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viernes, 16 de junio de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CXXI: DE TRAFALGAR A ALMAGRO, PASEANDO POR CHAMBERÍ y II.





No, Chamberí no tiene metro ¡ni tampoco tranvía! ¿qué será de Chamberí? Pues nada porque es un barrio cargado de historia que, obviando el exceso de ruido por las terrazas en ciertas zonas, es muy agradable para vivir a pesar de que esté tan falto de zonas verdes "per cápita". Cuando se inauguró la linea 1 del Metro en 1919 tuvo su estación que aún existe reconvertida hoy en un Museo como parte de los diversos recuerdos que se conservan de la primitiva compañía Metropolitana, la línea llevaba desde Sol hasta Cuatro Caminos, démonos cuenta de la importancia que adquirió esta zona. La segunda línea, que hacía el mismo recorrido, también atravesaba el barrio por otro lado y uniendo las citadas. Pero al crecer el servicio y alargar los convoyes que circulaban, la estación de Chamberí de corto anden, no se pudo modificar y entonces los trenes fueron demasiado grandes y la estación se cerró en 1966, a fin de cuentas las paradas de Iglesia y de Bilbao estaban realmente cerca (el Andén 0, que así se llama ahora, lo visitamos aquí). En el recuerdo han quedado los azulejos diseñados por Antonio Palacios, formando dibujos y cuadros publicitarios, además de poder ver las instalaciones centenarias tal y como fueron. La visita es gratuita.



Comenzamos en la Glorieta de Ruiz Jiménez que todos llamamos vulgarmente de San Bernardo, tal vez porque allí está el metro de dicho nombre y comienza la calle del ídem. Atravesada por una calzada, consta de dos fuentes semicirculares a cada lado, cada una con un surtidor en el centro y varios en diferentes líneas y en distintas direcciones, como se ve en la foto superior, que se instalaron en 1997 para ayudar a organizar el tráfico por este cruce con anchas vías, separadas por unas franjas de césped. En una isleta que da a la calle de San Bernardo, un monolito con placa nos indica que aquí fue donde se inauguró el Canal de Isabel II. Ocurrió en junio de 1858 con la asistencia de Isabel II, su esposo y su hijo (el futuro Alfonso XII) y se recordará por la frase que le dijo el ministro Posada Herrera a la reina: "Señora, hemos tenido la suerte de ver un río poniéndose en pié". Previamente en los ensayos anteriores, el agua alcanzó los 30 metros de altura, así que el día que la reina abrió la espita del surtidor central, los sombreros del público asistente volaron entre vítores y asombros; dicen que don Juan Bravo Murillo se encontraba oculto entre el público al no haber sido invitado por cuestiones de la política del momento, a pesar de ser el impulsor de la construcción del Canal. El agua formó un río que bajaba por la calle Ancha de San Bernardo y lo inundaba todo, por esto o porque la fuente ocupaba la calle y molestaba para el tráfico, se acabó desmontando y el vaso al menos, pasó a la Puerta del Sol que acababa de sufrir una transformación que le había privado de su anterior fuente, la de la Mariblanca; el surtidor se instalaría con el tiempo en El Retiro, en el estanque del Palacio de Cristal podemos verlo. La fuente no acabaría ahí, el chorro tan alto y la acción del viento, hacían que el agua inundara la plaza con el consiguiente problema para tráfico y transeúntes, así que sería nuevamente trasladada sin dicho chorro ya, a la glorieta de Cuatro Caminos hasta que en ésta se construyó el "escaléxtric" y volvió a moverse donde por fin se estableció: en la entrada por el Puente del Rey, delante de la casa de los Vargas en la Casa de Campo. En la foto superior, vemos la fuente en la plaza y al fondo el edificio construido en los años 70 del siglo pasado por el Patronato Militar para viviendas de sus funcionarios; su singularidad reside en varios aspectos, está construida con hormigón que se conserva a la vista dándole un sólido aspecto que se combina con vegetación colgante que actúa como pantalla sonora y a la vez deja el paso de la luz y refresca el ambiente, fueron diseñados por los arquitectos Fernando Higueras y Antonio Miró. El arbolado de la plaza lo constituyen grandes Plátanos de sombra a los que acompañan en la calle de San Bernardo Acacias del Japón y Olmos de Siberia, especies muy comunes en todos estos barrios.

