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viernes, 24 de febrero de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CIX: UN ARCHIPIÉLAGO DE JARDINES AL NOROESTE DE MADRID (y IV).


Describir paseos por los barrios de El Pilar, Peñagrande, Lacoma, Fuentelarreina y Arroyo del Fresno suponía un reto pues sólo contaba con dos grandes parques, el resto eran pequeños jardines y cuñas verdes, algunos en desarrollo aún, pero muchos de ellos sólo espacios con alguna estructura en espera de mejores oportunidades. Al mismo tiempo entraba en la historia de una parte de Madrid que sufrió el empuje urbanístico y transformador de los años de pos-guerra del siglo XX, que arremetió contra los asentamientos chabolistas que aún perdura en contraste con modernas barriadas de altísimos edificios. Ya en otros paseos había recorrido parte del territorio, como cuando visitamos La Paz (en el que vimos el gran parque del Norte-Carmen Tagle, ver aquí), la barriada de Begoña y el pueblo de Fuencarral (ver aquí) o las Cinco Torres y el Hospital de La Paz (ver aquí); así que para hacerlo más sencillo, fui repartiendo espacios y al final tenemos esta pequeña miniserie de "UN ARCHIPIÉLAGO AL NOROESTE DE MADRID" que de alguna forma ha querido plasmar esta fragmentación en pequeños espacios, a veces aprovechando un terreno natural (Parque Arroyo del Fresno-Tomas y Valiente, Parque de Fuentelareina, Parque de Valdeyeros, etc.) y a veces con un aprovechamiento de los recursos y ajardinamiento ejemplar (Parque del Valle de Enmedio, Parque Lineal María de Maeztu, etc.), pero sin olvidarnos de las numerosas plazas o "cuñas" como yo las llamo, que quedan entre edificios y sirven de esparcimiento vecinal, otorgando a la ciudad pequeños respiraderos que la hacen más habitable.



 

Así que vamos a comenzar nuestra ruta de hoy por el naciente PARQUE DEL ARROYO DE LOS PINOS, ubicado entre las calles Valle de Mena y M30 y que se distribuye a lo largo de la histórica calle de Joaquín Lorenzo. La cual cuenta con la presencia de un edificio levantada en 1942 por el Patronato de la Mujer, que estaba a cargo de la Institución Nuestra Señora de la Almudena, obra del arquitecto Luis García de la Rasilla Navarro-Reverter, que se convirtió en un triste recuerdo para tantas mujeres. La conocida como Maternidad de Peñagrande, dedicó su actividad a recoger a jóvenes que se quedaban embarazadas y a traficar con los bebés según se demostró con los años; en manos de una institución religiosa y con la cobertura de la dictadura franquista, dicha actividad consentida comenzó a partir de 1936, cuando la hambruna y represión golpeaba al país con igual o más fuerza que la propia guerra. Según pasaban los años, dicha actividad se iba ciñendo a menos casos, sin embargo, se prolongó hasta 1985, dos años después de que saliesen a la luz estas irregularidades tras la muerte de una joven que se suicidó tras serle arrebatado su bebé. Las investigaciones judiciales sentaron en el banquillo a una persona solamente, una monja en concreto, pero la sospecha abarcaba más implicaciones, la prensa se hizo eco de las reclamaciones que algunos hijos sustraídos hacían para investigar su pasado; podemos encontrar numerosos reportajes tanto en prensa papel, televisión, radio y diferentes libros de investigadores que siguieron esta trama siniestra; una placa en el Jardín de enfrente, nos recuerda su origen. Hoy en día el edifico se conserva pero transformado en un Instituto de Enseñanza perteneciente a la Comunidad de Madrid, el cual y por otras razones, ha sido noticia en torno a cierta especulación de lo público para beneficio de lo privado.

Casi podríamos decir que el PARQUE DEL ARROYO DE LOS PINOS  es una prolongación del Parque Arroyo de la Veguilla que visitamos en el artículo II de esta miniserie (ver aquí), aunque lo cierto es que surge de la construcción de la calle del Valle de Mena tras la expropiación de casas bajas que se realizó para poder levantarla. La web municipal nos da la siguiente información:

Superficie: 25.798  m²
Árboles: 141
Almez 39%
Ciruelo rojo 23%
Cedro llorón 15%
Aligustre 21%
Macizos arbustivos: 9.927 m²
Tomillo 44%
Romero 36%
Cotoneaster %24

Al llegar a su final tomamos en sentido ascendente la calle de César Manrique y optamos por los jardines sin nombre que pueblan el lado izquierdo, donde encontraremos arbolado de Plátanos de sombra, Catalpa, Ciprés, Ciruelo púrpura, Pino piñonero, Acacias, ete. y por la calle Chantada tomaremos hacia la antigua Vereda de Ganapanes, hoy Camino de dicho nombre, pero antes de llegar hasta la esquina hagamos un alto aquí para recordar que, en la parte que desciende hacia Valle de Mena es donde se encontraba el famoso barrio de Belmonte (ver aquí), el cual se declaró "reino independiente" de España cuando quisieron expropiar sus casas a los habitantes por un precio ridículo, finalmente fueron realojados en parte en los bloques de viviendas que rodean la zona sur del PARQUE DEL CERRO PEÑABEL.


