En los paseos que damos en este blog nos encontramos con diferentes personajes que dan su nombre a parques, jardines, plazas, calles, etc. y siempre me gusta aprovechar para conocerlos porque siempre sorprenden, forman parte de nuestras vidas y orígenes e incluso a veces, sólo tenemos una lejana referencia. El caso de Eugenia de Montijo es uno de esos, a todos nos suena su nombre por una canción, por una película, por la calle, el parque o la avenida que como noble o "emperatriz" ha recibido como homenaje. Por tanto, antes de recorrer la calle y el parque de su nombre, vamos a dar una pincelada sobre quién fue, para ahondar existen numerosas biografía, pero a mi me gusta siempre dejar la referencia a la Real Academia de la Historia.
El cuadro que vemos sobre este párrafo es del artista Ernest Hupé y consta en la colección Casa de Alba. Nació un 5 de mayo de 1826 en Granada, con el nombre de María Eugenia Ignacia Agustina de Palafox y Portocarrero de Guzmán y de Kirkpatrick, hija del VIII conde de Montijo, un "afrancesado" que luchó en la Guerra de la Independencia, y esposo de doña María Manuela Kirkpatrick de Closeburn y de Grevignée, escocesa afincada en España cuya ilusión era casar a su hijas con nobles, para lo cual se esforzó por darles buenos estudios y por eso la obligó a estudiar en París. Eugenia se enamoró de un primo suyo miembro de la Casa de Alba, pero la madre intrigaba para casarle con su otra hija, Paca, como al final ocurrió. En cuanto a Eugenia se le pasó el desplante encontró consuelo en un Bonaparte, veinte años mayor que ella y de fama de "solterón de oro", inasequible al matrimonio, al menos hasta que conoció a Eugenia. De forma que, previa boda en Notre Dame, se convirtió en la Emperatriz de Francia junto a Napoleón III. Ejerció su función tomando decisiones e influyendo sobre su esposo de forma tan activa que el papel de consorte se le quedó pequeño a la media hora, según cuentan era de espíritu inquieto, promocionó multitud de obras de caridad, marcó estilo en la industria de la joyería y de la moda parisina, se pronunció a favor del catolicismo y de María Antonieta, etc. Pero tuvo mala suerte, Napoleón III fue destituido y ella tuvo que huir junto con su hijo a Inglaterra, donde se afincaron tras la muerte de su esposo; el joven vástago participó con los ingleses en unas guerras en África con tan mala suerte que murió también. Así que María Eugenia pasó sus últimos años entre Londres y España. De hecho, la muerte la sorprendió en 1920 estando de visita en casa de sus familiares de la Casa de Alba, en el Palacio de Liria, aunque ella contaba con una residencia propia. Dicen que era de una belleza distinta a lo habitual en su época, comprometida en diversas causas sociales, fundadora de obras en beneficio de los más desfavorecidos, mecenas de artistas, iniciadora de la elegancia en el vestir parisino, etc. ¡en fin! la última emperadora de Francia no pasó a la historia por sus poses sino por su activismo. Su legado en joyas, edificios, estilo, nombre, etc. es inmenso, la película "Violetas imperiales" está inspirada en su vida, a la cual cantaron Concha Piquer, Rocío Dúrcal y Marujita Díaz; su nombre figura curiosamente en asteroides, islas, etc. Muy querida en Carabanchel, de la Quinta que aquí tuvo sólo tenemos un pequeño recuerdo rodeado de cipreses junto al parque que lleva su nombre, donde acabaremos nuestra ruta de hoy.
La calle que se le dedica, parte en perpendicular a la calle Blasón, frente al área infantil que comentamos en el tercer recorrido por la calle General Ricardos y alrededores, pero nosotros nos vamos a situar en el cruce con la calle Francisco Romero, frente a la casa mudéjar, datada en 1920 es un excepcional testimonio de dicho estilo arquitectónico. Hay que advertir que nos encontramos en el viejo pueblo de Carabanchel, esa es la razón por la que vamos a encontrar casas con sabor añejo y nuevos edificios que intentan emular ese pasado. Por ejemplo, más adelante, entre los números 19 y 21, nos encontramos con unas viviendas que fueron la casa y fonda del Palacio del marqués de Sauli, datado de 1830 y que llegó a contar con baños donde ir a tomar las aguas, lugares de moda en esos tiempos como vimos al conocer el origen de la FINCA DE VISTA ALEGRE.
