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viernes, 8 de julio de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID LXXXVI: ANEXO, EL MONTE DE EL PARDO.



En la Zancada sobre el REAL SITIO DE EL PARDO (ver aquí) citamos las grandes posibilidades que tiene el Monte que rodea al lugar, es preciso recordar que dicha Real finca estaba bordeada por una valla cuyo objeto era doble: proteger de los furtivos el cazadero real y que los herbívoros no invadieran las fincas agrícolas cercanas, pero en su interior era un monte natural donde predominaban las encinas y los pinares, ambos se han conservado tal cual junto con otras especies típicas de nuestro clima, albergando una extensa fauna y atravesado por el río Manzanares y numerosos arroyos. Hoy día, dentro del Monte se hallan restos de otros tiempos, alguna Quinta, unas pocas edificaciones además de la propia población y varios senderos, constituidos a raíz de antiguas carreteras y caminos. Recorrer con detalle cada uno, nos llevaría varios días, por eso aquí me voy a limitar a señalarlos y a mostrar algunas fotos, luego ya cada uno que decida si quiere recorrerlo todo, más o menos. 



DE MIRADORES Y OTROS

El Banco de la puesta de sol se ha hecho famoso por numerosas fotografías que circulan por las redes sociales con la mención de que es ideal para ver atardecer. Es cierto. Para quien lo quiera buscar se encuentra cercano al área de descanso y Mirador de Valpalomero, junto a la GR-124 en el tramo que sube desde la carretera de la Quinta del Pardo, quien así lo haga, verá que se abre un gran talud y allí es donde se sitúa el mencionado banco. En la foto superior podéis localizarlo junto al cartel de la Senda de Valpalomero, de la que luego hablamos.

Un poco más adelante encontramos los restos de la Casamata que se asomaba estratégicamente a dicho talud, con la entrada escondida en una trinchera de la cual los movimientos de tierra han abierto su puerta, no sin cierto peligro. Me consta que hay una voluntad de recuperar estos espacios como parte de nuestra historia reciente, de momento sólo se conservan algunas como las del PARQUE DEL OESTE (ver aquí), la del CASTILLO DE LA ALAMEDA DE OSUNA (ver aquí) y varios más por la sierra de Madrid.

Otro punto de interés cercano es el Mirador de Valpalomero constituido por dos construcciones en alto, hechas de madera y con escaleras que nos empinan sobre el Monte de El Pardo que queda a nuestros pies gracias al desnivel comentado. Desde ahí se alcanza a ver la Sierra e incluso unos oportunos paneles panorámicos, ponen nombre a los picos y elevaciones que se alcanzan a ver. Sobre este texto vemos una foto de cada uno, el espacio es atravesado por el sendero de dicho nombre.

Muy cerca de allí encontramos una explanada con mesas y bancos que corresponde al área recreativa de Valpalomero, es fácil de localizar en la distancia, tanto por los dos miradores dichos como por la antena de comunicaciones que sobresale en un extremo.

También en ese espacio encontramos la Fuente de piedra con ese nombre, no olvidemos que en el PARQUE DEL CONCEJAL MIGUEL MARTIN VELA (ver aquí), en la población de El Pardo, hay otra fuente con dicho nombre mucho más vistosa que esta. También cerca, entrando por el GR-124 y/o la senda del nombre del lugar, un Hito de piedra nos indica nuestra próxima llegada al área recreativa.


No es el único espacio que se asoma al valle del Manzanares y la Sierra desde la altura, por el sendero correspondiente, llegaríamos al Mirador de Peñarrubia, una construcción de similar estilo que dista andando pongamos que unos 30 ó 40 minutos y que nos ofrece otro ángulo de visión pero de similar panorama, como observamos en la foto de arriba.

Son varios los miradores que podemos encontrar por todo El Monte de El Pardo, otro de ellos es el que se eleva sobre la entrada al túnel de la M40, cerca de donde hubo un nido de ametralladoras del que hoy no queda apenas recuerdo. Se puede entrar por la puerta cercana a la calle Siguero.


Por último y sin que ello signifique que no existen ya más lugares desde donde tener una magníficas vistas sobre el Monte de El Pardo, subimos por la vieja carretera de Torrelaparada hasta el Fortín Alto. Un depósito de aguas que se eleva a la altura de la colonia de Mingorrubio y que cuenta con otro "fortín" un poco más abajo, a la vista de este último.