La historia de este Parque es curiosa, en 2019 se nombró como Parque Peñachica en recuerdo de aquella zona de viviendas de un planta, muchas de ellas de autoconstrucción, levantadas por la inmigración que llegó a Madrid tras la Guerra Civil; en los años 90 se comienza a desarrollar el proyecto del túnel de Sinesio Delgado a Sor Ángela de la Cruz y se abre la calle Valle de Mena a costa del citado "reino de Belmonte" que nunca existió más que en el espíritu popular, cuyo final fue el pretendido: la expropiación. En dos de los edificios que rodean el Parque se realojaron a buena parte de sus antiguos habitantes y otros marcharon a Carabanchel, Vallecas, etc. Con el tiempo Peñachica ha quedado para el recuerdo de los más antiguos e hijos de aquella ubicación, pues hasta el Parque en su memoria ha perdido el nombre. Según la web municipal, esta es su nómina:

Superficie: 24.366 m²
Árboles: 666
Robinia pseudoacacia 42%
Chopo del Canadá 18%
Acacia plateada 13%
Tilo de hojas grandes 8%
Arbustos: 4 
Laurel 50%
Fotinia 25%
Eucalipto 25%
Macizos arbustivos: 9.353 m² 
Espino de fuego 30%
Rosas 11%
Romero 8%

Destaca el Estanque y Ría semicircular conectados entre sí que datan de 2004 cuando las Asociaciones Vecinales negocian con el barrio la mejora de las viviendas del entorno y la construcciones otras nuevas, dotándolas de espacios verdes adecuados. El Estanque es un gran espacio donde un géiser se alza acompañado de luces en su momento, mientras la Ría cuenta con dos puentes de metal que la atraviesan. Los taludes que los conforman están hormigonados de forma que se ha procurado la estabilización de la vegetación y el fondo también es una plancha de hormigón para que le dé estabilidad. La naturalización del lugar ha permitido la instalación de familias de patos, pero como queda dicho, no hay que darlos de comer, en particular pan, a pesar de la costumbre, pues sus órganos no están preparados para el alimento cocinado de los humanos y pueden sufrir diferentes enfermedades, ya se encarga el municipio de proporcionales alimentos específicos para ellos. Junto a uno de los puentes encontramos una placa en recuerdo del activista vecinal Pedro González Gutiérrez que como vocal de la AAVV Vereda de Ganapanes participó en su consecución pero no pudo ver este sueño cumplido al fallecer en agosto del 2000.

Ademas encontramos una Fuente en suelo en una plaza que está enlosada y cuyos dibujos señalan los cuatro puntos cardinales mediante cambio de color de las piezas soladas. Forman "playas" similares a las que se encuentran en el Parque de Juan Carlos I (capítulo 5, ver aquí) y en el Parque de Arganzuela, dentro de Madrid Río. En este caso consta de 16 chorros a baja altura pero muy refrescantes en los días veraniegos.

Llegamos así al actual Camino de Ganapanes cuyo nombre deriva de La Vereda de Ganapanes, que es como se conocía dicha senda. Hoy el nombre lo encontramos hasta en las instalaciones deportivas de campos de futbol de hierba que hay junto a la calle Sinesio Delgado que se solapa a la del Valle de Mena. El Diccionario de la RAE define "ganapanes" como un hombre rudo y tosco, dicho de forma coloquial, y en su primer acepción como un "mozo que se encargaba de llevar bultos o recados de un lugar a otro y que solía colocarse en determinados lugares públicos a donde se acudía a contratarlo", por ejemplo a los más antiguos les sonarán los "mozos de cuerda" o "de cordel" que solía haber en las estaciones de tren o en puntos estratégicos donde alquilarse como cargadores. En definitiva, son oficios fruto de la necesidad, por cuyo esfuerzo recibían una compensación a convenir. Y no hace tanto tiempo que esto existió, hoy pero con otros matices y condiciones, aún podemos encontrarlo en casos como el delivery que lo disfraza con un cierto halo de modernidad.

