla del Pilar, levantada para albergar la carroza de la Virgen. El edificio que conocemos ahora es una construcción datada entre 1592 y 1620 que tenía el fin de dar cabida a la numerosa población de Vicálvaro y alrededores que acudía a las misas en una iglesia mucho más pequeña. Existía entonces el Humilladero de la Santa Vera Cruz y la Ermita de San Sebastián, ambas desaparecidas actualmente. Está rodeada de varias especies como el Aligustre del Japón, Olmo de Siberia, Cedro, Arce, Álamo, etc. y algunos pequeños jardines bajando hacia la calle de la Huerta del Convento, cuyo nombre ya nos indica cuál es la procedencia de los terrenos, tal vez por eso encontramos por allí algunos Olivos, junto a la colonia de edificios de Pio XII. Al inicio del siglo XVII, el párroco de la Antigua, Domingo Álvarez, dejaba constancia escrita de la existencia de 400 vecinos en Vicálvaro y una decena en Ambroz, existiendo una iglesia y tres ermitas (Soledad, Socorro y Cristo de la Guía en el camino a Madrid), confiesa desconocer el origen de la población pues carece de castillo o escudo de armas; dedicándose sus moradores a la agricultura por ser tierra llana, destacando cereales y uvas; apunta que carecen de manufacturas, industria o fábricas y da como dato la existencia de un maestro, un Hospital para transeúntes hacia Madrid, pero no hay comercios y algunos habitantes extraen yeso, paja y piedra que venden a la capital. Cita también un edificio de guardias españoles con pabellones donde aprenden a leer.
Bajando llegaríamos a la Colonia Valderribas que es una zona acotada y ajardinada de casas bajas que fue residencia de los directivos de la fábrica de cementos allí instalada, vecina de donde hoy podemos encontrar altos y modernos edificios de ladrillo que sustituyeron la importante presencia de dicha fábrica, de la cual, junto con el PARQUE LINEAL DE VALDERRIBAS hablamos en la primera Zancada por Vicálvaro (ver aquí). El siglo XX destaca por la expansión industrial, a la cementera acompaña el pedernal de sílex de Tilly que se lleva hasta La Felguera para su uso en la empresa Duro Felguera, la cual acabará siendo propietaria de la explotación. El comercio se desarrolla en torno a la calle de San Cipriano. Otras industrias relacionadas con el ladrillo, la cerámica, etc. se instalan en los alrededores mientras la agricultura sigue manteniéndose (el barrio de las mil ubicado en el entorno de la calle Villajimena se levantó sobre las antiguas eras a mediados del siglo). Pero la crisis de los setenta detuvo la industrialización y atrajo el desempleo cuando ya Vicálvaro se había constituido en el segundo cinturón industrial de Madrid. El desempleo llega al 20% de la población.
Vamos a tomar la calle del Jardín de la Duquesa y regresar a San Cipriano para buscar el Cementerio Municipal, que data de 1817, el segundo más antiguo de Madrid. El otro cementerio de Vicálvaro se comenzó a construir en 1867, es el de La Almudena, por entonces término municipal propio pero como servicio a Madrid, por lo que se pidió una compensación en forma de renta a lo que la capital dijo que nones y se optó por la linda solución de expropiar el terreno y anexionarlo a Madrid: "¡y aquí paz y después gloria!" nunca mejor dicho. Este crecimiento y expansión capitalino ya había tenido otras consecuencias como que la masiva llegada de inmigrantes dio lugar a la creación de barrios nuevos dentro del término de Vicálvaro, como ejemplo podemos citar Pueblo Nuevo, el Carmen, Bilbao, La Elipa, Moratalaz, etc. que acabarían traspasándose a Madrid con el tiempo. Junto al Cementerio de la Antigua está el PARQUE MUNICIPAL DE SAN CIPRIANO y por detrás, en la calle Efigenia, el PARQUE LINEAL DE SAN CIPRIANO, nombres que pueden intercambiarse por Parque de San Cipriano y Parque de Efigenia, a voluntad. Disfrutamos entre ambos del Árbol del amor, Plátano de sombra, Olmo de Siberia, Consuelda, Castaño de Indias, Fresno, Árbol de la vida, Acacias, Magnolias, etc. encontramos zonas de aparcamiento gratuito, paseos de tierra y otros cimentados, zonas de juegos e infantiles, etc.

El Cementerio de La Antigua es un lugar ordenado y limpio que se levanta sobre el talud que lleva a la calle Minerva. Por desgracia ha tenido que ser protegido con "concertinas" en sus muros porque se había convertido en una tradición atacar las lápidas y celebrar fiestas en su interior, hay que tener en cuenta que está dentro de la población muy cerca del centro. Conserva en su interior el monumento a las Víctimas de la Guerra Civil levantado tras la contienda, del que sobresale un gran ángel protector en el centro de los enterramientos y junto al altar, a cielo abierto. También encontramos en un plano inferior, la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, un pequeño habitáculo de ladrillo que apenas da para guardar la imagen de la Virgen. Y por cierto, hablando de Ermitas, vamos a citar la retirada Ermita de la Virgen de la Torre a cuenta de una leyenda que nos dice por qué a los vicalvareños se les conoce como "los ahumados". Resulta que en tiempos de... (no se sabe, hace mucho) unos agricultores encontraron en el campo la imagen de la Virgen y como no estaba muy claro si aquello era de Vallecas o de Vicálvaro, pues decidieron echar a suertes quien se quedaba con la titularidad de la talla, porque el lugar de culto era la Ermita citada; así que hicieron una hoguera advirtiendo que para donde fuera el humo, no iba la Virgen... ¡y el humo fue para Vicálvaro! y de ahí el mote. Y ahora se ha convertido en lugar de peregrinación con peñas, fiesta y culto.
Llegados a este punto, sólo nos queda descender por la calle de San Cipriano en busca de la estación de Metro y Renfe de Vicálvaro-Puerta de Arganda donde finalizaremos nuestro recorrido por este Distrito con alma de población independiente. Así conocemos el PARQUE DE LA ESTACIÓN, último de nuestro recorrido. Realizado sobre la cuesta aprovechando parcelas libres, está dotado de escaleras y senderos solados, con arbolado de Plátano oriental y Olivos, Castaños de Indias, Acacias, Plátanos de sombra, alguna Encina y Peral de flor, Almendro, etc.
Aunque no perdamos de vista esa estación, volveremos algún día para conocer las zonas verdes que se están abriendo en los nuevos barrios de El Cañaveral, los Berrocales, los Ahijones, los Cerros...
@ 2022 by Santiago Navas Fernández
P.D.- Si quieres profundizar en los recorridos e historia de Vicálvaro, no te pierdas la serie de 3 capítulos:
1º.- Del Cerro Almodóvar al Parque de Valdebernardo, pincha aquí. 2º.- Valdebernardo y la Cornisa oeste, pincha aquí. 3º.- y este que has leído.
Además del dedicado a la laguna de Ambroz y la zona norte de Vicálvaro, pincha aquí.
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