DE SENDEROS Y CAMINOS

Se distinguen varios senderos por el Monte de El Pardo (nótese que siempre hablamos en estos términos, pues los que se encuentran al pie del río o en el pueblo y alrededores más inmediatos, los vimos en otras zancadas). Algunos son viejos caminos interiores, otros son antiguas veredas, también hay "rastros" dejados por la constancia del paso de caminantes y/o animales. Los dos oficiales, son fáciles de localizar y seguir porque iremos encontrado "estacas" que nos señalarán la ruta cuando se produzca una bifurcación. Veamos.


Para acceder a la Senda de Valpalomero podemos hacerlo desde dos aparcamientos, uno lleva ese mismo nombre y está en la carretera de El Pardo a Fuencarral, es amplio y con sombra; el otro se encuentra casi al llegar a la Quinta de El Pardo o del Duque del Arco. En cualquier caso es una ruta circular de dificultad baja, salvo algún tramo que ocasiona dudas por el desnivel, pero siempre podemos tomar algún camino alternativo sin perder la orientación. En total son casi 5 km que podemos recorrer en algo más de una hora y disfrutar de los Miradores citados, así como de varias áreas de descanso. Las fotos de arriba corresponden al inicio en cada uno de los puntos explicados.


Si escogemos para partir el primer aparcamiento dicho, subiremos hasta la cima donde encontramos una puerta cerrada que corresponde a la trasera de la Quinta del Pardo, debemos bajar en busca de la carretera que nos llevaría a ella, o podríamos optar por seguir la ruta de casetas del Canal de Isabel II que vemos y descubrir las tuberías que conducen el agua a Madrid (fotos superiores); la ruta oficial es la que hemos dicho siguiendo la carretera de la Quinta, mucho antes de que desemboque en la otra carretera, la de Madrid, debemos estar atentos a las indicaciones y girar a la derecha para comenzar la ascensión hacia los Miradores y el área de descanso citados antes, por cierto que desde dicho área parte una especie de camino para vehículos, por supuesto cortada salvo para los servicios especiales, que si lo seguimos nos recortará la ruta hasta el aparcamiento donde dejamos el coche, si no queremos hacerlo así y preferimos la ruta establecida, tomaremos la bajada que hay junto a uno de los dos Miradores, hay una indicación que veremos fácilmente al llegar a su altura, al final el sendero nos llevará a dicho aparcamiento. Se recomienda llevar lo habitual para una ruta: calzado cómodo, crema solar, agua, algún avituallamiento y ya cada uno que añada palos para caminar o lo que quiera.

La otra gran ruta es la Senda de Peñarrubia. Esta si os recomiendo tomarla desde el aparcamiento del mismo nombre, también en la carretera de El Pardo a Fuencarral, enfrente de un restaurante que hay nada más pasar el último semáforo de la población. Son algunos metros menos que la anterior pero de dificultad media y, por tanto, puede llevarnos más tiempo su recorrido que también es circular. Se sale por un extremo del aparcamiento y a poco se abre y se convierte en circular, nos llevará por el Mirador del mismo nombre que ya vimos y subiremos hasta la puerta conocida como Portillera del Tambor (foto dos párrafos hacia abajo), donde aún existe una casa del antiguo servicio de custodia de entradas al lugar y fuera del muro, la Quinta la Muñoza. De hecho, buena parte del camino de ida lo haremos por el antiguo camino a Fuencarral y junto al arroyo de dicho nombre, si es que hay agua para verlo correr. Y de vuelta lo haremos paralelos a la carretera.

Junto a la salida de la dicha senda se alza una caseta de vigilancia que nos da entrada al Camino de El Goloso y siguiéndolo, un poco más adelante al Camino viejo de Fuencarral del que ya hemos hablado en la senda de Peñarrubia. Una bonita excursión es llegarse hasta El Goloso, luego allí podemos coger el cercanías o un bus para volver a Madrid.

