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viernes, 16 de agosto de 2024

PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CLXVIII: UNIVERSIDAD, entre el Conde Duque y San Bernardo.




En nuestro paseo por los JARDINES DE LIRIA y alrededores, acabamos en el PARQUE CONDE DUQUE, partimos pues de esas columnas que hay a la entrada por la esquina con la calle de Santa Cruz de Marcenado, una de esas calles arboladas que encontramos cada vez. Si nos asomamos a la calle Alberto Aguilera, nos encontramos con un árbol considerado como monumental, es un Liquidámbar. Y en la acera de enfrente está la Casa de México en España y la legendaria Gasolinera Porto Pí de la que hablamos en otros recorridos (ver aquí). Otra gasolinera en el lado que estamos recorriendo nos sorprende, pues ocupa una parcela de terreno entre los altos edificios de la calle.





El último tramo de la calle Santa Cruz de Marcenado se abrió en los años 70 del siglo pasado al levantar los edificios de la Cooperativa de Viviendas Militares para sus funcionarios. Su singularidad reside en varios aspectos, están construidas en hormigón conservado a la vista dándole un sólido aspecto combinado con vegetación colgante que actúa como pantalla sonora y deja el paso de la luz y refresca el ambiente, los diseñaron Fernando Higueras y Antonio Miró y en la construcción se sumó Carlos García Rodríguez. Los terrenos procedían de la Inquisición, en ellos estuvo el Hospital de la Princesa hasta 1950, había sido diseñado en 1852 por Aníbal Álvarez Bouquel. 



Bajamos por la calle del Acuerdo y nos desplazamos por la primera a la izquierda para llegar a la calle de San Dimas la cual acaba en un callejón donde se encuentra un mural “Respira” de Boa Mistura. Tomamos hacia abajo esa misma (según numeración) y al llegar al cruce con Montserrat, buscamos en ésta el número 12 para contemplar la fachada singularmente decorada de un edificio de viviendas. Observarla con atención pues sus dibujos parecen penes y vulvas, pero lo mismo es una deformación, no sé, opinad a ver qué os parece. El caso es que el arquitecto, Arturo Pérez Merino, pasó todos los controles de la autoridad competente en 1912, cuando la finalizó, no es la única construcción que realizó en Madrid usando diferentes decoraciones singulares, entre otras, la casa que vio nacer a Lina Morgan, el caso es que apenas se sabe nada de dicho arquitecto ni de la motivación que tuvo. 


Seguimos por esa calle hasta encontraros con la de Amaniel. En la esquina se encuentra el edificio de la antigua fábrica de cervezas Mahou, con la vieja chimenea y su fachada de ladrillo en neomudéjar madrileño. En origen el proyecto de Francisco Andrés Octavio de 1892 ocupaba un espacio que fue ampliado por Sallaberry en 1901, de nuevo intervino en segunda ampliación Francisco Andrés en 1907 y en 1930 lo hizo Lorenzo Gallego Llausas para una ampliación final. La estructura de hierro permitía la carga de grandes pesos, cerrado en ladrillo, el edificio cayó en desuso y poco a poco fue cediendo terreno para construir viviendas en altura, hasta que en 1988 y hasta 1996 se remodela para crear el Archivo Regional con proyecto de Salvador Pérez Arroyo. Y entre 2007 y 2010 se adapta a la estancia del Museo ABC. En la esquina con la calle Limón hay un edificio restaurado que llama la atención por los colores de su fachada, uno de tantos que por estos barrios levantaron para vivienda, muchas veces por iniciativa de inversores que los dedicaban al alquiler.


Llegamos ahora a la plaza de las Comendadoras, que ya vimos en nuestro recorrido por el CAMINO DE SANTIAGO (ver etapa aquí). Fundado en 1584 por Íñigo Mendoza Cárdenas y su esposa para sede de la Orden de Santiago en Madrid, se encargó a los hermanos José y Manuel del Olmo, quedando acabado casi con el final del siglo XVII. Cincuenta años después aproximadamente, Francisco Moradillo realizaría la Sacristía de Caballeros destinada a los actos de los miembros de la Orden. Cuenta con una sobresaliente cúpula asentada en su interior sobre grandes pilares y pechinas decoradas con la Cruz de Santiago, decoración que inunda toda la planta cuadrada del recinto. La figura de Santiago Matamoros preside el Altar. En 1753 Sabatini realizó una obra para conectar las diferentes estancias y casas del complejo conventual e iglesia.


