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sábado, 24 de diciembre de 2022

NOCHEBUENA EN CASA DE DON FEFÉ



El día 24 como siempre, Marcela aguarda en la puerta de la mansión de don Fefé y señora con el caldero del caldito caliente que prepara según receta de la abuela, mientras van llegando Fefito, Fefita, Fifí, Felifita, Filipondio y Lulú, acompañados de sus respectivos y respectivas, salvo Fefita que está soltera y Lulú que es monja y no viene por no dejar solos a los ancianos de la Residencia; pero los demás acuden sonrientes cargando con los nietecitos y nietecitas (y nietecites, que también los hay aunque a don Fefé no le guste). Es tradición que el caldero de Marcela se ubique a la entrada y a cada uno que llega se le entrega un vaso de barro con caldito antes de entrar sea la hora que sea, esto se hace en memoria del tatarabuelo que así recibió a los bravos que lucharon una noche de invierno contra el soez invasor derrotándole, no había comida, pero el viejo cocinero antepasado directo de don Fefé, preparó un caldo con las verduras (o hierbas) que encontró y algo de carne de procedencia inconcreta, la leyenda ha borrado de la historia la gran diarrea que el ejército vencedor sufrió y ha elevado a Cocinero Real al chusquero abuelete que se hizo rico con la fórmula para combatir el estreñimiento.



El caso es que el servicio tiene que estar atento a la llegada de los miembros del clan familiar, pero gracias a una exacta organización, el portero avisa a Marcela y su auxiliar para que salgan a tiempo de servir el caldo, mientras el caldero se mantiene en su punto de calor sobre unas oportunas ascuas. Y una vez todos juntos, los niños son llevados al jardín o al cuarto de juegos, según indique la climatología, acompañados de las nanis contratadas a propósito, entonces comienza el repaso familiar de don Fefé a cada uno de sus vástagos, vástagas, nueros y yernas, que aquí nadie se salva de "pasar lista" por parte del patriarca so pena de acabar malamente con su carrera profesional.

- Fifí, habla tu. –“Me tocó”, piensa el aludido, primogénito y un pieza de cuidado, cuarenta añitos y en segundo de Derecho que, para él, es muy torcido.

- Pues papuchi, he de darte una gran noticia. Acuciado por tus reproches sobre mi presunta disoluta vida, me lancé al mundo de los negocios y me ha ido muy bien -el padre levanta la ceja con gesto de incredulidad, se hace de nuevas pero conoce la aventura de su hijo pues le  colocó a un hombre de su confianza a su lado que le ha ido contando cada paso que daba el nene sin que el tolili de Fifí se haya dado cuenta, al contrario, se tragó el falso currículum del menda lerenda.- Sí, os cuento. Decidí que ya era hora de hacer algo por mí mismo, así que me hice emprendedor, busqué quien me pudiera dar asesoramiento legal y me acordé de… bueno, ya sabéis... "ella", que había montado el Círculo Liberal de Cazatalentos, se lo conté y me ayudó a dar forma a mi idea. Junto con un técnico del Centro Municipal para Nuevos Emprendedores, diseñamos un plan de trabajo e iniciamos la actividad gracias a una subvención de esas que dan desde Europa y lanzamos el asunto al mercado…

Todos le miran con inusitada expectación, tal vez nacida de la incredulidad de que Fifí haya hecho algo que no sea divertirse.

- Bien, he de decir que me maravillan esos técnicos de la administración, tan preparados, tan concienzudos, tan entregados, tan trabajadores, no sé cómo el vulgo fracasa en sus negocios, pero en fin, debe ser que el emprendimiento es cosa de genética -don Fefé se muerde la lengua, su esposa mira con orgullo a su cuarentón retoño-. Es verdad que soy algo inestable, siempre os lo he reconocido, pero entre la subvención de los Fondos Europeos y otra adicional de la Comunidad que me consiguió... "ella", no tuve que poner un euro para iniciar la actividad y en seguida cerramos un contrato… por cierto papá, en una de tus empresas.

- Pues no sabía nada -responde el padre con un gesto que para quien le conociera era muy significativo, sin duda la tal "ella" había hablado con él y diseñaron un concurso para que recayera en la empresa “del nene”. Fifí ni se enteró, claro, de hecho exhibía su orgullo como un pavo sus plumas ante la pava por primavera.