En 1996 el Ayuntamiento de Madrid replanteó la reforma de varias plazas, entre las que se encuentran las tres que hoy vemos, afectando a sus fuentes en el centro, regulación del tráfico y mobiliario urbano. En la Glorieta de Bilbao se instaló en 1998 una fuente de forma circoagonal de hormigón con bordes en bloques de granito. En mitad de la estructura hay un pilón de mármol travertino con siete surtidores de amplio chorro que vierten el agua que al rebosar, cae sobre otro pilón inferior; a los lados, dos estructuras en forma de tazas semicirculares con un surtidor cada una, vierten el líquido sobre el vaso que rodea toda la estructura y consta de otros chorros que sirven para darle forma. El resto del espacio de la isleta sirve para el mobiliario de semáforos y señales, realizada en baldosas, carece pues de vegetación. Además consta del oportuno alumbrado subacuático. La plaza está muy escasamente dotada de arbolado, lo que le da una dureza excesiva, sólo algunos Plátanos de sombra medio asfixiados se mantienen, igualmente ocurre con la calle Fuencarral en el tramo proveniente de Quevedo, Acacias y Ciruelos se concentran en la esquina aisladamente y tras sobrepasar la plaza, Aligustres del Japón sobreviven angustiados en las estrechas aceras.

La plaza de Alonso Martínez cuenta así mismo con otra fuente, fue la primera en remodelarse según el plan citado de 1996. Consta de una isleta de césped en el centro, donde se instaló un amplio vaso ovalado de hormigón que tiene quince surtidores en el centro y casi 80 alrededor que apuntan hacia el centro. Cuenta con iluminación subacuática. Delante del número 2 de esta plaza se encuentra la estatua del jurista y político burgalés Manuel Alonso Martínez (1827-1891), que en 1888 elaboró un Código Civil completo y ocupó diferentes cargos políticos y como jurista que avalaron su título póstumo como marqués. Impulsada por la Asociación de Profesores de Derecho Civil y sufragada por la Fundación Cultural del COAM, asumieron su realización el arquitecto Joaquín Roldán Pascual y el escultor José Luis Parés Parra. El primero realizó la basa en granito y piedra caliza, en sus cuatro caras se usaron letras en bronce, placas de dicho material o labrado en la propia piedra. El segundo se encargó de la figura del homenajeado que se muestra togado y con los identificativos de los diversos cargos que ocupó, erguido y atento a un libro que podría ser el Código Civil, mirando a la vez hacia la plaza de su nombre. Dentro de los jardines de recreo que proliferaron por Madrid entre el siglo XIX y primeros del XX, aquí se establecieron los Jardines de Minerva, un merendero donde se podía tomar algo e incluso comer, bailar y disfrutar de espectáculos; competía en precio con el Recreo de Chamberí que conoceremos al final de este paseo; dentro de esta categoría de "recreos" se encontraban los Campos Elíseos que conocimos al inicio del paseo por Príncipe de Vergara (ver aquí) o el proyecto en el entorno de la Dehesa de la Villa (ver aquí). Al igual que la de Bilbao, esta glorieta está escasamente dotada de algunos Castaños de Indias que sufren la sequedad ambiental del tráfico cuando son especies que necesitan buena humedad en el aire; el aspecto hostil de la plaza  se compensa con la frondosidad colindante de la de Santa Bárbara.

Seguimos por la calle de Almagro donde podemos admirar numerosos edificios como el del Colegio de Ingenieros y en la perpendicular calle del Marqués de Riscal, el Frontón Beti-Jai, que vimos en nuestra última Zancada por la Castellana (ver aquí). Así llegamos hasta la glorieta de Rubén Darío en cuyo centro se ha construido una rotonda para gestionar el tráfico y donde concluye el puente que cruza sobre el Museo al Aire Libre de dicho nombre y que también vimos en la serie de la Castellana (pincha aquí). En un lateral y rodeado de parterres y palmeras se encuentra el busto en bronce al poeta, elaborado en 1967 por el escultor José Planes Peñalver, sobre un obelisco truncado de granito donde aparecen letras en bronce alusivas. Esta plaza está bastante bien arbolada, incluso en algún lateral es frondosa; a las citadas Palmas de Fortune que rodean la escultura, se suma el Cedro del Atlas de la isleta central alfombrada de césped y flores de temporada, más los Castaños de Indias, Acacias del Japón y algún Madroño. A destacar que por la calle Almagro nos encontramos Olmos de Siberia y Acacias del Japón incluso en doble fila en el acerado.

