Para comenzar el año, nos vamos a pasear por el "recién nacido" PARQUE PRINCESA LEONOR cuya gestación surgió en 2021 con el inició de las obras y que fue inaugurado oficialmente en marzo de 2023, así que ahora, en enero de 2024 se cumplen tres años de la puesta en marcha del plan cuyo proyecto es mucho más antiguo, del 2019, cuando se llamaba PARQUE CENTRAL DE VALDEBEBAS o PARQUE SOL Y SOMBRA, según el proyecto del diseñador Joao Ferreira ganador del concurso internacional convocado para su diseño. El recinto verde se plantea como complemento o extensión del PARQUE VALDEBEBAS - FELIPE VI (ver aquí) que conocimos en dos Zancadas en diciembre de dicho 2021, constatando un ligero inicio en los trabajos alrededor del talud que existía en la margen opuesta al arroyo de Valdelahiguera. Así pues, se han eliminado las vallas que separaban uno de otro y se han unido los caminos que los recorrían para formar una unidad con dos nombres. Aunque si bien en el trazado del de Felipe VI hay una cierta monumentalidad entre zonas forestales, en el de la Princesa se ha suprimido dicho carácter y se ha dividido el terreno en tres áreas. En ambos casos, teniendo muy en cuenta los ríos que recorrían antaño estas zonas, como el cauce que vemos seco en la foto de portada de este artículo, y que corre hacia el arroyo de Valdefuentes, el cual concluye en la laguna de una forma natural. Vamos a verlo.
En primer lugar hay que saber que este terreno tan poco propicio fue tratado para que pudiera acoger el proyecto de plantación, tras el movimiento de tierras e incorporación de materia orgánica siguieron labores e hidrosiembra de tratamiento de suelos, posteriormente se utilizaron especies autóctonas y de fácil adaptación que permitieran una biodiversidad amplia. Hablamos de más de 5.500 ejemplares de árboles de 34 especies diferentes, casi 170.000 arbustos de 86 especies, 60 hectáreas de hidrotratamiento de las 78 de que consta el Parque. Creando 8,5 km de caminos y sendas, de los cuales 6,5 son accesibles para personas con problemas de movilidad y 2,8 son ciclables. Los caminos se rodearon de acequias naturales y las zonas ajardinadas se protegieron con parterres. Para evitar la erosión y aprovechar los caudales que las tormentas trajeran, se adaptaron los viejos cauces como se puede ver paseando por todo el Parque y se protegió la laguna, alrededor de la cual fue donde únicamente se encontró terreno apto para el cultivo; además de lugar de ocio, promete ser un refugio para diferentes especies: aves, insectos, reptiles, etc. Aprovechando la hondonada que forma se han creado un mirador y una gradería en sus alrededores, con una explanada junto a la calle de María de las Mercedes de Borbón.
La continuidad con el Parque vecino se plasma también en las puertas, doce en este caso. Si las del Felipe VI iban desde la 1 hasta la 10, en el de la Princesa abarcan desde la 11 hasta la 19, más la puerta Central y la número 0, entre ésta y la 1, además cuenta con un acceso no numerado entre la 13 y la 14. La puerta Central esta construida en una gran explanada con un amplio aparcamiento y el edificio correspondiente a la Junta de Compensación donde se encontrará una cafetería, alquiler de bicicletas y otros servicios adicionales, en la glorieta de Antonio Perpiñá y frente al apeadero de Cercanías de Renfe, la futura Ciudad de la Justicia y la Ciudad Deportiva del Real Madrid, aquí trasladada gracias al intercambio con los terrenos que ocupaba tradicionalmente junto al Hospital de la Paz donde se construyeron la Cinco Torres que visitamos aquí. Nosotros vamos a entrar por la Puerta 0 que está casi al lado y que cuenta con un aparcamiento entre Madroños, desde ahí sube una rampa hasta un pequeño mirador que nos va a permitir un primer vistazo sobre la extensión del Parque.
