Contemplamos el mar y nos miramos.
Tal vez aquí solloza,
en esas tablas, un amor, un sueño
que aún el olvido arrostra.
Con estos versos del poema "Naufragio" de Leopoldo de Luis, abro este espacio al arte muralista que en la plaza del nombre del poeta, en Tetuán, han creado pintores dominicanos junto a españoles para ennoblecer este espacio abandonado por la administración municipal. Un área que dejó el derribo de las viejas casas que los primeros habitantes de la zona, mucho antes de que se llamara Tetuán de las Victorias, habían levantado con sus propias manos (ver relato corto AMANECÍA en mi blog, aquí; y sobre el origen del Distrito, antes pueblo, ver aquí). Luego construyeron un aparcamiento subterráneo y horrendas torretas de salida peatonal lo ocuparon, el resto quedó como un "lugar" sin personalidad, apto para nada o quizá sólo para perder el tiempo. Así que la plaza se llenó de gente que no sabía qué hacer, de niños que tenían escaso material con qué jugar, de jóvenes que no podían hacer nada... y los vecinos tampoco estaban satisfechos.