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miércoles, 9 de marzo de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID LXXIII: DE LOS JARDINES DE FERRAZ A LOS JARDINES DE LARRA... SIN MIRAR A LA PLAZA DE ESPAÑA (y 2ª Zancada).


Y, como el que no quiere la cosa sorprendidos por un puñado de Castaños de Indias a la espera que crezcan las nuevas plantaciones ubicadas tras la reforma de la plaza de España, llegamos a la Plaza de Oriente, cuyo nombre por extensión aplicado al Palacio Real, nace para indicar su situación respecto de éste, aunque hay quien opina que se debe al Gran Oriente Masónico de donde era miembro algún personaje con peso para decidir. Lo cierto y sabido es que el diseño de Palacio realizado por Juvara y su discípulo Sachetti, no gustó al nuevo soberano Carlos III procedente de los estilos napolitanos, así que se trajo a Sabatini para que lo cambiara todo, de hecho, sólo pudo aprovechar los cimientos y la idea de abrir una plaza como supletoria al Palacio (igual que se hizo con la plaza de San Marcial respecto al Cuartel de San Gil, según vimos en la primera Zancada de este paseo). Bueno, eso y lo de las cien estatuas cuyo destino veremos. Fue José Bonaparte, conocido despectivamente y sin razón aparente como Pepe Botella, el que ejecutó las expropiaciones de casas y su derribo para dar espacio a la plaza, lo cual le significó recibir un segundo sobrenombre: Pepe Plazuelas ¡otra cosa quizá no, pero guasa hay hasta para hacer Historia!. Además, José I "y único" de España, continuó expropiando y derribando templos y más casas pues quería conectar el Palacio Real con la Puerta del Sol, pero no le dio tiempo. No era suficiente, alguien decidió expropiar el Huerto de la Priora del Real Monasterio de la Encarnación, para ampliar la plaza de Oriente hasta lo que hoy es la calle de San Quintín. Y vamos con "las estatuas", el proyecto implicaba subirlas al alero del Palacio, pero como estaban realizadas en piedra caliza acumulaban un peso que podía poner en peligro la techumbre (cuentan que Isabel de Farnesio soñó que las figuras caían sobre su familia y le dijo a su hijo que nones), así que se distribuyeron y hoy podemos ver algunas en lo alto de su primitivo destino y otras a lo largo de los jardines del centro de la plaza, en particular las que corresponden a los "reyes godos" y otros que son los primeros "reyes cristianos" tras la mal llamada Reconquista, que reposan al cobijo de enormes Plátanos de Sombra; y aún así, con las sobrantes, adornaron el Retiro y algunos parques de otras ciudades españolas. Por cierto que fueron realizadas durante el reinado de Fernando VI por un numeroso grupo de escultores dirigidos por Juan Domingo Oliverio y Felipe de Castro.



De fila a fila los reyes se miran unos a otros por encima de unos jardines con arbustos recortados en formas similares a las de un jardín que huele a versallesco. Parece que honraran la figura de Felipe IV ubicada en el centro, que se alza sobre un caballo apoyado en las patas traseras, un hito y dicen que el primer conjunto de estas características en el mundo cuyo equilibrio se consiguió con la ayuda de los cálculos matemáticos de Galileo Galilei. Fue un regalo que los duques de la Toscana otorgaron y que el escultor Pietro Tacca (1577-1640) realizó en bronce fundido en Florencia; transportada a España, su hijo Fernandino Tacca tuvo que remodelar el rostro del rey porque no gustó en destino a pesar de los dos retratos que Velázquez había realizado y enviado; hasta que finalmente, en 1642, se situó en la Huerta de la Reina del Palacio del Buen Retiro, hecho que se aprovechó para vender los productos hortofrutículas y así poder pagar los diversos gastos ocasionados. Muerto Felipe IV, no se le ocurrió a la Regente mejor opción que mandar subir la estatua al frontispicio, ¡con su enorme peso de 8 toneladas!, finalmente se impuso la cordura y volvió a su primitivo lugar. Pero no acabó ahí el galopar del caballo de bronce, porque cuando Isabel II comenzó una remodelación de la plaza, mandó colocar en el centro la estatua, que quedó con el culo mirando a Palacio ¡ahí es nada! aunque cara al Teatro Real ¡algo es algo! Por último decir que se restauró en 1997 con el patrocinio de la Fundación Rich. 


Como puede verse en la foto, se eleva sobre un pedestal de piedra con inscripciones explicativas y acompañado de cuatro leones de bronce elaborados durante el período de Isabel II por Elías Vallejo, montados sobre otros cuatro pedestales, mientras que el otro escultor de Corte, José Tomás, realizó los bajorrelieves. El conjunto reposa sobre sendos estanques y fuentes en los que gozan los patos y gorriones. Enmarcado en el ámbito de los jardines de arbustos bajos para que se aprecie el monumento con el Palacio al fondo por un lado y el Teatro Real al otro. Un conjunto que recibe el nombre de JARDINES DE LA PLAZA DE ORIENTE, con una superficie de 29.437 m2 en los que se incluyen los otros dos jardines que existen a izquierda y derecha de las respectivas filas de estatuas. Según la web municipal, entre los tres jardines que reciben el genérico de los de la plaza, cuentan con:



Arboles en mayor porcentaje:
Plátano de sombra: 47%
Aligustre arbóreo 14%
Ciprés común 12%
Tejo 9%
Arbustos: 25.968
Macizos arbustivos:
Boj 83 %
Albomarginata 9 %
Aligustre del Japón 8 %