El trazado de las zonas interiores, como vemos en la foto del mapa, se compone de tres ambientes: la Dehesa, la Agrícola y la de Ribera, diferenciadas en el mapa por el color. El Paisaje de Dehesa con 28 hectáreas es el que está en la parte más alta, conectado al PARQUE VALDEBEBAS - FELIPE VI para dar una cierta continuidad; podemos apreciar la plantación de Encinas, Alcornoques, Quejigos, etc. En la zona de Paisaje Agrícola, con 22 hectáreas, aunque aún no se ha adaptado todo el terreno, encontramos replantación de Almez, Arce, Nogal, Morera blanca, etc. Y en el Paisaje de Ribera, también con 22 hectáreas, predomina la plantación de Fresno, Álamo blanco y Álamo negro, Aliso, etc. Con una amplia zona de recuperación del Olmo común, diezmado por la grafiosis en la Península y que en este caso cuenta con una especie desarrollada más resistente y proveniente del Vivero de Migascalientes. En todos los casos, la especie predominante es fácilmente reconocible gracias a la gran cantidad de carteles que jalonan los caminos, como los que vemos sobre este párrafo, donde se explica ampliamente la especie que vemos.
Una vez obtenida una visión general bajamos la rampa y ante nosotros se nos abre la plaza de la Alberca, donde hay un edifico con aseos a disposición del público. Delante hay una gran alberca con un chorro de agua como símbolo de las zonas agrícolas, que es donde estamos. Y detrás se encuentran los proyectados Huertos Urbanos. A este punto llega un camino desde nuestra izquierda que da un gran rodeo y va a parar al otro lado del Parque saliendo por la única entrada sin numerar del recinto que comentamos antes, es un atajo para quienes quieren cruzar el lugar pues mantiene su cota casi horizontalmente sobre el desnivel entre un punto y otro. Pero nosotros vamos a seguir por el camino que pasa junto al edificio y los Huertos dichos en una ligera cuesta. En todo caso es bueno advertir que hay una gran cantidad de carteles indicadores en los cruces de caminos a lo largo de todo el Parque pero además, como aún el arbolado es muy joven, la visión es casi total por lo que orientarse es fácil.
A nuestra derecha queda una zona de frutales y merenderos del Paisaje Agrícola, mientras subimos hacia la plaza de la Cumbrera que es un mirador con edificio para aseos y zona de columpios, puede que alguna vez tenga hasta un kiosoko, desde el que se puede ver el Parque vecino a un lado (foto sobre este párrafo) y los edificios de Valdebebas al otro. Estamos en la zona de la Dehesa ahora y la conexión paisajística es perfecta entre ambos Parques.
Antes y después de dicha plaza, unos caminos sin salida nos conducen a unos balcones artificiales construidos sobre el talud que marca la máxima altura del Parque. En ambos encontramos un amplio espacio con bancos y algún árbol, así como unos paneles explicativos con unas amplias ilustraciones del relieve que vemos enfrente, gracias a los cuales podemos ubicar los antiguos arroyos, la T4 del aeropuerto de Barajas, la sierra y otros detalles del propio Parque. Se trata del Mirador del Este y del Mirador del Noreste. Por cierto, que para llegar hasta estos dos miradores hay que pasar por unas pasarelas elevadas sobre el camino que advertimos que parte delante de la alberca y que cruza hasta el otro lado. Debajo de este texto podemos ver uno de esos puentes.