La plaza al lado es muy amplia, un poco escasa de sombras dada su amplitud, apneas unos Cipreses y algunos Olmos, sin embargo llama la atención de los Manzanos que invaden las aceras. Tiene juegos infantiles, bancos, elementos de gimnasia, etc. una buena fuente. Al fondo está la calle de Amaniel, pero desde la propia plaza vemos sobre los tejados de las casas, asomar la chimenea de la antigua fábrica Mahou citada antes. 



En la acera de dicha calle se encuentra el busto dedicado a la heroína de la guerra de la independencia de 1808 Clara del Rey (Villalón de Campos, 11/08/1765 - Madrid, 02/051808), la cual acudió junto con su marido y sus dos hijos al enfrentamiento armado del cuartel de Monteleón el 2 de mayo de dicho año, muriendo por la metralla que la alcanzó, como también uno de sus hijos y su esposo. El busto es figurativo pues se carecía de imagen de la homenajeada, realizado en bronce por el escultor César Orrico, y ubicado sobre un pedestal con identificación grabada sobre él. Se ubica ante el esquinazo que forma la calle dicha con la dedicada al poeta Bernardo López García desde 2023. En Madrid Clara del Rey figura como una de las víctimas identificadas del dos de mayo de 1808 y enterrada en el desaparecido Cementerio de la Buena Dicha (junto a la Gran Vía), hasta ese momento sólo tenía una placa en los JARDINES DE MARIO BENEDETTI (que vimos en un recorrido por Prosperidad junto a la calle de su mismo nombre, pincha aquí).



Desde esa terraza en la esquina dicha, parte la calle del Cristo, así llamada porque parece ser que hubo una talla de un cristo en ella, peatonal y que desemboca en la plaza de la Guardia de Corps, siendo usaba por este cuerpo militar para ir y venir del viejo Cuartel, cuando existieron. Nosotros seguimos bajando por la del poeta, en cuyo inicio encontramos una placa azulejada en la pared, que nos lo recuerda, junto a la decoración de los cierres de un negocio que hay en los bajos. Haciendo esquina con la Travesía del Conde Duque se encuentran unos edificios con interbloques cerrados y bien arbolados con crecidos Plátanos de Sombra.


Frente a nosotros, en un cruce donde confluyen la travesía citada, con las calles de Ponciano, Amaniel y Noviciado, cogemos esta última en dirección a San Bernardo. Tomamos la de Noviciado y lo primero que descubrimos es una acera entera con una edificación de una sola planta dedicada a comercios.


Pero lo más interesante está más adelante. La Iglesia Evangélica resulta realmente curiosa pues usa un estilo neomudéjar muy poco habitual, levantada entre 1913 y 1915 por Luis López López, por encargo de un tal Cipriano Tornos, en forma de tres cuerpos elaborados en ladrillo y rematadas sus fachadas por muros almenados como un castillo, usando arco ojival en buena parte de sus huecos, puertas y ventanas. El edificio central es la iglesia protestante de El Salvador, perteneciente a la Iglesia Evangélica de España, y los laterales se dividen entre una escuela mixta y viviendas en un ala, y en el otro una enfermería y viviendas también. Adjunto "hombro con hombro" como si dijéramos, se encuentra la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la UCM, con una placa a la entrada que identifica a su benefactor. Ramón Pelayo de la Torriente (Valdecilla, 24/10/1850 - Valdecilla, 26/03/1932), Primer marqués de Valdecilla, empresario e indiano español, que hizo gran fortuna en Cuba. Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII en 1924 y Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia en 1928. Regresó en 1920 a la península tras vender todas sus propiedades y plantaciones en la isla.



