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lunes, 28 de febrero de 2022

SERIE PASEOS, PARQUES Y JARDINES DE MADRID LXXII: DE LOS JARDINES DE FERRAZ A LOS JARDINES DE LARRA... SIN MIRAR A LA PLAZA DE ESPAÑA (1ª Zancada).




Sí, ya sé que para muchos "paseantes" la Plaza de España reformada es un punto de interés, pero esto no es Walking Dead y no vamos todos a una. La nueva Plaza de España ha generado ríos de tinta y miles (quizá millones) de fotografías, lo merece, no sé si tanto como la polémica en torno a su diseño y ejecución. De momento un saludo para ese señor que nos mira montado en su jaco y alza la mano saludándonos y ya le dedicaremos una Zancada entera, que se la merece.



Como parte del PARQUE DEL OESTE figuran los JARDINES DEL TEMPLO DE DEBOD (ver aquí) y los JARDINES DE FERRAZ; éstos, tienen su origen en finales de XIX cuando se repoblaron las laderas de la montaña donde se ubicó el Cuartel de dicho nombre, esta zona se ajardinó hacia 1883 gracias a las donaciones del Marqués de Urquijo durante su etapa en la alcaldía. Tras diversas vicisitudes, el aspecto de la zona ha ido remodelándose hasta esta última reforma del entorno de la Plaza de España, en la cual ha desaparecido el tráfico de vehículos mediante un túnel en la calle Ferraz que ha convertido en peatonal la calle Bailén, dejando únicamente el paso de vehículos hacia el parking a la espalda de la montaña del Templo de Debod por la calle del Profesor Martín Almagro Basch, de uso preferente para peatones y bicicletas que, además cuenta con un carril específico. Martín Almagro Basch (Tramacastilla, Teruel, 11/04/1911 – Madrid, 28/08/1984) fue un prestigioso prehistoriador, arqueólogo, museólogo e historiador que participó activamente en la Guerra Civil en el bando golpista y en la repatriación de los bienes culturales salvados por la República, su independencia política le hizo desdeñar otras ofertas concentrándose en sus estudios y especialidad en los que realizó grandes trabajos y consiguió numerosas menciones y nombramientos, además de la labor docente por la cual mereció grandes reconocimientos.


Lo primero que nos encontramos son las recuperadas ruinas del Cuartel de San Gil, que se descubrieron al ampliar el paso subterráneo de la calle Bailén, en la parte baja de la Plaza de España, donde se ubicó este edificio militar levantado por Sabatini en sustitución del antiguo monasterio que allí había, veamos. Hacia 1786 y por encargo de Carlos III, Sabatini diseña un convento para los Padres Franciscanos Descalzos de San Pedro de Alcántara, vulgarmente conocidos como los "gilitos", sobre el conocido como Prado de Leganitos frente a la calle Nueva (hoy Bailén) y la calle del Prado Nuevo que es la que bajaba hacia la Puerta de San Vicente, del mismo arquitecto (a un lado estaba el arroyo de las Minas, hoy calle del Río). Pero Carlos IV decide que hay que rehacerlo todo para crear el Cuartel de Caballería de Leganitos, que también diseñó Sabatini aunque sólo pudo aprovechar los cimientos del anterior proyecto y que recibiría el nombre del Convento de San Gil. En 1808 se pararon las obras con motivo de la Guerra de la Independencia, pero parece ser que en 1830 ya se habían concluido; ante él Cuartel se abrió la plaza de San Marcial que serviría de plaza de Armas. Ese es el germen de la Plaza de España (que no vamos a visitar de momento, no insistáis). Al final pongo un enlace creado por la celebración del Año Sabatini 2021, con diferentes proyectos de este arquitecto.