 

Subimos por el Paseo de Eduardo Dato, arbolado con Acacias del Japón especialmente, hasta la Parroquia de San Fermín de los Navarros, una placa en su entrada nos da cuenta del porqué de su nombre. Encerrada entre muros de ladrillo, cuenta con un jardincillo que lo aísla frontal y lateralmente, creando unos espacios frescos bajo la sombra generosa de arbolado diverso. El Hospital de San Fermín de los Navarros, ubicado en el Paseo del Prado desde mediados del siglo XVII fue el impulsor de la presente iglesia. Realizada por los arquitectos Carlos Velasco y Eugenio Jiménez entre 1886 y 1890 en el antiguo Paseo del Cisne sobre un terreno cedido por la Infanta Isabel de Borbón. De estilo neomudéjar toledano mezclado con gótico en su interior, destaca su alta torre del reloj con un espacio para la escultura del santo realizada por Fructuoso Orduña. Dicen que es un lugar muy óptimo para asistir a la festividad navarra de julio que incluye chupinazo, chistorra y vino del bueno. Si queréis saber más de su historia, os recomiendo pinchar en el enlace a la Real Congregación. Aunque al lado vemos un edifico del Defensor del Pueblo, la sede oficial la hemos dejado un poco más abajo, en lo que fue el Palacio del Marqués de Bermejillo, levantado entre 1913 y 1916 dentro de la fiebre de la nobleza económica por tener su residencia junto al recién creado paseo de la Castellana. Gracias a esta institución del Estado se conservan diferentes palacios como el presente y que en este caso, nos explica ampliamente la propia web pinchando en Defensor del Pueblo.

Por la misma acera nos encontramos el Colegio Internacional G.Nicoli, anterior Colegio de San Diego y San Nicolás, levantado entre 1903 y 1906, aunque lo comenzó un arquitecto desconocido lo continuaron Nicolás Clavería de Palacio (buen nombre para un arquitecto) y Juan Bautista Lázaro de Diego, inicialmente pensado para Seminario pero posteriormente dedicado a otros usos, entre ellos el actual de la docencia, en un estilo claramente neomudéjar contra el neogótico que se usaba en las iglesias de ese tiempo. Y una distribución racional de los espacios. A su lado está el Colegio Blanca de Castilla, antiguo Colegio conocido como de las Damas Negras en alusión al vestido de las monjas que se instalaron allí, de origen francés pero con el apadrinamiento de la reina madre María Cristina y de Alfonso XIII gracias al capellán real; a pesar de que en su origen se dedicaban a niños pobres, el colegio se dedicó a hijas de la nobleza y familias "distinguidas" donde podían aprender un perfecto francés que les enseñaban las "madame", que así era como se hacían llamar las monjas tutelares; entre el alumnado estuvo Pilar Primo de Rivera. Se acabó de construir en 1910 por el arquitecto Vicente Lampérez pero siguió creciendo hasta 1936 cuando la Guerra interrumpió su actividad convirtiéndose en un hospital. En 1939 es recuperado por las monjas para uso educativo que comenzó dos años después y del cual no se ha desligado.

Nos metemos por calle Zurbano para acceder al paralelo Paseo del General Martínez Campos, rico en sombra de maduros Plátanos cuyo nombre era Paseo del Obelisco (en referencia al Obelisco de la Fuente Castellana,ver aquí, que hoy se puede ver en los JARDINES DE ARGANZUELA integrados en MADRID RÍO), y adentrarnos en el JARDIN DEL MUSEO SOROLLA. Éste Jardín que se puede visitar y disfrutar sin sacar entrada se encuentra dividido en tres zonas fáciles de distinguir: nada más entrar nos recibe el ambiente sevillano con parterres, Naranjos y azulejaría trianera, entre todo destaca la Morera; a continuación sin solución de continuidad nos adentramos en el ambiente granadino de la Alhambra con Arrayán, más conocido como Mirto, estanque de agua y varias estatuas; y a mano izquierda, como si fuéramos hacia la entrada oficial del edificio, está el ámbito más familiar que nos descubre el cenador de Sorolla bajo techo y espacios de descanso con fuente y adornos que crean un espacio reflexivo y de paz. Ya si queréis, podéis dirigiros a la casa museo y disfrutar de las joyas que se encuentran dentro, para más información Museo Sorolla.

