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viernes, 2 de junio de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CXX: DE GAZTAMBIDE A ARAPILES, PASEANDO POR CHAMBERÍ I.

 



Dice una estadística que Chamberí es el Distrito de Madrid que menos jardines tiene y si miramos el mapa desde el aire, comprobaremos que así es, sobre todo los barrios de Gaztambide, Arapiles y Trafalgar. En los barrios de Ríos Rosas y Vallehermoso donde los Jardines construidos sobre los tres depósitos del Canal de Isabel II y el famoso "triángulo de oro" de Almagro (zona más cercana a la Castellana), hacen que la media suba aunque no sea un consuelo para las calles que carecen de sombra y los vecinos sin un parque a menos de 300 metros. Recientemente el PARQUE SANTANDER (sobre el tercer depósito) se ha reabierto tras la lucha vecinal desarrollada durante varios años contra la trama municipal corrupta que quiso especular con sus terrenos, una sentencia judicial así lo avala, lo contamos en la Zancada por este remozado Parque, ver aquí. De esa actuación se realizó hasta una película documental "De interés general. Un barrio por un parque" proyectada en cines.


María Luisa de Saboya,
madre de Luis I y Fernando VI,
primera esposa de Felipe V.

Pero vamos, como siempre antes de echar a andar, a situarnos en la historia: Chamberí era parte del gran bosque que cubría estos territorios, la datación más antigua da la propiedad a la Orden Templaria que, tras su disolución en el siglo XIV, otorgaría sus terrenos al Consejo de Fuencarral sin que ello perjudicase el uso como zona de caza que tenía para la Corte de los Austria en ese momento. Es con Carlos I cuando se comienzan a talar zonas para reconvertirlas en eriales y secano. Desarrollando posteriormente históricas huertas como las de Santa Engracia, Heloina y de España junto a arroyos como Cantarranas, Castellana, San Bernardino y Maudes; algunos de los cuales hemos visto en diferentes Zancadas de este blog. De las huertas, alguna seguía existiendo a principios del siglo XX. Pero sigamos, en el XVII la mayor parte de estos terrenos son propiedad de la Corona, nobleza e Iglesia y de otros grandes propietarios agrícolas dedicados en particular a cereales y vid. En el XVIII y hasta primeros del XIX comienza el desarrollo del barrio cuyo origen fue un arrabal fuera de la cerca de Felipe IV y sobre el que recayeron los planes de ampliación, se abandona un tanto la agricultura en favor de la industria, en particular destacan las fábricas de barro y tejas; para acoplar la mano de obra que atraen, se levantan las primeras viviendas y se realizan los primeros viales como son el Camino de Hortaleza, actuales calle Luchana y Santa Engracia; el Camino del Cisne, actual calle Eduardo Dato; o el primer tramo de la actual Castellana denominada entonces Paseo Nuevo de las Delicias de la Princesa, en honor de la que sería Isabel II. Así mismo se comienzan a levantar quintas de recreo como la del Marqués de Santiago en lo que hoy es la plaza de Chamberí (que es el edificio de la actual Junta de Distrito levantado en 1886 como Casa de las Torres) y con el tiempo sus calles serán recorridas por personajes fundamentales de la Historia.

Sus terrenos entran en la planificación de los sucesivos ensanches de Madrid de los siglos XIX y XX, tras la desamortización de Mendizábal pasaron a propiedad del Estado, la llegada de población, fábricas y cementerios en particular, impedirían el trazado recitilineo de calles. La zona más cercana a la Castellana se pobló de quintas y casas de recreo para los potentados económicos y testigo son los palacetes que aún sobreviven, por el norte se limitaría el espacio con los depósitos del Canal de Isabel II y del resto se irían haciendo grandes avenidas y sucesivas plazas y calles. No en vano la primera línea de metro inaugurada en 1919 recorría el barrio dejando una parada  que hoy ya no funciona como tal, y una segunda línea sirvió de refuerzo. El nombre de Chamberí dicen que proviene de un cuartel que los franceses invasores instalaron en lo que hoy es la plaza de dicho nombre, lo conocían como de "Chambéry" en recuerdo de la capital de Saboya, dicho cuartel sería atacado por Daóiz y Velarde al frente de un ejército de voluntarios. En el mapa de Madrid elaborado por Chalmandrier en 1761 ya figura ese nombre; parece más verosímil atribuir a la primera esposa de Felipe V dicha denominación pues solía pasear por los bosques y zonas agrícolas que le recordaban a la vieja capital de Saboya, donde pasó su infancia y juventud. 

