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jueves, 23 de marzo de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CXIII: TRES CAMINOS Y DOS PASEOS POR LA DEHESA DE LA VILLA (3ª Zancada)




En realidad podríamos hablar de cuatro rutas: la antigua carretera, la Senda Botánica, el Canalillo y el ramal del GR-124. Si bien la del Canalillo o Acequia del Norte ya la recorrimos en un paseo exclusivo que podemos ver pinchando aquí. En 1985 el Canal cedió al Ayuntamiento el uso del terreno del desmantelado canalillo, un total de casi 2 kilómetros que transcurren por dentro de la Dehesa formando un camino liso y serpenteante que nos lleva por diferentes hitos, en el enlace citado podéis ver su descripción detallada. Cuenta con una cierta accesibilidad para personas con algunas dificultades de movilidad, aparatos de gimnasia formando un circuito, alguna fuente, zonas de descanso y miradores de hermosas vistas. La pista comienza en la parte baja del Colegio de Huérfanos Ferroviarios y acaba en el cruce con la antigua carretera, aunque la Acequia por supuesto era mucho más extensa. Se puede reconocer el terreno del Canal porque hay unos hitos de metal como tapones, puestos clavados en el suelo a los lados del camino por casi todo su recorrido.


Las antiguas carreteras y caminos.

Como ya expliqué en otros capítulos, las dimensiones de la Dehesa han variado notablemente a lo largo de la historia, siempre recortando para destinar espacio a otros usos o edificaciones. Por eso al hablar de determinados proyectos puede parecer que nos salimos de los límites de este entorno. Así en 1892 aparece un estudio para realizar una carretera que llegue hasta el Hipódromo atravesando la Dehesa de Amaniel desde la Moncloa, cuyo principal fin es promover empleo para las clases trabajadoras de la capital que estaban sufriendo una profunda crisis. A esta idea le acompañan otras más como refuerzo a diferentes rutas como la que existía bajo el nombre de camino de Leñadores o Leñeros de la que hoy queda una calle con dicho nombre y que se adentraba en la Dehesa desde la Carretera de Francia en busca de sus bosques. También la ruta real se modificó subiendo desde Palacio a través de "los bulevares" (o sea Recoletos, Santa Bárbara, Fuencarral, etc.) hasta llegar a Cuatro Caminos y tomar la Carretera de Francia que abandonaría en El Estrecho para desviarse por la Vereda de Carabineros, posteriormente Camino de la Dehesa y actualmente Francos Rodríguez, y tras unirse con el dicho Camino de Leñeros, dirigirse hacia El Pardo entrando por las portillas de Valdeconejos (aún existen aunque cerradas) en la Ciudad Puerta de Hierro.


Pero la carretera por excelencia de la Dehesa de la Villa nace en la rotonda junto a la Casa del Escudo y serpentea hacia abajo para concluir en la confluencia de las avenidas Complutense y la de Miraflores con la calle de Sinesio Delgado. Data de 1910. La carretera además de un camino de entrada y salida hacia la N-VI fue protagonista de competiciones de coches de rally y de bicicletas, pero también de un tráfico que llenaba de ruido los bosques. La continua polémica agrupó a vecinos de la zona para exigir su cierre, aunque no sin oposición pues los vecinos de Valdeconejos temían que el tráfico se desviara hacia sus estrechas calles de escaso acerado. Pero en julio de 2004 el alcalde Ruiz Gallardon decide cerrar la carretera aunque albergaba una idea alternativa: construir un acceso directo a la carretera de la Coruña a través del Parque, lo que no pudo realizar gracias a la fuerte oposición vecinal, consolidando así la Plataforma "Salvemos la Dehesa". Año y medio después se levanta el asfalto y se crean dos carriles: uno para bicicletas y otro para viandantes (aunque como tantas veces ocurre, hay quien no se entera y ocupa indebidamente el carril que no les corresponde provocando peligros innecesarios y accidentes). En dicho camino se ha replantado, entre otras especies, Encinas, Alcornoques y Almendros mayoritariamente. En la foto superior vemos uno de los "mojones" de dicha carretera que servían para escribir la vía que era y el kilómetro en que estaba.

En 2006 recibió el nombre de Lorenzo de Gregorio Antón en honor del ciclista del barrio que había ganado seis premios como veterano en Castilla y uno como subcampeón según reza la placa instalada a la entrada (ver artículo de Tetuán 30 días aquí). El sinuoso recorrido que podéis ver bien señalado en línea continua roja en el mapa oficial de la Dehesa (podéis descargarlo aquí), incluye la conocida por los más veteranos como Curva de la Muerte, llamada así por lo cerrada que era, aunque no la única pues también la Curva del Peralte es ciertamente cerrada; hoy es un amplio mirador para apreciar el paisaje desde Moncloa hasta la sierra y al fondo, hasta donde la claridad del día nos deje. También los atardeceres.