La plaza que vulgarmente conocemos como Iglesia y que está arriba del paseo, en realidad se denomina glorieta del pintor Sorolla, lo digo porque vamos a pasar por allí sin detenernos. Bajamos por la calle de Eloy Gonzalo intermitentemente arbolada con Acacias del Japón que parecen no poder con la cantidad de humo que les corresponde, y por compensación nos ofrece una vista sobre la arbolada calle del General Alvarez de Castro y la plaza del mismo nombre al fondo, una doble fila de Acacias del Japón, Ciruelos púrpura y algunos Olmos de Siberia desembocan en la dicha plaza en cuyo centro se mezclan Pinos piñoneros con Ciprés de Arizona. A la vista ya de Quevedo se encuentra en la acera de la derecha el Instituto Homeopático Hospital de San José, instalado cuando la calle se llamaba Paseo de La Habana. El edificio levantado entre 1873 y 1877 por el arquitecto José Segundo de Lema representa el estilo sanitario de finales del XIX y fue el edificio más modernista de su tiempo, impulsado por la Sociedad Hahnemanniana Matritense tras su fundación en 1845 por un grupo de médicos homeópatas y liderada por el Marqués de Núñez, recaudó ni la mitad de fondos que costaba levantarlo, siendo el marqués quien cubrió el resto, por eso es que a su fallecimiento lo enterraran primero en el patio y luego en la capilla, donde se encuentra hoy. Durante la Guerra Civil fue hospital de sangre y centro de elaboración de comidas para la gente. Posteriormente volvió a su función tras un corto período como residencia del ejército franquista moro y de la Falange. Su actividad se resintió por problemas económicos y debido a su deterioro amenazó con tener que ser derruido hasta que fue declarado BIC en 1997 que comenzó su restauración para dedicarlo a centro de formación. El edificio cuenta con una vistosa galería que une sus dos naves formando una "U". Cuenta con un vistoso jardín alrededor poco aprovechado, donde se instaló una estatua de San José con un niño en brazos realizado mediante un vaciado de hierro, estuvo muy deteriorado también pero actualmente goza de una pátina de metal oscuro que le da brillo y fuerza (a junio de 2023 se consolida su cesión a una empresa privada que lo convertirá en un colegio de lujo mediante el derribo de parte, la remodelación del resto, un aparcamiento subterráneo y la sustitución del Jardín trasero por canchas de deportes... más lo que haga falta porque a las autoridades municipales sólo parece importarles los réditos económicos).

En el centro de la glorieta de Quevedo, dedicada al literato Francisco de Quevedo y Villegas (ningún rapero, músico o cualquier otro), se encuentra la primera de una serie de estatuas encargadas por el alcalde Alberto Aguilera para instalar por la ciudad al momento de celebrar la mayoría de edad del rey Alfonso XII. Ésta, realizada por Agustín Querol Subirats (1860-1909) fue inaugurada provisionalmente en 1902 con un modelo de escayola, su coste ascendió a más del doble del presupuesto debido a la gran composición del pedestal que, a pesar de ello, no fue acabado nunca pues faltan cuatro bajorrelieves elaborados en bronce representativos de obras de Quevedo que sin embargo si se anuncian con su título. En la parte superior del pedestal se enlazan cuatro figuras femeninas que representan a la Sátira, la Poesía, la Historia y la Prosa, semidesnudas o desnudas del todo simulan enlazar sus manos. Sobre ellas se alza la figura de Quevedo vestido de época, con la capa enrollada en su brazo; su características gafas y perilla, además de la Cruz de Santiago al pecho todo realizado en piedra caliza. El conjunto se encuentra sobre una base piramidal circular por la que va resbalando el agua que sale por surtidores para acabar en el vaso de la base dentro del hueco de la plaza rodeado por césped; cuenta también con otros surtidores que lanzan diferentes chorros al centro y con juego de iluminación nocturna. La plaza contiene variedad de Castaño de Indias, Acacia del Japón, Olmo de Siberia y algunos Ciruelos púrpura. Una vez visto, bajamos por la calle de Fuencarral que fue remodelada como experimento de lo que podría ser devolver las aceras a los viandantes y hoy es un ejemplo de lo mucho que pueden mejorar las calles, además los festivos se cierra al tráfico totalmente, aunque su desigual arbolado deja mucho que desear y su inexistencia en la segunda mitad nos muestra la dejación municipal en este aspecto que sufrimos desde hace años.