- ¡Pues ya ves! -dijo con satisfacción, a Fefita, que había captado el gesto del padre y se figuraba el resto de la historia, casi se le escapó la carcajada-. Total, que como la cosa no iba a más a pesar de nuestro éxito y yo no obtenía ganancia porque salíamos lo comido por lo servido, pues había que afrontar el coste de los trabajadores, el pago de las subvenciones reintegrables, Hacienda... por cierto, que yo no sabía que los ricos teníamos que pagar eso... y digo yo ¿para qué sirve pagar Hacienda, Seguridad Social,...? ¡puf, qué montón de pamplinas, así hay tanto perro flauta por ahí! En fin, que decidí resolver el asunto, hablé con un abogado de “Weird & Bizco” y me enseñó cómo quebrar la empresa para no tener que pagar a los acreedores, ni devolver las subvenciones... ¡Ah! y que la responsabilidad sobre las nóminas y despidos de los curritos recayera sobre una cosa que tiene nombre de hoguera o fuego… o algo así.

- ¿Fogasa?

- Sí, eso es, muchas gracias Fefita ¡Qué buen invento han creado esos rojeras para ayudar a los emprendedores! Resulta que es un fondo estatal para que los operarios despedidos por empresas que quiebran, cobren una indemnización "¡cosas de la democracia!" me dijo el abogado. Total, que hicimos los papeles y al final no tuve ni que devolver las subvenciones ni nada de nada ¡figuraos qué mal funciona Europa, cualquiera puede vivir del cuento! Así hay tanto vago por ahí cobrando sin dar un palo al agua -y Fifí arrugó la frente como se hace cuando uno se piensa lo que ya ha dicho.

Don Fefé estaba más colorado que las brasas del caldero del caldito ¡él había cubierto la devolución de los fondos avisado de la intención de su hijo de no hacerlo! Y todo para comprarse un yate con el dinero no reintegrado, que luego había amarrado en el puerto deportivo de Marbella el muy hijo de su madre. Fefita ya no pudo más y soltó la carcajada, pero se tapó la cara para disimular un llanto de emoción que no sentía. Fifí miraba orgulloso en torno suyo, se sentía admirado, al menos eso le parecía a él pues todos permanecían observándole con el rostro transido y en silencio. Al padre no le faltaba más que echar humo por la nariz, lo que finalmente hizo aprovechando el puro que se estaba fumando.

- Estoy muy orgullosa de ti, mi Fifíto -dijo doña Fefa, la madre de la saga ¿Qué iba a decir? una madre es una madre-, pronto serás un gran hombre de negocios como tu padre.

- Puede ser, pero es una pena que no se parezca a mí, claro, que es lógico -dijo el interpelado en un enigmático susurro que sólo la avispada Fefita captó-. En premio estaba pensando en regalarte un yate, Fifí.

A éste le corrió por la espalda una gota fría de sudor. No dijo nada, pero se temió que aquello no fuera mera casualidad ¿sabría don Fefé la verdad de sus negocios? Por si acaso guardó silencio y masculló para sí: “bueno y si  lo sabe ¿qué más da?, si me regala un yate vendo el otro y con lo que saque me compro un apartamento en Ibiza ¡qué emprendedor más osado soy! al año que viene monto otro negocio”.

- ¡Andad, vamos a ver qué nos cuenta el rey! -Y dando por concluida la sesión de interrogatorio para alivio del resto, se fueron todos hacia el gran salón a disfrutar de los aperitivos previos a la cena. Marcela y su auxiliar recogieron el caldero del caldo con la ayuda del portero, pero deprisa, que ya esperaba la noble familia el servicio de preliminares.

- Bueno papá ¿lo del yate iba en serio? -le dijo echándole el brazo por encima del hombro mientras caminaban hacia el comedor, pero la mirada de don Fefé se lo dijo todo sin decirle nada- No, si yo lo decía porque estaba pensando en irme a Dubai, que dicen que allí se pueden hacer muchos negocios. Mira, tengo yo un amigote, lo mismo conoces a su familia,  que resulta que...

¡Iba a ser otra gran nochebuena en la mansión de los Fefé! 



@ 2022 by Santiago Navas Fernández

Si quieres saber más de la saga de esta "ejemplar" familia, mira:

La decisión de Fifí, pulsa aquí.

P.D.- Aunque sea un recurso muy manido, he de aclarar que los personajes y nombres son inventados. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

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