También por ese punto entraremos a la antigua Carretera de TorrelaParada por la que subiremos al Fortín Alto, aunque ya os digo que es un tanto empinada, a buen paso no debéis tardar más de 15 minutos en doblegarla y disfrutar de las espectaculares vistas que nos regala el lugar.

Por último hacer mención al GR-124 que ya vimos en la SENDA REAL (pincha aquí) y recorrimos sus primero kilómetros hasta casi El Pardo, bien, pues este tramo es el que sigue y coincide en buena medida con la senda de Valpalomero en tanto asciende pegado a la carretera de la Quinta y luego se desvía hacia la Fuente, para girar hacia el muro y continuar pegada a él, llegando a salir por la Portillera del Tambor (foto sobre este texto), que es como se llama la puerta en la carretera de Fuencarral que citamos antes. El GR-124 continúa por detrás de la Quinta La Muñoza a través de una gran explanada en busca de El Goloso.

DE EDIFICIOS Y RUINAS


Los escombros de la Iglesia del Buen Suceso se encuentran en medio de la nada tirados como si fueran piedras viejas, en una zona cercana a la carretera de Madrid enfrente de Somontes, más o menos. Su historia es la de una constante de derribos, demoliciones y vuelto a construir que os voy a relatar. En 1.483 se instala el hospital e iglesia del Buen Suceso en la actual Puerta del Sol, pero en 1858 con la reforma y ampliación de la plaza, se derriba y traslada a la actual calle de la Princesa, diez años después, obra del arquitecto Agustín Ortiz de Villajos, reuniendo diferentes estilos en su construcción con predominio del gótico-bizantino. A dicho hospital le fue encomendada la labor de atender los casos de accidentes y otros  de carácter benéfico.


Durante la Guerra Civil, la iglesia dejó de funcionar dedicando todo el espacio a hospital, recuperando su función a partir del final del período bélico hasta 1975. Entonces se produjo el cambio de destino, se demolió la vieja construcción y se levantó la actual iglesia, con bastante polémica desde luego, mientras el terreno del antiguo hospital se tradujo en bloques de viviendas que, dada la situación y calidades, debieron ser un buen pelotazo económico. Sin que nadie se ocupara de las piedras de la vieja Iglesia y Hospital. Lo de "buen suceso" parece una broma.

En 2008 el diario "Ya" publicó la aparición de unos sillares tallados en el refuerzo de un dique del río que parecían pertenecer a un edificio antiguo. Esto originó una investigación que al final quedó en poco, pues estos sillares, basamentos, capiteles, etc. pertenecientes a Patrimonio Nacional, acabaron en este lugar del Monte de El Pardo, creando una extraña sensación a quien los recorre. Incluso se puede descubrir la firma de Villajos en uno de ellos, como puede verse en la foto superior (hay que ampliarla un poco).

La Quinta del Duque del Arco

O Quinta de El Pardo, lleva el nombre del Duque del Arco, Alonso Manrique de Lara el cual compró en 1717 una casa de labor conocida como Quinta de Valderodrigo, a la viuda de un tal Francisco Quirivia. El duque era cortesano íntimo de Felipe V que le había nombrado Caballerizo, Montero Mayor y alcalde de El Pardo, así como le creó el ducado en agradecimiento por su fidelidad en la guerra de Sucesión. Tras su muerte en 1745, doña María Ana Enríquez de Cárdenas, viuda del duque regaló al monarca y su esposa la propiedad, pasando a engrosar el patrimonio del Real Sitio. Además de la edificación noble que se asemejaba al cercano Palacio de La Zarzuela, contaban en sus 10.000m2 con amplios viñedos y gran variedad de frutales (hoy son un olivar) y el jardín del que luego hablaremos. En 1935 fue declarado Monumento Nacional y allí se instaló el presidente Manuel Azaña hasta el levantamiento militar, tras el que pasó a ser cuartel de la Quinta División del Ejército de la República, nombramiento que los sublevados acogieron a ritmo de bombazo dejando un tanto deteriorado el edificio, que se restauró entre 1940 y 1941, siendo dedicado a la formación de la Sección Femenina a partir del año siguiente. En 1974 el entonces don Juan Carlos, Príncipe de Asturias aún, lo usó para sus audiencias. Veinte años después Patrimonio Nacional asumió su cuidado tanto del palacete como de los jardines, el primero no se puede visitar pero se alquila para eventos, el segundo sí se puede visitar libremente pero con horario. Alberga o albergó muebles y alfombras de tiempos de Fernando VII y su hija, Isabel II, así como una colección de papel pintado tipo imperio adquiridos en Francia en el siglo XIX también en su mayoría, en la Casa Joseph Dufour, otros realizados en la Real Fábrica Española de Papeles.