Uno de los monumentos que nos encontramos es el titulado "Al Pueblo del 2 de Mayo de 1808", del escultor Aniceto Marinas (cuya biografía podéis leer en Real Academia de la Historia), que realizó en 1908 para celebrar el centenario del levantamiento popular en defensa de Madrid. Se erigió bajo suscripción popular y fue colocado en la glorieta de San Bernardo, luego en la de Quevedo y en 1967 llegó a estos lares (no exactamente ahí, pero en el Parque). Como anécdota decir que debido al retraso en hacer el vaciado en bronce, se instaló dos días después de lo previsto una copia en escayola patinada para poder hacer la inauguración y, claro, al comenzar a llover el monumento se deshacía y desteñía para soponcio de los asistentes y escarnio de la prensa. El definitivo monumento se colocó en noviembre y representa un grupo escultórico de gran dramatismo en el que se ve al teniente Luis Daoiz apoyado en un cañón sobre el que se alza una alegoría alada en referencia a la Gloria, un niño anónimo toma por debajo la mano de Manuela Malasaña, muerta, que aparece ataviada de manola, a la izquierda yace el cadáver de su padre, el chispero Manuel Malasaña. Todo ello sobre una base circular en piedra caliza con un escudo con detalles en bronce, el mismo material de las esculturas. Una pequeña valla de metal protege la base de cemento.


Plácidamente sentada en su butaca sobre un pedestal, nos observa "Sor Juana Inés de la Cruz", una monja mexicana, escritora mística y poetisa, que vivió en el siglo XVII y cuya vida podemos conocer en Real Academia de la Historia. Es una réplica de la que existe en su país, donada por el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz y obtenida a partir de un retrato hallado tiempo antes. Realizado en 1981 por modelado del escultor Enrique Fernández Criach y ubicado por el arquitecto Joaquín Roldán Pascual, situándose frente a la entrada de la Rosaleda y trasladada a su ubicación actual, más o menos, en 1995.


Casi enfrente y haciendo esquina con la plaza de España, se encuentra el edificio "Casa Gallardo", fotografiado mil veces por los paseantes (yo no iba a ser menos y así de paso, dejo testimonio de las vallas de obra). En 1997 fue declarado Bien de Interés Cultural, contaba desde 1915 con el nombramiento del Ayuntamiento de Madrid como edificio mejor construido del año. Fue levantado entre 1911 y 1914, diseño arquitectónico de Federico Arias Rey y ejecución de Luis Vidal y Tuason, mediante reconstrucción de un palacete anterior al que se le añadió hasta un patio de luces interior y decoración en ambas fachadas muy llamativas, usando formas de herradura, suaves curvas, miradores, relieves y adornos florales varios, en tono claro que destaca contra la pizarra oscura del tejado. La enorme G que se ve en su fachada corresponde al apellido de las dueñas del edificio, Asunción y Esperanza Gallardo. Es una de las tres grandes construcciones modernistas de primeros del siglo XX en Madrid que conectan con las de la Barcelona de Gaudí.


También nos llamará la atención otro edificio casi enfrente, que contiene la Parroquia de Santa Teresa y San Josétambién conocido como Templo Nacional de Santa Teresa de Jesús y Convento de los Padres Carmelitas Descalzos, que es el edifico anexo a la iglesia, cuya cúpula se ve desde diferentes puntos de Madrid y casi nadie sabe qué es, pues más parece una construcción bizantina que una señal de que allí hay un templo católico. Obra de Daniel de Zuloaga, recubierta de azulejos de colores y una corona que la encumbra, mide más de 30 metros. Tras varias vicisitudes, los padres Carmelitas colocaron la primera piedra de este lugar en 1916, celebrando el cuarto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, fundadora de las Carmelitas Descalzas, cuya obra "El Castillo Interior" dicen que es quizá la inspiradora de la arquitectura del monumento, por simular almenas, ventanas de vigilancia y torres defensivas en su fachada como las de cualquier fortaleza castellana. Se inauguró en 1928 sufriendo algunas reparaciones tras los rigores de la guerra de 1936. En 1995 fue declarada BIC siendo remozado posteriormente.


