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sábado, 21 de diciembre de 2024

PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CLXXXIII: LA ELIPA (y II) Y SUS JARDINES.


El desnivel existente en el talud sobre la M30 se cubrió en la década de los 80 del siglo pasado mediante ajardinamientos arbolados con Pinos generalmente, para separar las viviendas de la autovía y aislar el ruido, si bien no se consiguió en todos los casos, más tarde se instalaron pantallas, pero si paseáis por la zona comprobaréis con horror que la solución ha fracasado. De esas pequeñas zonas verdes con columpios, fuentes y zonas deportivas, surgieron pequeños jardines asociados a la calle donde se encuentran: Ricardo Ortiz y de Antonio Pirala. Y es desde ahí desde donde vamos a comenzar nuestro segundo recorrido por La Elipa.



El PARQUE DE ANTONIO PIRALA, comienza junto a la entrada por la calle de Alcalá con una fuente que lleva el mismo nombre y se dedicó al historiador experto en historia del Carlismo Antonio Pirala Criado (Madrid, 27/03/1824 - Madrid, 22/06/1903), parque que según la web municipal tiene los siguientes datos:

Superficie: 21.675 m²
Árboles: 460
Álamo blanco 23%
Olmo de Siberia 13%
Pino piñonero 12%
Paulonia 10%

Arbustos: 58
Boj 35%
Fotinia 30%
Durillo 38%

Macizos arbustivos: 3.147 m²
Hiedra 21%
Espino de fuego 15%
Griñolera 10%

En los años 80 se diseñó este espacio que al inicio de dicho cruce cuenta con varias particularidades, no se construyó hasta los años 90, exactamente en 1992 y se debe a la paisajista Myriam Silber Brodsky (Santa Fé, Argentina, 1958) estudió en la universidad israelí Ben Gurión. En Madrid obtuvo el Máster de Jardinería y Paisajismo de la Politécnica y fue profesora de Jardinería y Paisaje en la Escuela Superior de Arquitectura, además de actuar de Coordinadora de Proyectos en la Escuela de Jardinería de la Quinta de los Molinos. También realizó en Madrid el JARDÍN DE LAS TRES CULTURAS, en el PARQUE DE JUAN CARLOS I (lo vimos aquí). El diseño en este caso, es un jardín pavimentado con ladrillo al estilo de la jardinería neomudéjar, con dos fuentes en los espacios que quedaron entre la M30 y el barrio de Cyesa, la primera de ella es una serie de canales y estanques conectados por los que corre el agua rebosante de una pieza de piedra en lo más alto del Parque y la segunda es una especie de pirámide truncada de cuya cúspide escapa un manantial de agua, como se puede apreciar en la foto al inicio de esta zancada sobre el Parque. No es en vano el reflejo contra la plaza de Toros al otro lado de la autovía.


En ambos tramos ajardinados frente a la Quinta de la Fuente del Berro al otro lado, encontramos sendas pasarelas peatonales. La que está en el centro casi del PARQUE DE ANTONIO PIRALA es la conocida como Pasarela de Ramón de Aguinaga levantada en 2010 mediante una estructura metálica integrada por materiales resistentes como vigas metálicas y hormigón impreso, cuya estética le da un aspecto continuo y compacto en sus 144 metros de longitud y 5 de ancho; tanto la barandilla como sus elementos accesorios están perfectamente integrados en la estructura y no son visibles desde la vía de circunvalación, además, se han ubicado tres zonas de descanso en forma de banco y marquesina. 

Y lindando con la zona verde de la calle de Ricardo Ortiz está la Pasarela de la Paz, proyectada en los 70 del siglo pasado por el ingeniero Javier Manterola, y que destaca porque fue la primera atirantada de Madrid y la tercera que se construyó en España. Supuso un hito técnico, tanto por su diseño como por su concepto estructural. La pasarela está compuesta por un dintel formado por tramos prefabricados de hormigón pretensado que suman una longitud total de 130 metros y unas pilas con forma de A con 25 metros de altura. Ambas pasarelas conectan con caminos de los jardines y zonas estanciales de juegos infantiles, calistenia y gimnasia para mayores.