El edificio no llega a los mil metros cuadrados y consta de un sótano para uso del servicio, así como la amplia buhardilla que ocupa su parte alta. En la planta de calle es donde están las estancias, en total 15 de las que la mayor ocupa 110 m2; y también se encuentra el mobiliario y paneles con los paneles pintados.

En un lateral está la antigua casa de oficios del palacete y en ella se ha instalado un colegio público de educación especial a cargo de la Comunidad de Madrid. Pero lo que realmente destaca son sus jardines y sus fuentes. Articulados en cuatro niveles y un sólo eje, fueron creados en 1726 por el francés Claude Truchet, semejantes a los de la Granja de San Ildefonso, mezclan las líneas del gusto de dicha nacionalidad con la de las italiana e hispana. Asombra la planificación en diferentes estadios a los que se accede por escaleras salvando así el gran desnivel del terreno, acompañado de fuentes y estanques, estatuas y bustos e incluso una gruta. Durante el reinado de Amadeo I se plantaron las enormes Secuoyas (ver fotos bajo este párrafo) que podemos disfrutar, hay quien lo llama el árbol Mamut porque es casi un fósil viviente al alcanzar una supervivencia espectacular. El deterioro a partir de 1940 de la parte baja, hoy desparecida, se acabó de perpetuar con la carretera abierta en 1970.


Destacan las fuentes y estanques. Arriba del todo está el Estanque Grande con la Gruta (ver foto debajo de este texto), en el siguiente plano nos encontramos con la Fuente Ochavada, que es la que vemos sobre estas líneas con la Secuoya al fondo. Le sigue la Fuente Blanca con la cascada y el estanque, que veíamos en la foto superior, que consta de varios caños que van soltando el agua armoniosamente y de cuyo estanque se dice que salían las conducciones para el riego de los propio jardines. Y después, en el plano más bajo del jardín, está la Fuente de los 4 Delfines (foto debajo de este texto) a la que seguiría el desaparecido "cenador ochavado", pero sí encontraremos dos fuentes gemelas a los lados. Además encontraremos varias esculturas, bustos y jarrones al gusto de los jardines nobles de la época. Por último apuntar que la finca tiene tres puertas, una con un gran arco que vemos encabezando este apartado, otra la de El Pardo, que comentamos en la Senda de Valdepalomero y la última que da salida en dirección a Fuencarral, aunque la única practicable es la dicha en primer lugar.


La Quinta la Muñoza

Este palacete de estilo neo clásico fue regalado por Fernando VII a su esposa María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, a la cual también designó Gobernante del Reino en su testamento, asumiendo así la regencia de Isabel II. Ocupa la finca 28.000 hectáreas. La gobernante se trasladó a vivir allí a partir de 1844 más o menos, tras su matrimonio morgánico con el sargento de la Guardia Real del cual se había enamorado y posteriormente casado en secreto, Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, más tarde I Duque de Riánsares. Cuentan las lenguas de doble filo que en los círculos más íntimos le llamaban Fernando VIII en plan chufla, y que la hermana de la Gobernadora Regente, comenzó a denominar a María Cristina como "la muñoza", lo que a la postre se convertiría en la denominación de este palacete reconvertido en finca de bodas y fiestas. 


El caso es que la Quinta parece tener una leyenda negra tras de sí, pues doña Cristina y el duque de Riánsares, título que creó y le regaló expresamente su esposa cuando era regente, igual que el título de Grande de España, tuvieron que marcharse del país debido a sus oscuros negocios entre los que se incluía la trata de esclavos, retirándoles todos los derechos económicos, pero no lo títulos. Por su parte, Isabel II añadió más títulos al duque, expresamente creados para él, e incluso creó uno para siete de los ocho hijos del matrimonio (el que no lo recibió es  porque no dio tiempo, murió con cinco añitos). Y ya en tiempos no muy lejanos, la finca se vio envuelta en otro escándalo más en el que participaba el PP ¡cómo no! y sus cargos políticos municipales y autonómicos, por falta de licencias y permisos, contaminación, subvenciones "extrañas", tarjetas black, etc. tanto así que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid prohibió la actividad. 

