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viernes, 21 de julio de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CXXII: EL VIAJE DEL AGUA DEL CERRO DE LOS PINOS.

 




Si el origen del VIAJE DEL AGUA DE AMANIEL lo situamos en 1610 durante el reinado de Felipe III y como respuesta a la necesidad de agua en Madrid, el origen de la captación del agua del subsuelo para usos agrícolas o humanos, es muy anterior. Para entenderlo recordemos que en 1561 Felipe II decretó la capitalidad de Madrid, consolidada en 1606 tras una estancia de 5 años en Valladolid motivada por que allí el agua era tan abundante como en Madrid escasa. Para solucionar el abastecimiento del Alcázar Real se fijaron en las zonas de la Dehesa de Amaniel, en el entorno de las praderas de lo que hoy conocemos como Caño Gordo y el Aljibe situado en el Paseo de Juan XXIII de donde se tomaría el primer abastecimiento. Pero pronto se manifestaría insuficiente.


En el artículo dedicado al de Amaniel (ver aquí) hablaba de la captación que hoy podemos seguir sobre los Capirotes de la Dehesa de la Villa y citaba otro viaje más antiguo que provenía de mucho más atrás, con una zona de absorción bajo el bosque de los Pinos, donde nacía el arroyo de dicho nombre y que hoy podemos situar cerca del HOSPITAL DEL REY (ver artículo sobre este lugar pinchando aquí). Si recordáis cuando paseamos por el PARQUE AGUSTÍN RODRIGUEZ SAHAGÚN vimos algún capirote en la zona de Pinos (ver aquí), pues esos son los únicos vestigios de dichas galerías subterráneas o qanats que hoy vamos a intentar trazar a través de los modernos barrios de Bellas Vistas y Valdeacederas en busca de una especie de alcantarillas cegadas con losas de piedra de forma redonda, rectangular o cuadrada. Y que constituyen el primer viaje de agua, construido en el siglo XVII, anterior al de la Dehesa de la Villa.

Para situarnos tenemos un mapa que el Ayuntamiento de Madrid publica donde vemos el viejo y el nuevo trazado. El CERRO DE LOS PINOS llegaría hasta el cruce de las calles Capitán Blanco Argibay con Sinesio Delgado actual y por encima de él estaría el Valle de las Zarzas, cuyo nombre nos puede despistar con el actual barrio de Valdezarza del Distrito Moncloa-Aravaca, no muy lejano del lugar. En realidad el PARQUE DE VENTILLA es lo que sobrevive de aquél Cerro. El arroyo de los Pinos transcurriría por la vaguada contigua para ir a desembocar sobre el arroyo de la Huerta del Obispo, que lo hacia a su vez en el arroyo del Fresno y éste sobre el Manzanares, a la altura de la antigua presa que servía para el viejo Parque Sindical, como ya vimos en la SENDA FLUVIAL DEL MANZANARES (ver aquí).

El 24 de diciembre de 1734 se produce un incendio que destruye completamente el Alcázar; Felipe V ordena construir otro Palacio con más transcendencia, amplitud y solidez, por lo que las necesidades de agua van a crecer tanto para la construcción como para el desarrollo posterior de la vida en él. Así que se mira de nuevo hacia la Dehesa de la Villa. Del viejo camino del Agua que estamos hablando, debido a su estado de dejadez, casi podemos hablar de una construcción nueva más que reconstrucción. La obras comienzan en 1746 y terminan 5 ó 6 años después, el viejo trazado recuperado se une al nuevo de la Dehesa a la altura más o menos de la actual calle del Arquitecto Sánchez Arcas. Tengamos en cuenta la historia de la Dehesa y sus alrededores para comprender bien el sentido de las obras, pues cuando todo esto sucede, aquellos terrenos son únicamente un bosque de encinas y/o pinos y el nivel del terreno era muy diferente a como lo conocemos hoy una vez que se ha urbanizado. Y de hecho confluían con las aguas de la primera fase en otro Arca colectora llamada de la Viña del Bordador en reconocimiento de su propietario, Antonio Gómez de los Ríos, Bordador de Cámara del Rey Carlos III. En 1789 la viña fue comprada por el duque de Alba para añadirla a la posesión de la Moncloa.

Cuando se construyó este viaje en el siglo XVII hay que recordar que todo esto eran huertas y eriales con escasa edificación, por tanto el trazado podía ser recto aunque ahora la urbanización haya enterrado los túneles. Por eso vamos a buscar unas curiosas tapas de granito que marcan un trazado diferente al de las alcantarillas/conductos de agua potable actuales. Mirando el mapa descubrimos un ramal que se uno en el Aljibe actual de la avenida Juan XXIII, que vendría a ser el de captación primigenio de las praderas colindantes que se elevan bajo los actuales JARDINES DE CARLOS PARIS (ver aquí) y las calles por encima de él. El itinerario del Viaje antiguo que dibuja el Ayuntamiento sube recto hasta el primer indicio de pozo que se ubicaría en la calle Leñeros (antiguo Camino de Leñeros que con ese nombre ya nos sugiere su origen), cerca del número 44. Es posible que, observando el plano citado, por ahí hubiera una zona de captación, tal vez el actual aparcamiento entre bloques ¿por qué no?.