La renaturalización de la parcela entre la calle Ricardo Ortiz y la M30 fue un proyecto que se encuadró dentro de las llamadas islas de color, una forma de levantar un jardín sin darle esa categoría y ni siquiera un nombre. Este es el caso y como podemos apreciar, su construcción es de hace 4 ó 5 años. Desemboca en la entrada al barrio por la calle alcalde Sáenz de Baranda, enfrente vemos los Pinos del PARQUE DE LA ELIPA que visitamos en nuestra anterior ruta (ver aquí).


Y entre medias de ambos, obra de Pedro Monleón en 1987, se abre el PARQUE DEL MARQUÉS DE CORBERA (así nombrado en el COAM), que cuenta con unas estructuras practicadas en ladrillo que contienen zonas estanciales, emparrados y las habituales de juegos infantiles y bancos, entre arbustos y pequeño arbolado donde destacan los cipreses. Un espacio que sirve de conexión con la calle Félix Rodríguez de la Fuente y el citado Parque con Pinos.

Confluyen en una plazoleta la calle del Alcalde Sáinz de Baranda con la avenida del Marqués de Corbera y la calle de San Maximiliano, las cuales eran una sola antes de levantar la fila de edificios que las separa. El transporte en camionetas pasó a municipalizarse a través de varias líneas ampliándolas (106, 110, 210, etc.). Pero hasta 2007 no se produjo la prolongación de la línea 2 que acababa en Ventas, fue cuando se abrió la estación de Metro de La Elipa, sin embargo, la prolongación hasta Las Rosas no llegaría hasta 2011. La plaza se adorna con la Fuente de La Elipa, un vaso circular que ocupa el centro de la rotonda y sirve de orientación al tráfico, sobre el cual se levantan varios surtidores. El marquesado de Corbera es un título nobiliario creado por Carlos II en el siglo XVII que actualmente ostenta el también conde de Mayalde, hijo del que fue alcalde de Madrid que casó con la marquesa de Corvera, puede que de ahí venga la idea de nombrar así a la calle, pero obsérvese la fluctuación entre "b" y "v" que, a nuestros efectos, no tiene mayor trascendencia.

Al lado se encuentra el Dragón de La Elipa que en sus tiempos estaba hueco, los niños, entrando por la cola llegaban a la boca por donde se deslizaban por un tobogán, con el tiempo se cerró, en 2008 exactamente ante su deterioro, e incluso se planteó su derribo pero la acción de los vecinos lo evitó. Su origen está en el año 1981 cuando el alcalde Tierno Galván realiza una serie de actuaciones para dinamizar los barrios más abandonados, de hecho, no muy lejos de allí se ubicaron un pulpo, una tortuga, etc. del mismo "pelaje". El Dragón se convirtió en referente para el barrio, ubicado en un pequeño jardín que aún se conserva aunque ahora está repleto de mesas de merendero a la sombra de buenos Pinos. Es de esa época el eslogan "la Elipa si que flipa" que se encuadra dentro de la Movida Madrileña con aportación de varios grupos musicales entre los que destaca Burning, formado en 1974. Y otros de muy diferentes estilos. Asciende la avenida de Marqués de Corbera arbolada en sus respectivas aceras y con mediana donde unos arbustos van marcando el sentido del tráfico. 

A sus respectivos lados se levantan los bloques de aquellas construcciones realizadas en los años 50 del siglo pasado, como la "colonia de las 720 viviendas" promocionada por la Obra Sindical del Hogar, sencillas y abiertas, para dar cobijo a la fuerte inmigración proveniente del campo, transformando las chabolas en bloques, obra de 1962 por los arquitectos Manuel Ambrós y Alfonso Quereizaeta. Entre ellos se crearon espacios que una vez urbanizados, han dado lugar a pequeños jardines, la confluencia de bloques ha obligado a poner a la entrada carteles identificativos para encontrar el sentido de las calles pues éstas se retuercen sin lógica aparente. En la calle que lleva el bonito nombre de Santa Felicidad, encontramos el Centro Cultural La Elipa que antes fue el cine La Elipa, levantado en hormigón y con un patio de butacas en forma de embudo hacia el escenario. El edificio remodelado se encuentra junto a unos curiosos adosados y una gran plaza con bares y comercios, centro vivo del barrio, donde jardines con Plátanos de Sombra, Pinos y arbustos encuadran paseos y juegos infantiles junto a la plaza de Santa Aurelia. Como ésta hay otras áreas de descanso y juegos que paseando encontraremos entre los bloques, islas con buen arbolado que fueron diseñadas junto con el barrio, incluidas unas torres que se añadieron posteriormente al dicho proyecto. De esta misma época son otras torres que se encuentran al inicio de la calle del poeta Blas de Otero, o la de Santa Genoveva y María Teresa Sáenz de Heredia. En las fotos sobre este texto, aparece el parque sin nombre de la calle de Gerardo Cordón, entre edificios más modernos. 