Aparte de los tejares y yeserías que le dieron el sobrenombre de barrio de los Tejares, se instalaron diversas industrias como la primera fábrica de Chocolates de Matías López (que comenzó como chico de ultramarinos, ver anécdota en P.D.), la Papelera Espasa-Calpe (esquina de Ponzano con Ríos Rosas, donde hoy está la sede de Telefónica y una manzana de viviendas), los Jabones Gal (actualmente complejo Galaxia), la Fábrica de Tapices (que se instaló en 1720 frente a la Puerta de Santa Bárbara, hoy plaza de Alonso Martínez), varias químicas y las fundiciones de Sándorf y Buenavista, que dieron origen a los "chisperos" rivales en casticismo frente a los "manolos" de Lavapiés. Tienen su plaza, la cual visitaremos en el segundo recorrido. Tanta fábrica convirtió al barrio en foco de malos olores y humos originando protestas vecinales. Con el Plan Castro en 1868 el barrio comenzó a cambiar hacia su actual fisonomía.

Vamos a comenzar el paseo por la zona de los Teatros del Canal, junto a la barriada de San Cristóbal y el recinto del Parque Móvil de la Administración del Estado; el barrio se acabó de construir en los años 50 con la intención de reunir a todos los empleados del dicho Parque, sin embargo, se acumuló una lista de espera de más de 2.000 personas a pesar de la gran cantidad de viviendas. Contaban con un economato propio y un cine, el Apolo, la Parroquia de San Cristóbal, de tal advocación al ser este santo el patrón de los conductores. Nació como una barriada abierta, de hecho cuenta con varios patios y zonas comunes por donde las gentes podían transitar tanto si vivían allí como en los alrededores; con el tiempo se plantearon los cierres perimetrales que conocemos, sin embargo, suelen estar abiertos a horas comerciales y para el culto religioso. El problema es que las antiguas instalaciones y la propia barriada son una oportunidad para los especuladores, por eso se pidió la protección para todo el conjunto que sólo alcanzó la rampa de subida interior del interior del edificio de aparcamiento del Parque Móvil, ejemplo arquitectónico realizada en estilo modernista.

Accedemos por las calles que delimitan la barriada a la calle de Joaquín María López que recorremos hasta encontrarnos con una zona ajardinada denominada PARQUE SAN JOSÉ DE CALASANZ, cuya densidad verde escondía una ristra de curiosos restos escultóricos sin conexión ni explicación lógica que han desaparecido en una reciente remodelación, procedentes de los almacenes municipales a los cuales posiblemente hayan vuelto. Esta franja de terreno que cubre un aparcamiento subterráneo con entrada peatonal por el mismo parque, se creó en el año 2000 para aprovechar dicha superficie. El terreno era parte de la parcela que ocupa la manzana y era donde se ubicaban los campos de juego del Colegio de San José de Calasanz que hay en la acera de enfrente, el cual vendieron para hacer dichos edificios de vivienda. Según la web municipal, estas son sus cifras oficiales:

Superficie: 1.831 m2
Árboles: 49
Plátano de sombra 61%
Ciruelo rojo 39%
Arbustos:
Aralia 33%
Hiedra 33%
Escalonia 33%
Macizos arbustivos: 891 m2 
Junípero horizontal 26%
Laurentino 24%
Abelia 17%

Desde aquí bajamos por la calle Gaztambide y tomamos Meléndez Valdés hacia Moncloa, de cuya plaza hablamos y explicamos en la zancada correspondiente, ver aquí. No hace mucho tiempo en esta zona se concentraba el ambiente de la movida universitaria aunque hoy sólo sea lugar de paso, la esquina con la calle Arcipreste de Hita nos muestra el "Bar Rosado", una de esas tasquitas tan típica con sabor añejo del bueno. Y por allí cerca nos encontraremos con los patios comerciales entre edificios de viviendas, que escondían discotecas y bares donde acudía la juventud.

Bajamos por Hilarión Eslava arbolada con Acacias del Japón y Olmos de Siberia y nos ubicamos frente al número 7 de dicha calle, ante una placa instalada en recuerdo de Benito Pérez Galdós; dicen que la original, mucho más sencilla, la instaló un albañil desconocido por su cuenta y que posteriormente, hacia 1925 se instaló ésta, obra del castellonés José Ortells López (1887-1961), alumno de Benlliure; tras la guerra civil el edificio tuvo que ser derruido y en su lugar se levantó otro que también sería derribado con el tiempo, pero dicha placa se conservó y hoy podemos verla en su lugar a "pie de ojo" (o sea, que no hay que levantar la cabeza para verla).