Giramos a la altura de la calle Gonzalo de Córdoba para acceder a la plaza de Olavide, otro ejemplo de peatonalización en pro de los vecinos. Cuenta con un amplio ajardinamiento y arbolado que le proporciona sombra de Acacias del Japón y Plátanos de sombra en general, pero también cuenta con Arce, Ailanto, etc. y en el centro predomina la Acacia de Constantinopla. Una zona muy amplia de juegos infantiles y una gran fuente central dotada de un único surtidor, con el borde elevado y rodeada de césped combinados con rosales y una pequeña valla perimetral. Este JARDIN DE LA PLAZA DE OLAVIDE fue implantado por primera vez en 1974 tras la construcción del aparcamiento y paso subterráneos, cuando se procedió al derribo del Mercado de Olavide que había sido levantado entre 1931 y 1934 por el arquitecto municipal Francisco Javier Ferrero dentro de un plan de dotación para la ciudad elaborado con la llegada de la República, anteriormente había un mercado de puestecillos, se aprovechó parte de la estructura del desmantelado mercado de La Cebada; su estructura racionalista y funcional consistía en una serie de prismas octogoneles escalonados que concluían en un patio central, esta forma abierta permitía la ventilación natural. El deterioro aconsejó su demolición aunque con bastante polémica al arrasar un edificio tan singular. La plaza de Olavide hoy es más conocida por sus numerosas terrazas de bares y cafetería que copan buena parte de la zona exterior, la peatonalización alcanza a las calles adyacentes y se pueden encontrar comercios tan curiosos como el "Bar de libros" donde te puedes tomar un café y comprar un libro.

Bajamos por la calle Trafalgar a la plaza de los Chisperos, de los que ya hablamos en el anterior paseo. El chispero es un tipo proveniente del costumbrismo madrileño de entre el XIX y principios del XX. Lo cita Galdós en sus Episodios y lo usan otro autores en sus zarzuelas. Podría provenir de cuando los herreros y ferreteros fueron desplazados del centro de la ciudad porque su oficio amenazaba con incendios provocados por "las chispas" fruto de su trabajo. Se aplica el calificativo a estos profesionales, pero también al chulapo, guaperas, valentón y ladronzuelo, entre la simpatía y la admiración. En la plaza nos encontramos con una roca emergente del suelo que lleva una placa con el nombre del abogado Ignacio de Valentín-Gamazo Alcalá que intervino en defensa de la cajera de un comercio cercano que estaban atracando y perdió la vida a sus 35 años en 1997. Elevado sobre un jardincillo resguardado con una pequeña valla, se alza el monumento a los Saineteros madrileños, donde se reconoce a don Ramón de la Cruz, Barbieri, Chueca y Ricardo de la Vega, con bajorrelieves en el pedestal que se corresponden con obras suyas, en concreto (respectivamente): "Las castañeras picadas", "Pan y toros", "La canción de la Lola" y "La verbena de la Paloma".  La idea surgió de un artículo de prensa de Mariano de Cavia en el que se pedía un homenaje a la "musa popular madrileña", la cual fue recogida por los alcaldes Francos Rodríguez y Ruiz Jimenez y ejecutada por el escultor Lorenzo Coullaut Valera en 1913, nacido en Marchena, Sevilla, en 1876 y fallecido en Madrid en 1932. Por último, la plaza tiene Acacias del Japón con algún ejemplar de Olmo de Siberia, Laurel u otras especias de acacias.