Entre el número 26 a 32 encontramos unos edificios que combinan las casas bajas con bloques de dos a tres alturas, que se realizaron por los arquitectos Manuel e Ignacio de las Casas Gómez en 1989-90, con un estilo que intenta integrarse en el ambiente y ofrecer un espacio de enlace entre el recuerdo del pueblo y la ciudad nueva, con vivienda destinadas a clases sociales trabajadoras de ingresos medios y que cuentan con cierta amplitud en su entorno, tanto es así que los patios traseros dan a una placita que hay frente a la calle del General Ricardos, que recorrimos anteriormente, completándose con interbloques entre los tres alzados proyectados que dibujan una "U", uno de ellos sin llegar a realizarse aún permanece el solar vacío. Se les denominó como Conjunto Residencial Eugenia de Montijo III.
Así mismo, el siguiente bloque fácilmente reconocible al estar elaborado en ladrillo visto en esa misma línea de los pares, nos muestra otro intento de integración con el viejo pueblo al tiempo que salva el pequeño desnivel del terreno; por el lado de esta calle de Eugenia de Montijo está a un nivel más bajo por lo que se conforma mediante casas unifamiliares adosadas que apenas se distinguen en su división si no es por la presencia de la puerta de entrada, con dos alturas máximo; mientras que por el lado contario que da a la calle General Ricardos a un nivel más alto, descubrimos unos soportales sobre los que se alzan viviendas en pisos, de forma que se hace una transición de la vía de casas bajas a la avenida de edificios, no más de tres alturas, pero que enlazan con el paisaje de la otra acera. Data esta construcción de 1989-90 según proyecto de los arquitectos José Fernando Rodríguez Torres y Ernesto Jaime Muntaner Pedrosa. El interior es un patio cerrado y ajardinado de carácter social. Recibe el nombre de Conjunto Residencial Eugenia de Montijo I.
Vamos a desviarnos hacia el este por la calle Monseñor Oscar Romero (como curiosidad deciros que en el sentido opuesto llegaríamos hasta la Ermita de Nuestra Señora de la Antigua, que visitamos en anterior paseo, para repasarlo pincha aquí). Antes de llegar al inicio de esta ajardinada vía, nos vamos a encontrar una zona infantil justo a la espalda del actual edificio de la Junta de Distrito, que se corresponde con el antiguo Ayuntamiento de Carabanchel bajo, realizado en estilo neomudéjar tras una reforma efectuada a principios del siglo XX pasado.
Da su entrada a la plaza de Carabanchel, que fue el núcleo de la población conservándose tras su absorción por Madrid a mediados del siglo pasado, con el mismo estilo original de la reforma de 1910, a la que seguirían diferentes ampliaciones y adaptaciones posteriores. En 1990 el consistorio madrileño remodeló la plaza para dejarla como la vemos. En un lateral destaca una escultura consistente en un niño que escribe sobre una gran esfera que representa la bola del mundo. Es el Monumento a la tolerancia y la igualdad, realizado por Lucía Antonini, escultora, pintora y ceramista que en 2005 ganó el concurso convocado por el Ayuntamiento y la Facultad de Bellas Artes San Fernando para realizar la obra, financiada por la Fundación Caja Madrid. Lo que el niño escribe son frases del libro "La historia interminable" de Michael Ende, y que hablan sobre los temas propuestos en el título; esta novela es también muy conocida por su trasposición al cine, habiendo marcado un antes y un después en la realización de efectos especiales para la gran pantalla. No es el único monumento, destacan los Eucaliptos de la plaza que presumen de ser los más altos del mundo.
Al lado se encuentra la Parroquia de San Sebastián Mártir y el Colegio de La Milagrosa adosado a ella. Se sabe que en el siglo XV ya constaban construcciones de viviendas en torno a una iglesia en este lugar, de la cual se conserva el campanario-torre que debió ser de estilo neomudéjar plateresco con artesonados ocultos bajo yesería posterior. La iglesia se supone de estilo neoclásico, fue destruida por un incendio en 1936, parece ser que poco fortuito y menos afortunado, y reconstruida por la Dirección Regional de Regiones Devastadas, usando piedra de Colmenar combinada con ladrillo visto de llaga ancha que evoca las grandes iglesias rurales de los siglos XVII a XVIII en las llanuras castellanas. Le acompañan jardines al frente y áreas de juegos infantiles.
