La calle San Bernardo desemboca en la Glorieta de Ruiz Giménez y no en la plaza de San Bernardo como algunos la llaman repetitivamente a pesar de que perdió dicho nombre en 1934, en honor de un alcalde de Madrid y que era padre del conocido Joaquín Ruiz-Giménez. Durante la Guerra Civil se la llamó plaza del 14 de abril. También estuvo aquí la estatua a Lope de Vega que vimos junto al Convento de la Encarnación en nuestra primera ruta del Camino por el Centro. Y también un conjunto escultórico dedicado al "Levantamiento del 2 de mayo" realizado por Aniceto Marinas de 1891 que ahora podemos ver en los JARDINES DE FERRAZ (pulsa aquí). Pues por aquí pasa nuestra ruta del CAMINO DE SANTIAGO y es desde donde vamos a recuperar nuestra zancada anterior, a la vista de la Iglesia de Monserrat.
Precisamente en una isleta en la confluencia de San Bernardo con la plaza, se encuentra un Monolito al Canal YII, que recuerda el populoso acto celebrado en junio de 1860 cuando la reina Isabel II inauguró la llegada de agua a través del Canal de su nombre, lo vimos en uno de nuestros paseos por Chamberí donde os dejé algunas curiosidades del acto, ver aquí. La fuente en realidad no estaba en la plaza sino frente a la Iglesia de Montserrat y fue retirada porque producía inundaciones en la calle y estorbaba al tráfico, la vemos en la reproducción del óleo del pintor romántico Eugenio Lucas que se conserva en el Museo de Historia de Madrid. Como vemos, la traída de agua a Palacio fue dejando sus aportaciones en palacios, conventos e iglesias de la calle Ancha de San Bernardo que antes obtenían de pozos particulares y por el VIAJE DE AMANIEL o de Palacio. Por último, en la plaza se estableció una fuente como la actual en 1997. Entre sus edificios destaca el complejo Princesa, del que hablamos en la zancada citada y cuyo enlace os he dejado.
En el número 112 de esta calle nos encontramos con un precioso edificio de 1927 construido para Anastasio Sánchez como viviendas de alquiler, obra del arquitecto José Antonio de Ágreda González con cerámica talaverana de Juan Ruiz de Luna y miradores de fachada, cada planta consta de cinco viviendas de desarrollo muy complicado al estar tres con vistas a la calle y las otras dos interiores, articulándose en dos escaleras y varios patios interiores. Estos mismos autores citados fueron los que un año antes construyeron el similar edificio que vimos en la zancada anterior en el número 67, frente a los Bomberos. Ambos son uno más de los numerosos palacetes y/o edificios de finales del XIX y primeros del XX, construidos como respuesta a las necesidades de vivienda de la época para un cierto nivel como profesionales, empleados estables y comerciantes o burgueses pujantes. Como abundan mucho estos edificios, no nos iremos deteniendo en todos, pero no dejéis de observar las fachadas y descubrir verdaderas bellezas.
Enfrente está la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores junto al edificio de la Congregación de San Pedro, proyecto de José Urioste Velada en 1896 inaugurado en 1910, contenía un Hospital para sacerdotes naturales de Madrid y tras otra reforma posterior en los años 50 se construyeron viviendas para sacerdotes retirados; en 1936 quedó prácticamente destruido por culpa de un incendio, reconstruido en los años 40 del siglo pasado fue ampliado y completado manteniendo su estilo neomudéjar madrileño en su fachada y en su torre dotada con rejado volado. Si nos fijamos en el frontón de la fachada, veremos el antiguo escudo de Madrid pero también una concha Jacobea. En realidad la Parroquia no estaba en el proyecto original de la Congregación, pues ya contaba con una propia en el antiguo cementerio homónimo que, tras su derribo, dio lugar a la cercana barriada de Arapiles, pero por intercesión del Obispo en 1908 los Sacerdotes de la Congregación cedieron su Iglesia para crear la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. A dicha Congregación pertenecieron personajes de la época de la talla de Lope de Vega y Calderón de la Barca.