El ramal del GR-124.

El GR-124 es un Sendero de Gran Recorrido del cual conocimos el primer tramo, el más urbano, en la zancada que podéis ver pinchando aquí. Se solapa con la SENDA FLUVIAL DEL MANZANARES y con el ANILLO VERDE CICLISTA. Su origen está en el camino real que llevaba hasta la sierra del Guadarrama, casi 50 km de los que conocemos sólo 7 en este blog, cuyo nombre es SENDA REAL, que se va nutriendo de pequeños ramales que se han ido incorporando gracias al trabajo de aficionados al senderismo. Uno de ellos es el presente, apenas 2 km oficialmente. Lo tomamos en la rotonda de la Casa del Escudo pero no la antigua carretera dicha, sino que a su izquierda nos metemos por los caminos que llevan por la vaguada que allí se empieza a formar. También podemos empezar desde el CIEAT y pasar por la parte trasera de éste a enlazar con la ruta dicha. Incluso existe una ruta verde de la Comunidad promocionada por Metro de Madrid desde la estación de la Linea 7 Francos Rodríguez, que lleva a la Ciudad Universitaria, pero que coincide con este trazado que vamos a ver. No olvidemos que aunque ramal cuenta con una señalización oficial que son el rojo y blanco, lo veremos varias veces en postes y troncos de árbol, para recordar esta señalítica os recomiendo repasar la zancada enlazada del GR-124 dicha.

Pasamos lo primero, junto a un antiguo quiosco de la Dehesa que fue reconvertido en servicios públicos, el problema era que no existen alcantarillas y el desagüe no tenía salida, así que se cerró definitivamente hace años no sin haber sido vandalizado antes, dejando al Parque sin un solo aseo. Junto al cruce con el Canalillo descubrimos una vaguada que aún guarda el frescor del antiguo arroyo hoy canalizado, con frondoso arbolado entre los que destaca un Serbal y buen césped, refugio de excursionistas domingueros; sobre él se planificó hacer un humedal que sirviera como refugio para aves acuáticas, pero aún no se sabe nada de su ejecución. A continuación del Canalillo descubrimos una zona donde hubo un bosque de vegetación que hoy se encuentra muy mermada. Coronando este gran espacio encontramos la Fuente de la Tomasa, bien cuidada y adoquinada para su uso como observatorio de aves, su larga historia la conocimos al pasear por el Canalillo. A un lado se abre un sendero hoy desdibujado, con una pasarela que salvaba el pequeño curso fluvial que hubo. Y por último, en esta vaguada descubrimos el Pino Rey, uno de los más antiguos de la Dehesa incluido como árbol singular en la Guía de la CAM.

Tras pasar por la puerta del CIEMAT, cruzamos la antigua carretera y nos adentramos por una zona ajardinada. A la derecha dejamos la zona conocida con el nombre de "Pedrete", se compone de un bosque natural sin ajardinar en el cual se están haciendo sucesivas plantaciones populares de Encinas y otras especies de esa familia de resistentes en un tramo acotado, al final llegando junto a la carretera, hay una central de transformación de Iberdrola con los muros decorados con grafitis de múltiple colorido que dan un aire fantasmagórico a este aprendiz de bosque. Y así llegamos a la rotonda final de la antigua carretera. Cruzamos la avenida Complutense. El ramal nos exige continuar por la derecha, para lo cual debemos cruzar a continuación la calle Sinesio Delgado para llegar por la acera hasta el Instituto de RTVE, delante del cual pasaremos y accederemos a la continuación del sendero por el lateral. Se trata de una zona de arbolado de Pinos delimitada por la carretera y las tapias del Club Puerta de Hierro, antiguo límite del Real del Pardo, el camino es ondulado fruto de las trincheras realizadas en este entorno durante el período de Guerra Civil. Bajamos y por la izquierda recibimos la Senda Real que sale de la pasarela que atraviesa la carretera por alto. Existe otra posibilidad aunque no está oficialmente contemplada y es que tras cruzar la avenida Complutense sigamos recto y bajemos por el otro lateral de la carretera, volveremos a encontrarnos con el recuerdo del arroyo que vimos en la vaguada (o adivinamos), que incluso se hunde en un hueco profundo en una zona acotada por prevención; al final llegaremos a la pasarela por la que viene la Senda Real a la que nos incorporamos aquí. Fin de la cita.


La Senda Botánica.