Vamos a seguir para acceder desde la calle Patilla a la de Alba de Tormes y encontrarnos con el PARQUE SANTA RITA, coloquialmente conocido como Parque de Carabanchel, que acaba contra la ajardinada calle de Domingo de Alboraya. Según la web municipal, estas son las cifras oficiales:
Superficie: 27.870 m2
Aligustre arbóreo 29%
Morera blanca 13%
Arce rea 10%
Falsa acacia 9%
Laurel cerezo 100%
Rosa 46%
Romero 10%
Griñolera
Subimos por la calle Patilla rodeando los muros que nos separan de la Fundación Santa Rita y el Colegio Santa Cruz, cuya ubicación corresponde con una antigua finca de recreo llamada Santa Rita que perteneció al marqués de Casa-Jiménez y que donó, por separado, a cada institución. El marqués era el banquero y político Carlos Jiménez, el cual había comprado en 1861 la que fue Huerta de los Marqueses Mortara cuyo origen se remonta al siglo XV cuando formaba parte del mayorazgo de la familia Zapata. Vamos primero con el Colegio Santa Cruz: data de 1888, cuando las tendencias higienistas procuraban ubicar los centros educativos en las afueras de la ciudad que, en este caso, cedió y financió el marqués de Casa-Jiménez a la Real Asociación de Beneficencia Domiciliaria de la Parroquia de Santa Cruz de Madrid, la cual quería ubicar una residencia para niñas huérfanas más amplia que la que tenía en alquiler en la capital. Inaugurado por la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena en 1890, fue entregada a la administración de las Hijas de la Caridad que lo mantienen hasta hoy. El edificio es obra onerosa del arquitecto José Marañón Gómez-Acebo, mezcla de estilos del momento, como el neomudéjar y otros, en un edificio en forma de peine con una particular ventilación, grandes ventanales y un toque francés en su concepción, con la iglesia central de altas bóvedas y espectaculares vidrieras.
Y llegamos a la Colonia de la Prensa, fácil de reconocer porque de repente asoman en la acera de la calle Eugenia de Montijo, estas dos construcciones tan curiosas. Aconsejo recorrerla mientras repasamos algo de su historia. En 1910 "los Cincuenta", una agrupación de profesionales de la prensa, cambió su nombre por el de "Asociación Benéfico - Cooperativa de Construcción de Viviendas Baratas Colonia de la Prensa", la cual encarga a Fernando Mario López, un proyecto para construir poco más de 40 casas con jardín de estilo modernista y las referencias Decó que se ven en su entrada. En 1913 se coloca la primera piedra de lo que sería la única colonia de prensa de España y la primera en acogerse a la Ley de Casas Baratas de 1911, así como uno de los escasos ejemplos dentro del estilo arquitectónico que la diseñó con forma octogonal alrededor de una plaza central. Muy afectada durante la maldita Guerra del 1936-39, fue reconstruida en parte.
Subimos hasta un pequeño pero coqueto jardín sin nombre en la esquina con la calle Federico Grases, nombre del verdadero impulsor de la colonia de chalés que darían lugar a la citada de la Prensa; procurador en Tribunales y hermano del arquitecto modernista José Grases, se asoció con el industrial italiano Carlos Locatelli y constituyó la Sociedad Constructora del Nuevo Carabanchel, que dirigió con este fin inmobiliario hasta que en 1910 vendió los terrenos a la recién constituida "Asociación Benéfico Cooperativa de Construcción de Viviendas Baratas Colonia de la Prensa".
La calle Eugenia de Montijo sigue hasta la avenida de los Poblados que está ajardinada y ya recorreremos, tras atravesarla nos encontramos con el ANILLO VERDE CICLISTA que recorrimos aquí y continua manteniendo su nombre hasta la plaza de la Emperatriz (así, sin detallar cuál es, aunque espero que tras esta visita no tengas ninguna duda de a quién se refiere, es la misma Eugenia de Montijo), núcleo central del antiguo Carabanchel Alto y que visitamos aquí, aunque este tramo último también se conoce como la avenida de Carabanchel.
Desde allí es fácil dirigirnos al cercano PARQUE EUGENIA DE MONTIJO, una visita obligada en la que podemos reconfortarnos visitando las áreas interbloques que recorren la acera de los pares de la calle del Parque Eugenia de Montijo que señala indudablemente su presencia. En el Parque en sí vamos a encontrar pequeñas divisiones con sus nombre propios como el parque de los toldos, los jardines, el área de petaca, el de mayores, las pisas deportivas, el campo de futbol, etc. todos con el denominador común del nombre de la Emperatriz. Según la web municipal, esta es su dotación:
@2024, by Santiago Navas Fernández.
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