Y llegamos así a la Glorieta de Quevedo donde, con mucho esfuerzo, podemos ver la placa de la foto superior que nos indica que estamos en el buen camino si el que seguimos es el de Santiago; parece una tontería, pero hay que recordar que es la primera indicación que encontramos desde la propia Iglesia de la que partimos. La presente glorieta tiene su origen en un cruce de caminos, con salida al antiguo cementerio del Norte creado en 1787 por Carlos III que hemos citado; también estuvo "de paso" por aquí el monumento erigido por Aniceto Marinas en la glorieta de Ruiz Jiménez que vimos al inicio. Y cuentan que aquí se detuvo al bandolero Fernando Delgado Sanz, el Tuerto de Pirón, hacia 1879, tras lo cual pasó 42 años en la cárcel hasta su muerte. En la esquina con el inicio de la calle Bravo Murillo vemos un edificio de viviendas de Antonio Palacios (foto superior tras la estatua). La plaza contiene variedad de Castaño de Indias, Acacia del Japón, Olmo de Siberia y algunos Ciruelos púrpura.
Y en el centro la citada estatua, erigida inicialmente en la plaza de Alonso Martínez en 1902 con modelo de escayola que sería sustituido por el definitivo, el retraso se debió a que la estatua resultó más cara de lo previsto, casi el doble. Era un homenaje de Madrid a la mayoría de edad del Rey de entonces que incluía otras estatuas distribuidas por toda la ciudad, algunas de las cuales no se llegaron a realizar. Esta en concreto es obra de Agustín Querol Subirats (Tortosa, Tarragona, 1863 - Madrid, 1909) y fue trasladada aquí en 1963 tras una remodelación de tráfico efectuada en las rotondas citadas, en el 2000 se volvió a reformar instalando la fuente que figura bajo ella, lo que permitió elevar la estatua que representa a un Quevedo que luce la Cruz de Santiago en el pecho, en posición de observación con una pluma en una mano y la otra pegada a la espada, realizado en piedra caliza. El pedestal también se lo debemos al mismo escultor y destaca por su decoración y uso de alegorías diversas, con figuras que sobresalen del relieve y se pasan entre ellas sucesivos objetos como lira, antorcha, etc. que representan los géneros literarios que trabajó el poeta. El título de una obra representativa de cada uno de los cuatro ocupa cada costado, así como la fecha de nacimiento, el nombre y los famosos "quevedos" (sus inconfundibles gafas).
En la siguiente esquina destaca un edificio de cristaleras que son los Teatros del Canal. Inaugurados el 20 de febrero de 2009 obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, el cual recibió el Premio de Arquitectura en la Bienal Española por su "excelencia, contenido y poética del espacio". Un edificio moderno con más de 35.000 m2 y cuatro salas: verde, roja, negra y cristal además del Centro Coreográfico, para acoger toda la variedad de estilos artísticos y festivales de la Comunidad de Madrid que promovió su construcción, aunque la titularidad es del Canal de Isabel II y la explotación a cargo de Clece. Su primer director fue Albert Boadella.
Justo en la esquina de enfrente se encuentra la estatua dedicada a Juan Bravo Murillo, delante de uno de los Depósitos más grandes que construyó el Canal, por él impulsado en su etapa de Jefe del Gobierno. Obra del escultor Miguel Antel Trilles (1866-1936) realizada en bronce dentro del programa explicado sobre la estatua de Quevedo, de diversas esculturas realizadas a primeros del siglo pasado. Fue instalada en 1902 en la glorieta, pero como el resto de esta serie, movida aquí por remodelación en 1963, sobre un pedestal calizo con placas lateras en bronce donde se representan diferentes símbolos de la navegación, el río, las aguas, etc. y otros adornos. En la trasera se levantó un muro de granito para resaltar la figura que queda tan elevada al estar el conjunto sobre una plataforma sobre tres escalones por encima de la acera. Enfrente se encuentra el PARQUE ENRIQUE HERREROS, del que hablamos aquí, es un parque municipal.
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