En cuanto a la Casa de las Flores, planificada en 1931 en el estudio de arquitectura de Secundino Zuazo (el de los Nuevos Ministerios, ver aquí) fue un encargo del Banco Hispano Colonial (de ahí posiblemente la ubicación de la entidad bancaria de sus bajos) que financió el Instituto Nacional de Previsión dentro del desarrollo del ensanche de Madrid contemplado en el Plan Castro, coincidiendo con su finalización la proclamación de la República. En él habitó Pablo Neruda (1904-1973) desde 1934 cuando fue nombrado cónsul en Madrid, por consejo de su amigo Rafael Alberti. También lo habitaron Rómulo Gallegos y Emilio Carrere como nombres más conocidos. La cercanía al frente de guerra hizo mella en sus muros, por lo que hubo que restaurarla a fondo; en 1981 se solicitó su consideración como BIC. Destaca por su construcción de ladrillo, con amplias terrazas ajardinadas (a lo que debe su nombre popular) y los arcos por donde asoman los escaparates de los comercios de sus bajos; con casi 300 viviendas consta de tres patios interiores de fresco verde, el central mucho mayor que los otros dos que atraviesan la manzana. 

Figura en la esquina un recuerdo a Neruda en forma de monumento, obra del escultor José Noja Ortega, instalado en 1981 por iniciativa municipal de Tierno Galván, consistente en cuatro hojas, dos de ellas adheridas a las fachadas de las calles que hacen esquina y otras dos voladizas a modo de banderolas con los años e inscripciones referentes al poeta citado, cuyo verdadero nombre era Neftalí Ricardo Eliecer Reyes Basoalto, en resumen: Pablo Neruda.

En la calle Meléndez Valdés haciendo esquina con Guzmán el Bueno, existe un edificio de ladrillo quizá estilo neomudéjar, que hace el número 35 de la calle y que conserva el título en su puerta que vemos en la foto. Se trata de la Asociación Católica de Señoras de Madrid, creada en 1872 encabezada por la condesa de Superunda (no es broma, se denominaba así, creado por Fernando VI en 1748), dedicada a sostener escuelas gratuitas para los niños y niñas pobres de Madrid con la condición de que fueran católicos, pobres y estuvieran entre los siete y doce años, recogidos en un local sin lujo, en paraje retirado «para que no se sienta mucho el ruido de los carruajes y transeúntes, que distrae a los niños y les quita la atención al estudio». Así mismo, exigían que se colocara un cepillo por si alguien quería dar algo para la escuela y un cuadro o pequeño altar dedicado a Nuestro Señor, la Purísima Concepción o a San José. Por supuesto se enseñaba la Doctrina Cristiana según el Catecismo de la Diócesis, la Historia Sagrada, un Compendio de la Iglesia, la Gramática Castellana, a leer y escribir también, y la Aritmética práctica proporcionada a la edad y "a la posición" de los niños (que si eran pobres ya me dirás cuál era "la posición"). Por vía de estímulo, a los varones más aventajados, dos veces por semana se les podía enseñar algunas nociones elementales de Geografía e Historia, principalmente de España. A las niñas a coser, zurcir, remendar y hacer calceta; y «solamente a las más virtuosas y aplicadas» a bordar y otras "labores propias de su sexo". Las señoras de la Asociación a las que se les exigía un cierto nivel social «podían ocupar a las niñas en labores» a su servicio y, lo que voluntariamente se diera por ese trabajo, se invertiría en favor de la casa matriz de las niñas o en limosnas a los padres más pobres. Cosían dos horas diarias y mientras lo hacían, una compañera leía en voz alta sobre temas religiosos, claro. Tras tres años de asistencia recibían una «Patente» que podía servirles de recomendación si habían guardado buena conducta y una fe intachable hacia el catolicismo. El sistema de recompensas consistía en unos «vales» y premios al final del curso, y también fruta, pan, ropa o calzado, así como medallas y estampitas. Se insistía mucho en la necesidad de silencio en las clases, por lo que se exigía a los maestros que suprimieran las voces de mando adoptando la claqué o cualquier otro sistema de signos.