Antes de llegar arriba de la calle a la plaza de Chamberí, vamos a asomarnos a la curiosa plaza de las Esclavas del Corazón de Jesús, que cubre un aparcamiento subterráneo con un extenso enlosado y algunos arbolitos de Ciruelos púrpura. Un lugar en el que se podría descansar o poner juegos infantiles, por ejemplo. Externamente las aceras cuentan con Acacias del Japón y algún Cinamomo suelto.

Y llegamos ya a la plaza de Chamberí, icono del barrio, en la que vamos a acabar nuestra ruta, esquina al paseo de Eduardo Dato, donde se encuentra la Junta de Distrito. Profusamente arbolada cuenta con Arce Negundo, Plátanos de sombra, Tilos de hojas grandes y Acacias del Japón. El origen de la plaza se encuentra en una Quinta que pertenecía al Marqués de Santiago que a finales del siglo XVIII edificó aquí la que se conoció como Casa de las Torres o Casa de las Columnas rodeado de amplios jardines, las cuales compró en 1808 el que también era rico hacendado aunque sin título, Saturio Ángel de Velasco; éste, en 1836 dedicó la finca a una explotación de ocio, divertimentos varios, merendero, etc. mediante una entrada individual, a la que llamó el Recreo de Chamberí, cerrado tres años después. En 1886 se ubicó la Junta de Distrito en el lugar que ocupó el citado edificio, el cual fue ocupado primero por tabernas y desde 1850 por una escuela de instrucción primaria. La plaza se ajardinó en 1877; en 1883 el arquitecto Francisco de Cubas inauguró el convento de las Siervas de María cuya madre superiora era Soledad Torres Acosta que tiene una placa en la fachada, este Convento lo cita Galdós en su novela Tristana. En 1985 Arturo Ordozgoiti realizó una reestructuración que incluía unos arcos y unos muretes que desaparecieron en 1994 debido a las quejas vecinales. Consta la plaza también de un templete donde se realizan actuaciones musicales y espectáculos. Una zona de juegos infantiles. Y una fuente elevada del suelo rodeada de jardines con arbustos y una pequeña valla que la separan de la acera, data de 1994, obra del técnico Manuel Sánchez de la Vega y con unos angelitos esculpidos por José Luis Parés Parra, con la que se concluyó las obras de construcción del aparcamiento subterráneo; de forma circular consta de varios surtidores y en el centro se ubica el grupo escultórico citado. Llama la atención la escultura de la actriz Loreto Prado (Madrid, 1863-1943) realizada en piedra caliza blanca ubicada cerca del edificio de la Junta, actualmente es una copia por deterioro de la original realizada por Benlliure un año después de su fallecimiento; la actriz se hizo muy famosa en Madrid, era devota de la Virgen de la Paloma por eso aparece con una especie de mantón en el que se ve a la patrona bajo el escudo de la ciudad. Formó pareja y compañía teatral con Enrique Chicote, que escribió su biografía; Azorín le dedicó una emocionada despedida publicada en el ABC. Precisamente en la pared del edificio de la Junta figura una placa al Racing Club, un equipo deportivo fundado en 1914 y que tenía su sede en el campo que hoy ocupa el Teatro Amaya en el paseo del General Martínez Campos, recibían el nombre de rojinegros por los colores de su camiseta o los chamberileros, por el barrio. Enrique Sánchez Rodríguez, arquitecto, comenzó la obra de lo que sería un edificio administrativo en la plaza citada, que finalizó José López Sallaberry en 1890 y que es la actual Junta de Distrito.

En esta plaza nació Largo Caballero y allí estuvo una placa que así lo recordó durante 39 años, hasta que fue retirada a martillazos en 2020 por decisión sin consensuar del nefasto alcalde Martínez Almeida, coincidiendo "casualmente" con el 151 aniversario de su nacimiento (de Largo Caballero no del alcalde).

Pues ya que estamos aquí y como nos encontramos algo cansados ¡vamos a coger el metro! estación de Chamberí ¿os acordáis de lo explicado al principio? Pues dale. Y si quieres volver a leer la primera parte de este paseo por Chamberí, pincha aquí.


@ 2023 by Santiago Navas Fernández

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