La variedad de vegetación en la Dehesa no podía quedar sin un sendero adecuado, que se distingue por seguir un trazado señalado en tacos de madera clavados en el suelo consistentes en dos bandas amarillas paralelas, pero cuidado, hay otro circuito "de correr" cuyas bandas son blancas y aún hay alguno más que quien lo haya puesto sabrá para qué es. El nuestro es el amarillo, de carácter circular ocupa 4 km de serpenteante camino, cuesta arriba y abajo, nos lleva a través de  6 pasos o zonas concretas que vamos a distinguir aquí:

1) Podemos comenzar en el CIEA que, a fin de cuentas, es mantenedor e impulsor de las acciones de cuidado en la Dehesa. Nos dirigimos al primer punto sobre la trasera del primer quiosco pasando entre Pinos piñoneros y Pinos carrascos que proceden de la plantación de 1890 en buena parte, por lo que están consolidados, y contribuyen a la climatización y conservación del entorno. El Pino piñonero tiene una copa que semeja un globo aerostático, corteza tirando a rojiza y piña grande y redondeada, mientras que el carrasco es más estirado, con corteza grisácea de escúdelas menores y piñas más pequeñas y alargadas que se mantienen secas en el árbol. Aún pueden verse Jaras pringosas de las que los acompañaban. También al principio encontramos algunos macizos de Cedros agrupados.

2) Bajamos por una espectacular senda hasta alcanzar el camino del canalillo donde encontramos Olmos de diferentes especies y Fresnos que deben ser el recuerdo de las alineaciones que rodeaban la vieja Acequia y arbustos como el Rosal silvestre, el Majuelo o la Zarzamora. Nos dirigimos hasta el entorno del Cerro de los Locos en el que la vegetación se hace muy variopinta; Arce negundo, Almez, Acacia de Tres Espinas, Ailanto e incluso Almendros se distribuyen entre otras especies de plantación popular que ha realizado los cuidadores voluntarios de la zona, se mezclan con numerosas Chumberas, Taray y otras crasas.

3) Seguimos el canalillo hasta la vaguada y Fuente de la Tomasa dicha, donde debido a la humedad encontramos una vegetación de ribera y espinetas compuestas por Setos y Zarzales, Olmos, Chopos y Sauces. También Saúcos entre Rosales silvestres y Majuelos a los que se suman Endrinos y Avellanos creando un espacio singular en los Parques de Madrid y permitiendo la diversidad y presencia de aves, lo cual se ve favorecido por la instalación de varios "hoteles de insectos" y refugios para aves intentando promover la floración y desarrollo natural, varios paneles nos cuentan las que pululan por allí.


4) Tomamos desde aquí el citado ramal del GR-124 para llegar a un Cedral donde se unen los Cedros del Himalaya con los Cedros del Atlas y forman híbridos de nueva adaptación entre praderas de césped mantenidas con riego artificial, de gran frescor en verano. A un lado nos topamos con el único resto que aguanta del muro que rodeó la Dehesa de Amaniel en 1751.

5) Giramos hacia el sitio que nombramos anteriormente a la espalda de la central de Iberdrola, la más natural y salvaje de la Dehesa donde aún perduran ejemplares de Alcornoque cuya corteza no ha sido nunca arrancada, Encinas y Pinos que se mezclan con las características Jaras y Retamas (de las cuales ya hablamos como explotación de forma controlada mediante concesiones administrativas en sus tiempos). En las zonas más húmedas además pueden encontrarse Endrinos, Majuelos y Rosales silvestres, Cornicabras y Madroños de replantación.

6) No nos queda más remedio que subir y lo hacemos contemplando la vegetación citada a lo largo de la carretera y cómo va variando a medida que ascendemos. Antes de alcanzar el final nos dirigimos a la derecha para adentrarnos en la zona de pastizales naturales donde se han inventariado más de una veintena de especies herbáceas típicas mediterráneas. Hay ciertas zonas que no se recortan en diferentes vaguadas, intentando conservar la variedad latente del terreno. Ya sólo nos queda regresar al CIEA y dar por concluida esta ruta.

Los dos paseos.

Es inevitable, vamos con el primero. Desde la misma rotonda donde está la Casa del Escudo, sale un paseo asfaltado que comienza entre la antigua carretera y la actual calle de Antonio Machado. Esta pista es habitual lugar de encuentro de pandillas de presuntos jubiletas, dicho sea con todo el cariño por supuesto, que se reúnen a jugar a las cartas en las mesas al efecto y a practicar con los aparatos de gimnasia que jalonan dicho paseo. Además cuentan con una pista para jugar a los bolos, petanca, chito o similar. Es un paseo agradable y donde siempre hay alguien.