Regresamos para coger la calle Amaniel y seguir bajando hasta la plaza del Conde de Toreno, curiosamente ocupada por una salida de metro mediante ascensor que muy poca gente conoce, pues está entre las estaciones de Noviciado y Plaza de España. Ahí cerca se abre un patio, como vemos en la foto, en unas instalaciones a la espalda del IES Cardenal Cisneros, donde se encuentra una Encina declarada singular y protegida, tan centenaria que se puede decir que es el único ser vivo que conoció la antigua Universidad Central, en cuyo patio está. Y pegado a todo ello, la placa en recuerdo a Gaspar Melchor de Jovellanos (1744 - 1811) magistrado, literato, ministro de Carlos IV, benemérito de la Patria y figura destacada de la Ilustración Española, pudiendo haber sido ministro con José Bonaparte y desterrado a Mallorca por Godoy, llegó a Madrid en 1778 como miembro de la sala de Alcaldes de Casa y Corte de esta ciudad. Se instaló en donde está la placa, aunque el edificio de entonces fue derruido, y permaneció en ella hasta 1780, año en el que accede al Consejo de Órdenes Militares y abandona esta residencia. Justo haciendo esquina con la calle de los Reyes, llamada de la Soberanía Nacional en época de la II República, su nombre puede provenir de diferentes orígenes, pero quiero pensar que eso de Gaspar y Melchor, aunque falte Baltasar, quizá tuvo algo que ver (es broma). En dicha calle tuvo casa Goya de la que salió para irse a la Quinta del Sordo (que vimos aquí) y es donde su ubica el actual IES Cardenal Cisneros.


Subimos ahora por San Bernardino para asomarnos a ver la esquina del edificio Montano. Construido entre 1884 y 1890 por el arquitecto Ricardo Montano, fue un ejemplo de arquitectura doméstica madrileña representativa del siglo XIX, destacando la decoración mural del salón de música de la planta baja, única obra conservada de los hermanos Daniel (1852-1921) y Germán (1855-1886) Zuloaga, ceramistas y pintores prestigiosos. De estilo ecléctico, con motivos renacentistas, barrocos, historicistas y simbolistas, emplearon telas gruesas simulando tapices o finos lienzos pintados al óleo en paredes y techos, enmarcados por molduras de escayola, con motivos alusivos a la música. Hacia 1840, Alfonso Vicente Montano funda la Fábrica de Pianos Montano en un pequeño taller anexo, dedicado a fabricar pianos y armóniums, y luego a ampliar otros instrumentos como pianolas, autopianos y pianos eléctricos, y a distribuir instrumentos de otras marcas. En 1913, la recién creada Sociedad de Amigos de la Música alquiló el Salón de Música. Por allí pasaron músicos como: un joven violonchelista llamado Pau Casals o los guitarristas Daniel Fortea y Luis Soria Iribarne, pero también profesores y alumnos del conservatorio. Se le consideró uno de los más destacados de finales del siglo XIX y principios del XX, como el Salón Zozaya, el Salón Romero, la Sala Gasset y Toledo, la Sala Navas o la Sala Campos. Estuvo operativo hasta 1930, aunque su actividad fue decayendo a la vez que la fábrica. La difusión del gramófono y el fonógrafo también influyó en el declive de espacios como este, dedicados a la práctica musical presencial. Tras la Guerra Civil, se instaló en el inmueble la biblioteca de la Escuela de Peritos Industriales. Posteriormente, en 1956 ocupó su lugar el Instituto de Enseñanzas Profesionales de la Mujer y desde 1970 hasta 2014, la tienda de decoración Rústika. Desde 1997, el edificio está catalogado como de protección integral, incluyendo el interior de la sala de conciertos y el exterior de su estructura. Los últimos usos han sido para rodajes de películas.