Seguimos por esa calle hasta el cruce con la de Blasco de Garay. Nos encontramos con la Parroquia del Santísimo Cristo de la Victoria, una construcción de pretensiones clasicistas acabada en 1963 cuyos jardines permanecieron vallados y cerrados durante muchos años hasta la década de los 80, poco después se construyó un aparcamiento subterráneo bajo ellos y se levantaron los JARDINES DEL CONCEJAL ALEJANDRO MUÑOZ REVENGA, dedicados a este miembro del Partido Popular fallecido en accidente de tráfico en 1989. Un año después se instaló el monumento realizado en bloques de piedra que ahora vemos, para el cual se aprovecharon los restos que había en el depósito municipal. En cuanto a su dotación natural, estas son las cifras oficiales:

Superficie: 2.713 m2 

Árboles: 26
Plátano de sombra 85%
Árbol del amor 12%
Magnolio 3%
Macizos arbustivos: 855 m2
Agracejo 28%
Olivilla 22%
Pitosporo 19%

Justo enfrente se ubica la Sala de Estudios Fernando Vizcaíno Casas y al lado se abre el PARQUE JOSE LUIS SAMPEDRO, ubicado a la espalda del Centro Cultural Municipal Galileo y el Teatro Quique San Francisco, que no es el único del entorno, un poco más arriba en la calle Fernández de los Ríos se encuentra el Teatro de la Abadía y en Arapiles el Teatro del mismo nombre. En el Parque podemos ver la escultura homenaje a Sampedro, vecino del barrio, que muestra la foto sobre este texto: una muchacha permanece sentada sobre una columna leyendo un libro, cuyo pasaje aparece en las letras que contiene la propia columna y que es parte de "Congreso en Estocolmo", obra del propio autor; fue realizada por la escultora Natividad Sánchez tomando como modelo a su propia hija muy aficionada a la lectura, sin embargo, se inspiró en un recuerdo suyo cuando de niña tomó un libro de Sampedro que había por su casa, inmediatamente su madre se lo quitó aduciendo que el contenido no era para ella y le prohibió leerlo, lo cual no hizo más que incentivar su curiosidad infantil. La compañera de Sampedro, Olga Lucas, dijo que ésta era la escultura perfecta que hubiera querido tener José Luis huyendo de representaciones personales, prefería mejor una imagen que hablara del incentivo de la lectura. Para leer su biografía, pulsar en Real Academia de la Historia. Predomina el Plátano de sombra, pero podemos admirar algunos Arce segundo, Aligustre del Japón, Tuya, etc.

Subimos un poco hasta la calle de Fernando de los Ríos para ver una curiosidad estética: el Teatro de la Abadía. Aprovecha las instalaciones levantadas en los años 40 por el arquitecto José María de la Vega Samper para un colegio religioso femenino. Se transformó a finales de los 80 del siglo pasado en un centro de estudios y creación escénica financiado por la Comunidad de Madrid aunque con gestión privada, inaugurándose en 1995 con una obra de Valle Inclán. La estructura es la de una iglesia en cuyos laterales se ubican dos edificios que sirvieron en su día como pabellones diferenciados para niños y niñas, reacondicionados para salas de exhibicion con diferentes aforos. Tiene una actividad contínua y está integrado en la Unión de Teatro Europeos.

Y luego bajamos hasta la calle de Fernando el Católico para pasar por el Mercado de Vallehermoso que está en dicha calle esquina con la de su mismo nombre rodeado de diferentes Acacias. Es un mercado municipal levantado en 1930 con unas características propias no usadas antes en este tipo de edificios, como es el color y la imagen externa. Como otras galerías de este tipo ha tenido que hacer para no cerrar, además de los puestos de venta tradicionales, ofrecen una gran variedad gastronómica para tomar allí y cuenta con actividades complementarias de ocio.

Bajamos por la calle Meléndez Valdés y al entrar en su prolongación, la de Arapiles, nos encontramos con la Plaza del Conde del Valle de Súchil, cuyo origen está en las cocheras de tranvías que había en Arapiles y el desarrollo del Plan Castro que dejó interrumpida la calle Escosura, así que a este tramo se le denominó con el nombre citado, que hace alusión al título nobiliario creado por Carlos III en 1775 a favor de don José del Campo Soberón, un industrial minero de Súchil, lugar ubicado en Nueva Vizcaya, México. Abandonado el título tras el segundo Conde, fue rehabilitado por Alfonso XIII en 1919 a favor de José María de Garay y Rowart, abogado y político que ejerció como senador vitalicio y alcalde de Madrid. Además de ser una zona ajardinada guarda un recuerdo inolvidable: el auténtico atrezo del corto "La Cabina", original de Antonio Mercero estrenado en 1972 y protagonizado por José Luis López Vázquez, que significó un gran impacto en la sociedad española, sobre el cual se hicieron diferentes interpretaciones políticas a tenor de la situación del momento. Lo puedes ver pinchando en Rtve.

