El Principito caminaba tras la Osa sin decir nada, observaba. Sus pensamientos volvían a cada momento hacia su planeta, estaba preocupado por los volcanes, hacía ya tiempo que no los deshollinaba y temía que entraran en erupción. También le preocupaban las semillas que el viento hacía volar, podían posarse en su pequeño planeta y germinar, sus raíces dividirían las rocas, las separarían y el planeta podría desaparecer ¡hacía ya tanto que viajaba! Cuando quiso darse cuenta se encontró ante unos rascacielos que brillaban contra el sol del atardecer. Y se acordó de sus atardeceres, de lo fácil que le resultaba disfrutarlos, con solo mover su silla un poco. Iba a preguntar a la Osa porqué los seres humanos hacían casas tan altas, no tenía mucho sentido, salvo que buscaran el lugar desde el que ver ponerse el sol una vez tras otra, pero su amiga y guía había desaparecido de su lado, como siempre ocurría cada vez que llegaba el ocaso. Sin embargo vio la figura de un hombre sobre un pedestal, como el de la Osa pero mucho más alto, así que se dirigió hacia él para saber el por qué de aquellos edificios pues parecía el guarda o portero.
- Hola señor -y esperó respuesta. Pero el citado ni se movió-. Hola señor ¿no me oye? -La estatua no hizo ningún gesto. El Principito estaba asombrado, era un hombre en una postura que parecía incómoda. Y tampoco resultaba útil para ver los atardeceres pues estaba sentado dando la espalda al ocaso. El Principito insistió varias veces, cada vez más alto hasta que le dijo "¡Oiga! ¿por qué no me contesta? Es de mala educación no responder". La estatua pareció mover los ojos en su dirección, luego la cabeza.
- No puedo hablar, soy una estatua ¿no lo ves, mocoso? -y volvió a su pétrea quietud.
Al Principito no le gustó esa respuesta. La consideró vejatoria y necia. No, no le dedicaría ni un minuto más a aquel hombre, aunque se quedara sin saber porqué el ser humano hacía casas tan altas. Pero no estaba dispuesto a humillarse. Sin embargo, al fondo, sobre uno de los edificios la sombra de la estatua alzaba los brazos llamando su atención.
- Holaaaaaa, soy la sombra de la estatua -gritó
- Ahhhhhhh -dijo el Principito y se dirigió a él-. ¿Qué haces?
- Sólo vivo unas horas al día ¿sabes? Luego duermo.
- Caramba, pues tiene que ser muy triste ¿no?
- Sí, la verdad es que sí. Nadie habla conmigo, ni me echan cuentas. Todas las miradas se las lleva la estatua a pesar de que no hace nada, sólo está ahí.
- ¿Y por qué? ¿por qué esta de espaldas al crepúsculo?
- Lo pusieron los hombres, lo llaman alegoría. Si te fijas, está como pensando, sin embargo mira hacia el lugar equivocado. Les pasa mucho a los seres humanos ¿sabes? Piensan y piensan y mientras se pierden lo mejor.
- ¿Y por eso hacen edificios tan grandes?
- No lo había pensado, yo creo que sí. No saben apreciar lo que que tienen, la belleza natural e intentan crearla a base de cerebro. No perciben el mundo, lo intentan modificar y hacerlo a su gusto...
- Ah, yo creí que lo hacían para subir arribar y sentarse a ver los atardeceres. Son bellos los atardeceres, son la renovación. En mi planeta, cuando el sol se oculta me doy la vuelta y lo espero a que salga de nuevo por el otro lado, tarda un poco en hacerlo, a veces es cansado porque me apetecería dormir más, pero ¡es tan bello!
- A mi también me gusta cuando el sol se oculta, mi vida como sombra es tranquila. Por la mañana cuando sale el sol, mi sombra baila, se alarga y montones de pies me pisan porque caigo al suelo y nadie se para a mirarme ¡todos los humanos siempre tienen demasiada prisa!, pero por la tarde caigo en los cristales y a veces me miran unos segundos en silencio.
- Tendré que decírselo a la Osa, ella es una estatua también pero no sé si tiene sombra, no me he fijado.
"Lo importantes no se ve con los ojos," se dijo el Principito mientras se acurrucaba a los pies de la sombra de la Estatua, casi de noche ya, "las estatuas son muy diferentes, sin embargo, los seres humanos son demasiado superficiales".
@ 2024, by Santiago Navas Fernández
P.D.- Para ver más atardeceres con El Principito, pincha aquí o en la pestaña "Atardeceres", para conocer LOS 43 ATARDECERES DE EL PRINCIPITO EN MADRID.
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