La Zarzuela de Teatro a Palacio

Pues aunque parezca mentira, el estilo teatral conocido como "zarzuela" proviene de  este Palacio. En el siglo XVII es el Cardenal Infante don Fernando (que conste que nunca fue ordenado sacerdote, a pesar de su cargo eclesiástico, así que el hecho de que tuviera una hija reconocida como tal tampoco aporta ninguna sorpresa), gobernador de Flandes tras ejercer como Virrey de Cataluña (¿cómo te quedas?) quien lo manda construir al arquitecto Juan Gómez de Mora, básicamente era un edificio con tejado de pizarra y dos pasillos laterales sobre una planta rectangular, sencillo; el nombre le viene de que en la zona había muchas zarzas, sencillo también. Lo acabaría comprando su hermano Felipe IV. Pero al siglo siguiente, otro IV esta vez de nombre Carlos (porque el mismo nombre no puede ser ¡obvio!), lo encuentra soso y decide adornarlo con tapices y porcelanas, añadiendo una colección de relojes y nuevo mobiliario. A mediados del XIX los  compositores y promotores del nuevo género ansían la popularización de la Zarzuela, lo cual no puede ser si el lugar de representación está tan inaccesible, así que en la plazuela de Jovellanos será donde se ubique en 1856 el nuevo Teatro, inaugurándose el día del cumpleaños de Isabel II con obras de Arrieta, Barbieri, Gaztambide y Carnicer entre otros, que eran los responsables de esta acción.

El Palacio ya queda para otros usos. Durante la Guerra Civil sufrió el deterioro del conflicto, que hasta los años siguientes no ven su reparación cuando se le añaden la Capilla y los Pabellones de Prensa y Guardia de Honor. Téngase en cuenta que los entonces Príncipes Juan Carlos y Sofía se van a vivir allí en 1962. Una década después, el arquitecto Manuel del Río Martínez se encarga de ampliar el Palacio con nuevos pabellones. Y en 1987, junto a Juan Hernández Ferrero, vuelven a levantar nuevos pabellones (¡cómo crece esta familia!). Total que al final tenemos tres plantas, la baja para la cocina, almacenes, etc.; la segunda está la biblioteca, comedor, despachos, sala de reuniones y visitas; y en la tercera los dormitorios propios de familia e invitados, cuartos de estudio, etc. No obstante lo cual, se añadieron otros pabellones para oficinas, seguridad y los menesteres que se necesitaren.

Total que tanto Palacio tanto Palacio y cuando Felipe, actual rey con el número VI, casó con doña Leticia en 2004, decidieron irse a vivir a un palacete cercano, como a 400 metros.

El Club de Tiro Somontes

Es un Club de Tiro privado inaugurado en 1939, proyecto del arquitecto y presidente de la Sociedad D. Manuel Cabanyes. En la actualidad une las más modernas instalaciones de ocio, restauración y servicios como el de guardería para los hijos de los socios, piscinas en las que se puede entrar pagando la entrada correspondiente por medio día o día entero, etc. pero en particular, el Club de Tiro ya desde 1940 comenzó a celebrar competiciones que no han parado hasta la actualidad, tanto torneos nacionales como internacionales, cuenta con una escuela de tiro y de sus aulas han salido numerosos campeones de talla internacional.

Si quieres volver a recorrer la Zancada por el pueblo de El Pardo, pulsa aquí.



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P.D.- A modo de aclaración, tengo que añadir que faltan fotos del Club, Palacio de la Zarzuela y Quinta La Muñoza. Esto es porque son lugares restringidos cada cual por una razón, de todas formas, hay gran cantidad de fotografías en sus respectivas webs. No es "por echar balones fuera". Quizá también alguien se pregunte por la cruz instalada junto a la carretera de Madrid casi llegando ya al primer acuartelamiento, es en recuerdo de un joven fallecido en un accidente de moto en ese lugar.


@ 2022 by Santiago Navas Fernández

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