Delante de la Parroquia ha acabado, precisamente, la famosa Fuente de la Concha o del Nacimiento del Agua, antes ubicada en plena Plaza de España. Obra del escultor Antonio Campillo Párraga y el arquitecto Manuel Herrera Palacios (al que tanto nos hemos referido en este blog) en 1969, realizada en piedra de granito, un enorme vaso central deja caer el agua sobre otro inferior en el que se inserta, desde un gran chorro vertical acompañado de otros inferiores formando una corona a su alrededor; en los extremos, dos ninfas dejan caer de sus respectivos cántaros el agua sobre unas conchas  que lo vierten al vaso inferior. Fue concebida para exponerse frente al encuentro de la Gran Vía con la calle de la Princesa tras la remodelación que concluyó el mencionado año de su instalación y, un año después, el escultor añadió las ninfas. Las referencias al agua pretendían recordar el encuentro de arroyos que había (hoy soterrados) por la zona y que confluían a través de la Cuesta de San Vicente hacia el Manzanares.


No es la única fuente, como vemos, un poco más adelante nos encontramos con ésta casi a ras de suelo. Es la Fuente del Cielo, elaborada en mármol de makauba, que dicen que está inspirada en el cielo de Madrid, bueno vale. Parece una flor "planchada" con sus diferentes pétalos o corolas aplanados, por los que mana el agua suavemente y se escurre sobre un vaso que está casi a ras del piso, dan ganas de meterse ahí y pasear por el suave mármol que seguro que escurre como un demonio ¡ya veremos si algún energúmeno cuando llegue el veranillo, no se desmorra por hacer el ganso!. Tras ella, aparecen las rejas que cerrarán los JARDINES DE SABATINI (como todo el mundo sabe, llevan su nombre a pesar de que él no intervino en nada de su diseño y/o construcción).



La calle de Bailén adquiere total peatonalidad desde la calle Ferraz, conserva las ruinas halladas al construir el túnel que dijimos al principio y además otras frente a la fuente dicha y la entrada a los Jardines que pertenecieron a las caballerizas reales de  Felipe II datadas en el siglo XVI. Éstas se conservan bajo un pequeño montículo longitudinal sobre el que transcurre la vía ciclista, mientras sendos paseos peatonales van por los lados para mejorar la circulación y convivencia de ambos, no obstante el esfuerzo, algunos "caminantes" se empeñan en usar la rampa de las bicis que no es para pasear tal y como indican los carteles ¡que han costado una pasta pa ná!. Bueno, el caso es que los restos de dichas caballerizas o del Palacio de Godoy, como se ha determinado finalmente que son, se conservan encapsuladas bajo el montículo y por encima del nuevo túnel que enlaza con el que subterráneo de la plaza de Oriente; dice el Ayuntamiento que en breve podrán ser visitadas y parece que así es, pues están trabajando en su interior:


En todo el entorno se ha mantenido la vegetación existente, donde predominaba el Plátano de Sombra y el Castaño de Indias en particular. Y se regenerará el arbolado típico de olivos, encinas, catalpas, etc. con la aportación de nuevos elementos autóctonos, zonas ajardinadas, bancos y algunos otros detalles que aún se irán implantando pues a pesar de haber sido inaugurado en noviembre de 2021, aún siguen los trabajos. En esta primavera esperemos que los macizos florares y los arbustos plantados por los pequeños taludes y acotamientos verdes, comiencen ya a darnos sus regalos a la vista y al olfato. Hay que dar tiempo.


En la esquina de la Plaza de San Marcial (actual de España) con la calle de Bailén, se ha quedado un edificio singular algo oculto, no sé si más o menos que lo estaba antes aunque para mi gusto ahora está más visible, que es el de la Real Compañía Asturiana de Minas. Erigido entre 1895 y 1899 por el arquitecto Manuel Martínez Ángel, destinado a oficinas y almacenaje de dicha compañía, por cierto de capital belga, a pesar del nombre; también dejó espacio para viviendas, pero cuidando que su estilo no desmejorara de la cercanía con el Palacio Real. A un lado está la calle del Río, que lo separa de la parte "trasera" del Senado, cuya entrada principal está por la plaza de la Marina Española, la cual veremos en la próxima Zancada, porque esta además, ya se acaba... no, que se ha acabado.





@ 2022, by Santiago Navas Fernández





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