A partir de los años 70 comienza a ocuparse el espacio en torno al barrio del Pilar (visitado en nuestro anterior capítulo III de esta miniserie, ver aquí) por otras construcciones de una calidad mayor y público objetivo de más alto nivel económico, a veces entre ellas se incluye la Ciudad de los Periodistas al otro lado de la avenida de la Ilustración que vimos en el anterior paseo, pero también junto al barrio del Pilar se sitúan la Colonia Iberia 2 en torno a la calle Ribadavia, compuesta de altos edificios que asoman a Sinesio Delgado frente al Parque de Agustín Rodríguez Sahagún, y la macro comunidad de Altamira, en torno a la calle Finisterre que consta de 2.570 vecinos distribuidos en 15 altos edificios con 41 portales, organizados como una ciudad residencial con servicios propios de calefacción, agua caliente, acceso a canales de televisión, jardines y viales internos y un gran peso en las decisiones urbanísticas a su alrededor. Estas construcciones me han recordado (salvando las innumerables distancias que las diferencia) ligeramente a los condominios que conocí en otros países.

En todo caso, la de Altamira está rodeada por el PARQUE DE LA ALCAZABA. El cual presenta la siguiente nómina arbolada según la web municipal:

Superficie: 119.657 m² 
Árboles: 1.189 
Plátano de sombra 25%
Pino piñonero 16%
Olmo de Siberia 11%
Álamo gris 7%
Arbustos: 51
Adelfa 20%
Rosa de Siria 10%
Forsitia 10%
Macizos arbustivos: 8.478 m²
Adelfa 29%
Agracejo 19%
Pitosporo 14%

Desde aquí pasamos al JARDÍN DE RIBADAVIA en la esquina sur del Parque de la Alcazaba junto a la calle de Sinesio Delgado, aprovechando un solar esquinado y dentro del programa "Isla de Color" que ajardina algunas "cuñas" que han quedado como solares abandonados tras la urbanización de los barrios. Este proyecto es una mala compensación por el abandono del proyecto Bosque Metropolitano (hablamos de él aquí). Fue inaugurado en 2020, dotado con algunas Acacias y Pinos jóvenes aún. A continuación subiendo por la calle dicha, nos encontramos con un campo de futbol-sala y una cancha de baloncesto. 

Y para ir terminando nuestra ruta cruzamos la calle Ginzo de Limia hacia la calle de Villa de Marín, donde encontramos una gran isla entre estas calles más la de Sinesio Delgado, que constituye un jardín en sí misma, aunque sin nombre: Arce negundo, Pinos piñoneros, Ciruelo púrpura, Cedro llorón, Almez, etc. son algunas de las especies de cuya sombra se benefician los pocos bancos existentes en los paseos junto a praderas de césped. La mencionada calle de Villa de Marín serpentea entre edificios dejando espacios estanciales ajardinados al estilo de lo que ya vimos en otras zonas del Distrito. En el cruce de ésta con la de Melchor Fernández Almagro y Puentecesures existe un parque sin nombre de altos Plátanos de sombra y Cedros entre otras especies, que guardan un gran espacio de juegos infantiles, a lo largo del barrio se repite una sucesión de pequeños parques de igual estructura que la expuesta, además de los jardines privados donde predominan los Cedros.

Bajamos a continuación por la calle Monforte de Lemos, dejando a nuestra espalda el Polideportivo Vicente del Bosque y enfrente el Parque Norte-Carmen Tagle (de los cuales hablamos aquí) más el Hospital Carlos III (del cual ya os contaré), paseando por una serie de jardines pegados a la acera y que constan de arbolado como Pinos, Olmos, Arce, Catalpa, Almez y algún ejemplar suelto de Eucalipto, Álamo, Higuera... en fin, para disfrutarlo. No os lo perdáis. 

Acabamos en una zona ajardinada que esta casi detrás del Centro de Salud, calle Finisterre, donde descubrimos varios ejemplares de Tuyas, una en particular gigante, cerca de un sendero que hay tras el Colegio Público Camilo José Cela y los murales pintados que lo rodean. Formando unos alfombrados de césped con sombras, bancos y áreas infantiles intercalados en el conjunto de edificios que, según unos carteles de la mancomunidad, constituyen los "jardines de la paz".

Aquí acabamos, entre la Cinco Torres (ver aquí), el Parque Agustín Rodríguez Sahagún (ver aquí) y el Parque Norte - Carmen Tagle (ver aquí), preguntándonos ¿qué hacen las casas bajas de la foto sobre este texto, dentro del espacio de la zona hospitalaria del Carlos III junto a los aparcamientos de la entrada por Sinesio Delgado? Tal vez algún día lo sepamos, querido lector, si tu lo sabes, comenta.



@ 2023, by Santiago Navas Fernández

P.D.- Otras rutas de esta miniserie de UN ARCHIPIÉLAGO DE JARDINES AL NOROESTE DE MADRID puedes leerlos en los siguientes enlaces:

I Arroyofresno, Fuentelarreina y Lacoma, pulsa aquí.

II De san Rafael a Fermín Caballero, pulsa aquí.

III El barrio del Pilar y la Vaguada, pulsa aquí.

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