Bajamos en dirección a la entrada número 13 y casi al final, entre este camino y el que entra por la número 12 se encuentra el Anfiteatro, una formación hecha con bloques de piedra alineados en forma de graderío que por ser de granito nos quiere evocar los anfiteatros romanos, al lado encontramos nuevas conducciones de agua para recoger el de tormentas y conducirlo hacia abajo evitando las escorrentías que romperían la uniformidad del terreno. Seguimos en la zona de Dehesa y las siguientes puertas, 10 y 11, forman una lengua de terreno a lo largo de la franja que va junto a la Vía Pecuaria del PARQUE VALDEBEBAS - FELIPE VI y el arroyo de Valdelahiguera. Las Vías Pecuarios son rutas por las que atravesaban los ganados en trashumancia desde épocas que se pierden en la edad medieval, tradicionalmente en Castilla; son bienes de dominio público que pretenden preservar la biodiversidad y que están protegidas por la Administración Pública, clasificándose según su anchura en Cañadas, Cordeles, Veredas y Coladas. Hoy en día en desuso se suelen integrar como rutas de senderismo, existen nueve principales que atraviesan la Península, 125.000 km de Vías Pecuarias están reconocidas que comparadas con los 15.000 km de ferrocarril nos da una idea de la importancia de estos caminos y la necesidad de su conservación. Para más información, puedes consultar la Red de Caminos de la Comunidad de Madrid pinchando aquí y a nivel nacional pinchando aquí. Y además el ARCO VERDE.
Una vez visto el anfiteatro, buscamos el camino que nos adentra hacia la derecha del Parque, zona Agrícola, y nos dirigimos al cercano Centro de Educación Medioambiental asentado en una explanada que nos sirve como mirador hacia el lago. Se han instalado unos juegos infantiles conocidos como "los Insectos" por la forma que presentan, sobre una amplia zona de tierra que tal vez parezca algo desolado para los días de cruda solana, lo que podrá corregirse con un arbolado adecuado, alguna fuente (no sólo de beber, que la hay, me refiero ornamental de la que no existe ninguna), pero además necesita cubrir el suelo con un protector de caídas. Sin duda el proyecto tiene aún algunas fases por ejecutar.
A la derecha distinguimos una especie de cabinas telefónicas de madera o panales de abejas y rica miel que ocupan el llamado JARDIN DE POLINIZADORAS. En realidad, se trata de "hoteles de insectos" instalados entre plantas de flor que los atraen para que ayuden en la polinización natural de los árboles frutales y realicen esta función tan primordial. Además, cuenta con un panel ilustrativo. Según los expertos, por la contaminación, el cambio climático, los depredadores, la llegada de especies invasoras, etc. la población de abejas ha disminuido alarmantemente en la Península, pero también en todo el mundo, poniendo en peligro la diversidad y supervivencia de algunas especies tanto vegetales como animales, pero no solo eso que ya es importante, también las abejas como responsables de intercambiar el polen, al desaparecer no realizan la fecundación que produce la floración y el nacimiento de frutas. Por eso en muchos de los Parques y Jardines de Madrid se ha adoptado la solución de instalar estos hoteles, que no atraen abejas, sino otros insectos que palían la deficiencia.
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Desde aquí podemos descender hacia la Laguna donde se pueden ver algunos patos y el incipiente nacimiento de la hierba de ribera, que en un futuro servirán como vivienda a esos mismos habitantes y otros que llegarán, incluidos anfibios y reptiles de ribera. Como decía, hay un mirador sobre este depósito natural de agua, pero también en el lado opuesto, el que da a la calle y edificios cuenta con una especie de gradas en las que detenerse a disfrutar de las vistas. Y también aquí comienza el recorrido del PARQUE DE LA CENTRALIDAD que camina sobre el arroyo de Valdefuentes enterrado (ver aquí). La laguna se alimenta del cauce del arroyo de Valdefuentes y sus tributarios, siendo él mismo afluente del de Valdebebas, cuyos recorridos han sido naturalizados con elementos propios y, en este tramo, cuenta con algún que otro puente. Podemos recorrerlo subiendo por un camino paralelo.
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Le separa de la calle un muro exprofeso por el que se abren diferentes puertas y jardines exteriores con arbolado ligero y más arbustos formando parterres con zonas de juegos infantiles y grandes paseos. Se trata de la fachada urbana, un concepto de transición entre la ciudad de asfalto y el Parque naturalizado en el que se intercalan áreas verdes y estanciales como los que hay interbloques en un barrio tan nuevo como el presente. Incluso en la parte más alta, la entrada número 19, cuenta con una impresionante escalera que nos sube casi hasta la entrada principal.
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