La transformación del barrio también afecta a los viejos edificios, además de reforzar el aislamiento de sus fachadas, en todos o casi todos, se han instalados ascensores que generalmente se apoyan en las amplias aceras; como curiosidad, sobre estas líneas podéis ver cómo se ha decorado uno de ellos, simulando ser un castillo medieval y las puertas son realmente las del propio ascensor. "La Elipa sí que flipa". Y como quien no quiere la cosa, recordar también que hubo una gran vaquería en la zona baja de la avenida, que se mantuvo a pesar de la transformación del barrio, su espacio dio lugar a parte de lo que hoy es la calle del poeta Blas de Otero.


Y llegamos al cruce con la avenida de Daroca que pasa elevada sobre ésta que traemos. A ambos lados se ha solucionado el desnivel con zonas de jardines dotadas de pequeñas pistas, como la de patinaje o el área canina, junto con juegos infantiles y zonas estanciales.



Subiendo a la derecha nos encontramos con la plaza de Agustín González, el conocido actor español cuyos restos descansan en el cercano Cementerio. La plaza usa una gran fuente para regular el cruce de tráfico. También tiene una señalización de los recorridos WAP extendidos por todo Madrid, consistentes en rutas urbanas que conocimos en un artículo exclusivo sobre este tema, ver aquí.


Enfrente se encuentra el Ferial, donde se celebran las fiestas en septiembre, el resto del año hay un mercadillo los sábados y cuando no, lo usan autoescuelas para prácticas de sus alumnos. Junto a la plaza conserva unos pequeños jardines con juegos infantiles y el resto convive con algún quiosco de flores que da servicio al Cementerio y más pequeños jardines con los que salva el acceso a las calles colindantes.


Tomamos ahora la avenida de Daroca de regreso al inicio de nuestro paseo, vial que marca el límite administrativo del barrio igual que lo hacen por otro lado la avenida de las Trece Rosas y las autovías M30 y M23. Un paseo agradable que tras pasar el cruce con la inclinada calle de Santiago Apóstol, nos ubica ante el PARQUE DAROCA, si bien fuera de esta división administrativa, lo incluyo aquí por su proyección en el barrio. En cuanto a su nombre, no es oficial, pero podría serlo, si lo buscáis por internet os aparecerá cualquier otra cosa. Su singularidad reside en confluir una amplia zona de juegos infantiles y estanciales, con unas pistas deportivas acotadas por altas vallas, construido sobre una diferencia de cota que se salva con escaleras y un mirador desde la avenida y que, como está en cuesta, acaba igualándose.


En su extremo inferior se forma una gran plaza a la entrada de la calle de Ricardo Ortiz, donde se ubica la Parroquia del Espíritu Santo, obra de Francisco López en 1966, que aprovecha una parcela irregular en desnivel para crear un espacio interior que va variando en su concepción con la luz del día que entra por sus ventanales, así como llama la atención sus vidrieras tanto en los espacios como en el propio altar. Tanto la iglesia como la fuente nos recuerdan su origen, pues esta zona era previa al cruce del Abroñigal y se distinguía por la presencia de ventas y comercios anexos, así se habla de la Venta del Espíritu Santo que llega a aparecer señalada en un mapa realizado en 1808 por los invasores franceses. La Iglesia se quedó con el nombre del Espíritu Santo y el barrio con el de Ventas, en el siguiente enlace podéis leer la historia de ambos: pincha aquí.


Y ya sólo nos queda concluir, poco más adelante tenemos otra zona ajardinada a ese mismo lado de la avenida de Daroca, se trata de un aparcamiento subterráneo que ha sido cubierto con espacios reservados para el césped, bancos y zonas estanciales, así como algunos árboles. Tras el cual nos volvemos a encontrar con el PARQUE DE ANTONIO PIRALA. Donde se encuentra con la singular calle CYESA.


@ 2024, by Santiago Navas Fernández

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