A la izquierda, entre la calle San Quintín citada y la zona central, se encuentran los JARDINES DEL CABO NOVAL, en los que es habitual ver entre semana, grupos practicando yoga o bailes típicos. Lo preside un monumento al cabo Luis Noval, héroe de la guerra de Marruecos que dio su vida en 1909 por salvar la de sus compañeros, obra del escultor Mariano Benlliure realizada en 1912 por suscripción popular impulsada por la reina Victoria Eugenia, el propio artista aportó las 5.000 pesetas que faltaban para completar el coste. En un lateral de los jardines se encuentra una placa sobre monolito, dedicada al tenor Julián Gayarre, obra de Fructuoso Orduña realizado en 1954 e instalado por el Ayuntamiento al negarse la propietaria del edificio donde murió, a que se instalara en la fachada de dicha casa.


A la derecha de la plaza, entre la calle Requena y la zona central, se encuentran los JARDINES DE LEPANTO, en los que encontramos el monumento a Ángel Melgar, héroe del barranco del Lobo donde falleció en 1909, el propio rey promovió su construcción, encargada al escultor Julio González Pola en 1911, consistente en un busto en bronce sobre pedestal de mármol hacia el cual se eleva un soldado extendiendo su mano. Quitando esto que da a la calle Bailén, el resto son zonas infantiles y frondoso arbolado (fotos de abajo).


Cruzando la calle y siguiendo la de Bailén, llegamos a un espacio verde sostenido sobre un talud, es el JARDÍN DE LARRA, muy usado como mirador para ver los atardeceres desde la terraza situada entre la Catedral de la Almudena y el Palacio Real, de los más admirados de Madrid (lo puedes ver pinchando en Los 43 atardeceres de El Principito). Según el Ayuntamiento, cuenta con 5.595 m2 y la siguiente cobertura vegetal:

Árboles: 79
Cedro llorón 43%
Hibisco 20%
Álamo plateado 14%
Arce 5%
Arbustos: 1
Laurel cerezo 100%
Macizos arbustivos. Superficie de macizos arbustivos: 152 m2 
Hiedra 75%
Forsitias 20%
Pitosporo 5%

Su nombre se lo debe al busto del escritor y periodista Mariano José de Larra que figura junto a la calle en la mitad derecha del jardín, obra del escultor Jesús Perdigón realizada en bronce en 1926 a iniciativa del Círculo de Bellas Artes de Madrid, instalada en 1930 sobre un pedestal diseño del arquitecto Teodoro Anasagasti en el Paseo del Prado frente a la calle Zorrilla; en 1941 se trasladaría a la calle Mayor junto a la calle Santa Clara, donde vivió y nació el homenajeado, pero como se le veía poco, lo instalaron aquí rodeado por setos. El jardín cuenta con numerosos árboles como los dichos y además Madroños, Aligustre del Japón, Liquidámbar, etc. alguno de ellos sobre una base de tierra y adoquines que lo elevan sobre el terreno. Un único camino atraviesa longitudinalmente el jardín de norte a sur y también cuenta con la calle del Factor, elevada por encima del talud en el que podemos apreciar un muro de contención, parte del mismo ha sido estudiado por los expertos y se ha determinado que se aprecian restos de lo que podrían haber sido construcciones de diferentes culturas sucesivas que rodearan la ciudad, lo cual quiere decir que podemos estar ante restos de las murallas árabes y/o cristianas pero en cualquier caso, restos arqueológicos de hace varios siglos.

Al final del dicho sendero vamos a desembocar en la pequeña calle de la Almudena, donde podremos ver la estatua de "El vecino curioso" observando las ruinas de lo que debió ser la iglesia de la Almudena, ubicada seguramente sobre los restos de la antigua Mezquita del asentamiento árabe donde se fundó la ciudad bajo su primer nombre Mayrit. La obra escultórica data de 1999, elaborada dentro de la remodelación de esta parte de la ciudad, se debe al escultor Salvador Fernández Oliva, que ha querido representar a una persona de edad que observa curioso y sin prisa los restos de la antigua muralla, protegida bajo una urna de cristal que merecería una buena limpieza de vez en cuando, incluso por el interior (si hay acceso).

Al lado, sobre una columna se alza una reproducción en bronce de lo que sería el primigenio templo cristiano, realizada por la Escuela de Arte La Palma en la misma época de la mencionada remodelación, representa una maqueta de la iglesia de la que consta fehacientes datos desde 1202, la cual se mantuvo sin intervención hasta dos profundas remodelaciones realizadas en torno a 1777 y a 1780, siendo demolida en 1868. Es un rincón desconocido para muchos turistas y algunos propios que recorren Mayor sin darse cuenta de este detalle que tanto habla de los orígenes de Madrid, del propio Madrid. 

Resulta significativo cómo en esta zona predominan los Madroños.

Y con esto ya hemos concluido nuestra segunda Zancada del recorrido desde los parques de Ferraz al de Larra, aunque lo cierto es que en los alrededores aún nos quedan cosas muy interesantes por ver, pero eso ya lo dejamos para más adelante. No obstante, no olvidar que cada miércoles se celebra el acto de relevo de la guardia en el Palacio Real sobre medio día y el primer miércoles de cada mes se hace el Solemne Cambio de Guardia ¡algo espectacular! Os aconsejo consultar horarios en la web del propio Palacio antes de presentaros allí.


@ 2022, by Santiago Navas Fernández





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