Girando un poco a la izquierda cuando llegamos al final del paseo, nos encontramos con el único monumento que hay en la Dehesa: la estatua dedicada al preceptor de Bolívar, Andrés Bello (Caracas 1781 - Santiago de Chile 1865), regalo de Venezuela a Madrid en recuerdo del humanista, filósofo, poeta, educador y jurista, incondicional defensor del castellano en Hispanoamérica, erigida en abril de 1972 siendo alcalde Carlos Arias Navarro, realizada en bronce por el escultor e imaginero Juan Abascal Fuentes (Sevilla, 1922 - 2003). La figura descansa sobre un bloque de granito donde aparecen grabadas las leyendas correspondientes, presenta actitud tranquila y en su mano derecha porta un ejemplar de la Gramática de la Lengua Castellana que escribió y usó para defender la identidad lingüística de los países hermanos. Al final de este paseo podemos disfrutar del mirador sobre la Curva de la Muerte.




El otro paseo parte por la carretera que entra al Instituto de Medicina Preventiva Fabiola de Mora y Aragón, o reina Fabiola, como prefiráis. También nace en esta rotonda junto a la Casa del Escudo en este caso. Debéis de seguir la cota más alta de caminos, que en algunos tramos coincide con la señalítica blanca del circuito de cross. Al final del mismo está el Cerro de los Locos o Cerro de las Balas. Este segundo nombre es el oficial, su origen puede estar en "las balas" de paja con que se alimentaba al ganado que pastaba a la espera de ir al matadero, pero también se conjetura en relación al período que la Dehesa era lugar de entrenamiento del Ejército y posiblemente en este cerro se instalaran las dianas para hacer prácticas. Fue frente en la Guerra Civil como vemos en el paseo sobre los restos del conflicto en la Dehesa (pincha aquí), lo que redundaría en dicha denominación. A partir de 1945 ó 1950 comienza a ser frecuentado por jóvenes y profesores de la lindante Universidad que dan charlas y organizan debates sobre todo tipo de temas con libertad, motivo por el cual "los grises" se paseaban por allí de vez en cuando. También se reunían otras gentes que obran con la misma libertad para realizar sus aficiones; gimnasia, práctica del toreo... y más, incluso tomar el sol desnudos o bañarse en una fuente con agua del canalillo que ha sido "enterrada" posteriormente bajo pretexto de que el desagüe socavaba el camino. Con el tiempo parte de esas gentes ha creado un grupo que se ocupa del mantenimiento y cuidado del lugar, llegando a la situación en la que lo podemos ver hoy. En mayo suele celebrarse una exposición de viejas fotografías y se ofrece una limonada a los visitantes que organiza la Plataforma Salvemos la Dehesa con la inestimable asistencia de Ángel, uno de esos voluntarios que custodia la torre del viejo transformador, reconvertida en pared para la práctica del frontón y en almacén de utensilios. La juventud sigue acudiendo con el mismo espíritu deportivo al lugar. Los atardeceres desde allí son espectaculares, como nos cuenta El Principito en la serie Atardeceres de este mismo blog, ver aquí.



Pero el Cerro de las Balas podría haber sido otra cosa. Por ejemplo, tras la Guerra Civil el arquitecto Modesto López Otero rescató el proyecto de 1927 de construir allí el Observatorio Nacional Astronómico, con lo que el nombre sería "Altos del Observatorio" y no Cerro de los Locos, cerca de otros edificios de su ámbito en torno a la Ciudad Universitaria, entre otros, el que sí se ejecutó es el de la Junta de Energía Nuclear. En 1928 también se proyectó la construcción del Colegio de Huérfanos de Hacienda de igual manera que el de Ferroviarios que sí llegó a realizarse. En definitiva el Cerro entraba en los planes de desarrollo de la Universidad pero siempre orientado a la observación, lo que incluso podría haber comprendido un planetario y un museo. Los años 40 ó 50 no eran el momento, obviamente (en la foto de arriba se ven unos astronautas en el Cerro, pero no hay relación con lo dicho, se trata de un espectáculo celebrado en unos "veranos de la Villa").


Aquí te dejo el enlace para comprar la GUÍA BÁSICA de la DEHESA DE LA VILLA,  que incluye todos los 6 paseos publicados en el blog, acompañados de los mapas de los recorridos, en formato bolsillo por 5 euros. Pincha aquí.




@ 2023 by Santiago Navas Fernández

P.D.- Sigue conociendo la Dehesa de la Villa en los siguientes enlaces:

-) Ruta por los restos de la Guerra Civil, pulsa aquí.
-) Amanecer en la Dehesa, breve Historia, pulsa aquí.
-) Paseando por el entorno de la Dehesa, pulsa aquí.
-) Los 6 sentidos de la Dehesa y algunas curiosidades más, pulsa aquí.
-) Los capirotes de la Dehesa de la Villa, pincha aquí.
-) El "Canalillo", pulsa aquí.



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