Un poco más arriba nos encontramos con la Fundación Don Álvaro de Bazán ubicada en el Palacio del Marqués de Santa Cruz, cuya historia se remonta al siglo XVIII. En 1768 don Diego Manso de Velasco, II conde Superunda, encargó a Antonio Pló y Camín, construir un palacio sobre dos antiguas viviendas; en 1774 el conde decide adaptar una portada a la entrada, de tipo clasicista con dos columnas de orden dórico. En 1846 compra el palacio el XII marqués de Santa Cruz, Francisco de Borja de Silva y Téllez-Girón, que años después lo somete a una profunda remodelación que afecta al interior y la parte trasera. Precisamente en la calle del Limón con la que linda, encontramos una espectacular casa neomudéjar.


Vamos a bajar ahora por San Leonardo para acercarnos a ver la Parroquia de San Marcos. Desde 1632 existía en ese lugar una ermita u oratorio, Fernando VI decide conmemorar la batalla de abril de 1707 erigiendo una iglesia a San Marcos, patrón del día de la mencionada victoria, y encarga a Ventura Rodríguez su elaboración que se prolongaría desde 1749 a 1753, el cual elige para aplicar el estilo barroco del italiano Borromini, utilizando el ladrillo visto y la fachada curva con frontón en un estilo más clásico a la entrada. En 1925 la iglesia sufre un grave incendio y al año siguiente es restaurada por Francisco García Nava. Por cierto, que Ventura Rodríguez fue enterrado en esta Parroquia por voluntad propia, pero posteriormente fue trasladado junto con José de Villanueva, uno de sus más grandes enemigos profesionales, a otro lugar donde ambos estarán eternamente unidos, al menos hasta ahora. Y por si no lo sabías tampoco, Ventura Rodríguez se llamaba Buenaventura Rodríguez Tizón y era de Ciempozuelos, ahí al lado.


Seguimos por la calle Maestro Guerrero y en la esquina con la de Reyes, encontramos un edificio de viviendas datado en 1890 con trazos neomudéjares. Casi al lado nos sorprende un edificio como los que vimos en San Bernardo (en las zancadas sobre el CAMINO DE SANTIAGO por Madrid, ver aquí y aquí), con cristalera y cerámica en la fachada, datado en 1925 y atribuido a José Antonio de Ágreda González.


A la espalda de estos edificios nos metemos por la calle peatonal de San Ignacio de Loyola y luego por la calle del Álamo, para salir al Mercado de los Mostenses, ubicado en una curiosa plaza que está rodeada por los viales: calle Ricardo León, calle García Molinas y calle del General Mitre, mientras que la plaza de los Mostenses en sí, se ubica a un lateral, en el espacio que hay al final de la calle Antonio Grilo y hasta la calle del Álamo, diga lo que os diga Google Street, pues más vale el callejero oficial del Ayuntamiento de Madrid. El nombre de Mostenses le viene porque en 1611 fue fundado por los Padres Canónigos Premostratenses con el apoyo económico de Juan Zúñiga, conde de Miranda y presidente del Consejo de Castilla, el Convento de San Norberto por ser éste el fundador de la Orden, al que en 1754 Ventura Rodríguez añadió la Iglesia con fachada en curva cóncava. José Bonaparte ordenaría el derribo del Convento en 1810 y un año después el de la iglesia a pesar de la oposición de arquitectos discípulos del maestro Rodríguez. En 1875 se levanta el Mercado a imagen y semejanza del de la Cebada y por el mismo arquitecto, Calvo Pereira, aunque un tanto menor. Pero en 1925 se incluyó en los derribos que se hacían para crear la Gran Vía, aunque no estaba en esa línea, de hecho su solar sirvió para la construcción del Cine Azul. En 1946 se levanta el actual Mercado de los Mostenses sobre el solar del antiguo Convento.



Y para concluir, os invito a subir por las escaleras de la Travesía de la Parada, luego coger la Travesía de las Beatas y enfrente vemos el mural de Casassola titulado "Rapto de Europa", ubicado en la calle de Antonio Grilo, de la que ya hablamos un poquito sobre ella cuando pasamos por San Bernardo haciendo el CAMINO DE SANTIAGO (ver aquí) pues en el siglo pasado se sucedieron ciertas tétricas historias en ella, casualidad o no, la fama se la ganaron.


@ 2024 by Santiago Navas Fernández

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