Comenzamos en la margen derecha al inicio del puente Oblicuo que ¡parece mentira! era la antigua M30 y por ahí cambiaba de orilla la autovía. Ha quedado como testigo mudo de lo que fue y como Mirador hacia el cauce, gracias al arbolado de las orillas y los sedimentos acumulados en el lecho, donde han crecido de forma natural diferentes plantas de río, podemos disfrutar de diferentes especies de aves (garcilla, pato real, grulla real, cormorán, etc.) y puede que algún pez. Permitidme un alto para indicar que no lejos de aquí se encontraba la Quinta del Sordo donde vivió Goya, que tan ligado está a estos lugares según hemos visto en visitas anteriores, estaba en el camino que iba hacia las praderas de San Isidro que un día recorreremos y que ya hablaremos entonces de dicha finca, cuyo nombre recibe no por don Francisco sino por su dueño anterior que también era sordo.