Según podría ser, su recorrido pasaría por debajo de la urbanización Bellas Vistas hasta otro pozo situado en la calle José Calvo semi esquina a la calle Ambrosio Vallejo, con una segundo pozo de ventilación descubierto tras un hundimiento de la calle que aparentaba ser un socavón y mantuvo en vilo a los vecinos. Muy cerca de ahí se ubicó un búnker durante la maldita Guerra Civil, que daba acceso a tres calles, las dos citadas y la de las Margaritas. Este trazado urbanístico ya se encuentra así en los planos de Facundo Cañada de 1900.

Justo un poco más adelante está otro vestigio, calle de Villaamil esquina con la de Alonso Núñez. Casualmente cerca de una de las escasas fuentes de piedra que aún sobreviven en la ciudad. Estamos a una cota muy alta del terreno, por lo que el Viaje debía ir a gran profundidad y eso haría necesario que existieran pozos más cerca unos de otros para poder realizar las obras de mantenimiento en su caso, con mayor garantía. Pero estos son los únicos vestigios que perduran en la zona.


Existe otra fuente similar en el camino del trazado del Viaje, en la calle de Berruguete número 66 y otra en la de Juan del Risco 50 aunque ésta está hecha de metal y no conserva la añoranza de la piedra de granito, es posible que tengan alguna conexión con el antiguo Viaje. Debajo de este texto os dejo una foto de la calle Luis Pontones empedrada, casi me atrevo a decir que es la única que existe en el Distrito, pero lo curioso es que en el centro y frente a la singular travesía de Bellver hay lo que parece una pequeña depresión de forma circular sin adoquines y cementada, que me ha recordado al pozo abierto en la calle José Calvo y cuyo origen nadie conocía hasta que el propio Canal determinó que era un "pozo de ventilación" de los antiguos viajes, como dijo un encargado que estuvo aquí. En Madrid existen muchos de éstos con ubicación no controlada.

Damos un pequeño salto hasta el siguiente indicador que estaría cercano a la calle Marques de Viana, en la calle Bellver entre la de Porfirio y la de Nenúfar, apenas reconocible por el derribo de casas en tal lugar; casas bajas que son testimonio del Tetuán que nació espontáneamente a principios del siglo pasado, alguno de ellos aún conserva restos del neomudéjar popular. Habría otra fuente pública en la calle del Marqués de Viana número 58 que coincide con el CEIP Juan Ramón Jiménez a cuya trasera se ubica el Huerto de Tetuán.

Desde aquí el trazado casi serpentea y se pierde bajo las nuevas edificaciones que con sus trazados y nuevos acerados va eliminando los testigos del paso del Viaje. Según observamos en el plano hay una división en dos canales coincidiendo con la esquina que forman las calles Sorgo y Algodonales, junto a el mirador de la calle Cosmos, que determinan mediante su trazado, posibles rutas que habrían sido respetadas al construir las viviendas que ahora vemos. Sólo unas fuentes en un hipotético trazado a vista de pájaro nos podrían indicar su camino, son las que se encuentran en la plaza de la Ladera (de hierro en la foto) y más adelante en la calle Esperanza Fernández Carrascosa 37; o bien en un plano paralelo que pasaría por la plaza de Calicanto y la calle Cantueso 93 (original de piedra en la foto).


Así que no deberíamos encontrar otro vestigio hasta ya casi la Avenida de Asturias en el entorno de la esquina con el Paseo de la Dirección, es difícil precisar donde pues las continuas obras han modificado tanto la acera que puede haber quedado disimulado, tal vez hasta un pequeño arca que podría ser unas cubiertas que observamos junto al aparcamiento de la Policía Municipal. En ese cruce pero dentro del Parque Agustín Rodríguez Sahagún y cerca del primer camino que encontramos entrando por allí, hay un viejo capirote como testigo del paso del Viaje del Agua.

Y desde allí el rastro se adentra en el CERRO DE LOS PINOS, donde había una zona de captación ubicada tras el actual CEIP Felipe II y paralela a la actual Vía Límite, a modo de deberes os digo que son 5 capirotes en total los que se conservan por esta zona. Así como también os confieso que existían otros ramales que podrían llegar hasta el entorno de la Castellana, cerca de las actuales Cinco Torres. Para que os sirva de ayuda en vuestro paseo os pongo la foto y alguna pista:

1.- Frente a la plaza Norte, al fondo
de la foto se aprecia una zona infantil
 

2.- Un poco más adelante de la
anterior, junto a un camino con seto.


3.- Dentro de una zona infantil
junto a la Vía Límite.


4.- Un poco más arriba del Cerro,
casi detrás de la Escuela Infantil.

5.- En la ladera que hay detrás del IES

Si quieres volver a ver el recorrido del VIAJE DEL AGUA DE AMANIEL, pincha aquí. Bueno, pues con los mejores deseos de que encuentres todos y lo disfrutes, damos por acabado nuestro recorrido de hoy. 


@ 2023, by Santiago Navas Fernández

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