Esta plaza en dirección sur cambió su nombre desde los tiempos de la alcaldesa Carmena, por el de JARDINES DEL ALMIRANTE PASCUAL CERVERA (Medina Sidonia, 1839 - Puerto Real, 1909), marino español que participó en numerosas operaciones militares en Filipinas, el Cantón de Cádiz, las Guerras Carlistas y la derrota de Cuba donde su actuación fue contrastada (ver su biografía en la Real Academia de la Historia) cosechando gran prestigio militar en las primeras y no tanto en la última, pero su fama le viene más que nada por el Crucero Almirante Cervera, el cual fue el que acribilló la caravana de civiles que huían desde Málaga por la carretera de la costa durante la Guerra Civil. Los Jardines constan de zona de juegos, paseos y buen arbolado; en el centro exacto hay una Fuente que consta de un vaso circular de granito y en su interior otro de menor tamaño donde se ubica un surtidor central, con el que juegan otros 16 chorros en círculo hacia el centro, cuenta con luces subacuáticas, data de 1960. Los Jardines son sombreados gracias a los Plátanos de Sombra y Olmos de Siberia que casi en exclusiva los ocupan, con zonas acotadas de jardines y jardines de flores rodeados por arbustos.

Dentro de la beneficencia municipal que se instaló en las ciudades, aparecieron las Casas de Socorro, de su recuerdo queda el actual Hospital Municipal, privatizado claro desde finales de los años 80 del siglo pasado. Se ubica en una esquina superior de la plaza que contiene estos Jardines.

En el extremo de la plaza que da a la calle de Alberto Aguilera nos encontramos el  monumento "A los héroes de Baler", popularmente "los últimos de Filipinas". En el año 2020 y por suscripción popular, el Museo del Ejército realizó este homenaje que regaló al Ayuntamiento de Madrid al cumplirse los 120 años y pico del momento en el que un grupo de soldados dieron sus vidas defendiendo la última posición española en Filipinas. Obra del escultor Salvador Amaya sobre boceto del pintor Augusto Ferrer Dalmau, una tonelada entre el pedestal y la estatua que se sitúa sobre él, representa al Teniente Saturnino Martín Castillo en actitud de alerta con un fusil en la mano. En placa de bronce del pedestal se ve una imagen de la iglesia del pueblo de Baler en la isla de Luzón donde resistieron entre julio de 1898 y junio de 1899. También figuran una serie de inscripciones de recuerdo, incluido los nombres de los 54 héroes homenajeados.


En la Glorieta del Gran Capitán (calle Alberto Aguilera), un poco más adelante, encontramos la Gasolinera Gesa, originalmente Porto Pí, diseñada por Casto Fernández-Shaw en 1927 y a la que se considera el máximo ejemplo que se conserva del racionalismo español, ampliada y reformada en 1935, pertenecía a dicha empresa de carburantes que tenía la exclusiva de los provenientes de Rusia hasta que se constituyó Campsa, En 1977 se demolió en gran parte, pero las protestas de estudiantes de arquitectura y otros colectivos, obligó al Ayuntamiento a intervenir: a cambio de la licencia para levantar un hotel en parte de la parcela se reconstruiría lo derruido. Que es lo que ahora vemos casi como fue en un principio.


Como se puede apreciar, no son muchos y son pequeños, pero hay algunos jardines en estos dos barrios de Chamberí, desde luego nada suficientes. A cambio goza de gran historia y eso que no hemos entrado con la arquitectura... Así que vamos a detenernos aquí y en la próxima Zancada por el Distrito, acabamos entre Trafalgar y Almagro (pincha aquí) ¡Veréis qué cambio... o no!



@ 2023, by Santiago Navas Fernández


P.D.(aquí es, sí).- Cuentan que el jovencito Matías ahorró hasta establecer una pequeña fábrica casera de chocolate, gracias a un espíritu emprendedor y comercial singular. Que como estrategia, ya que no podía acceder a la calidad de producto necesaria para hacerse un nombre porque no tenía suficiente capital, adoptó un sistema que resultó infalible: mandó a su propia esposa y otros familiares a las tiendas del ramo a preguntar si tenían Chocolate Matías López, que lógicamente los tenderos no conocían, entonces los supuestos clientes lo ensalzaban y se negaban a adquirir cualquier otro. A los pocos días aparecía el oportuno tratante de chocolates con los de Matías López en cartera y, lógicamente, los vendía fácilmente. Así pudo aumentar sus ventas, aumentar la fábrica e incluso trasladarla a El Escorial mientras mantenía las oficinas en la calle de la Palma (como se ve en el cartel), llegando su negocio a igualarse y competir con marcas tan conocidas como Lindt ó Nestlé.


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