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viernes, 10 de marzo de 2023

SERIE PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CXI: EL PARQUE DE COMILLAS Y SUS ALREDEDORES.

 

 

El PARQUE DE COMILLAS en Carabanchel, está condenado a desaparecer en breve, amenaza "arboricida" que se cierne sobre él como consecuencia del empeño de los dirigentes políticos de Madrid de talar sus árboles para meter por ahí la tuneladora que construya el metro, línea 11, obra que durará varios años. Y también amenaza buena parte del arbolado del Parque de Arganzuela en Madrid Río, un poco más abajo y al otro lado del Manzanares, aunque en este caso, las protestas vecinales han conseguido que se paralice de momento esta tala masiva. Por eso urge visitar este Parque que cuenta con una historia singular y que, además, es el único del barrio homónimo, hubiera sido mejor hacerlo en primavera para admirar la frondosidad de su vegetación, pero lo mismo ya no existe para entonces. Así que vamos primero que nada a ubicarnos en el entorno.


 

 

El barrio de Comillas en Madrid pertenece al distrito de Carabanchel y es uno de los más poblados con una edad media bastante alta, tiene la forma de un triángulo isósceles cuya base descansa sobre el Manzanares y los lados transcurren por la calle de Antonio Leyva y el Paseo de Santa María de la Cabeza que se encuentran en la plaza Elíptica para cerrar la figura geométrica, míralo en un mapa y lo comprobarás ¿pero quiénes fueron estos personajes? Antonio de Leyva (I príncipe de Áscoli, I marqués de Atela y I conde de Monza, nacido en la población de Leiva, La Rioja, en 1480 y fallecido en Aix-en-Provence, Francia, en 1536) fue un militar, hijo del homónimo Señor de Leiva y de Constanza Hurtado de Mendoza, que adoptó como apellido el nombre de su población natal; en 1502 comenzó su carrera militar derrotando a los mudéjares en las Alpujarras, al año siguiente fue enviado con la armada de Luis Portocarreo a Italia en auxilio del Gran Capitán; en 1535 fue nombrado por Carlos I gobernador de Milán, donde se afincó la familia llegando sus descendientes a ser importantes personajes italianos; por todo ello, en 1921 se dio su nombre al tramo de la antigua carretera de Toledo que transcurre entre la glorieta del Marqués de Vadillo y la plaza Elíptica. Por su parte, Santa María de la Cabeza es conocida como la esposa de San Isidro Labrador, honor que le ha merecido el ante nombre de Santa aunque sin canonización eclesiástica; y lo de la Cabeza le viene porque su cráneo fue encontrado separado de su cuerpo (o así se estima); Felipe IV lo trajo a Madrid convirtiéndolo en objeto de culto para los Austrias. Leer aquí su biografía escrita por la Real Academia de la Historia.



Por la base del figurado triángulo transcurre la calle de Antonio López, no se trata del conocido pintor como algunos creen, sino del propietario de los terrenos sobre los que se levantó el barrio. Antonio Víctor López López de Lamadrid (Comillas, 12/04/1817 - Barcelona, 16/01/1883) fue un empresario, banquero y senador español conocido por su título nobiliario de marqués de Comillas concedido por Alfonso XII en 1878, en agradecimiento por su labor para la restauración monárquica que siguió a la I República Española. Debe su riqueza a negocios realizados en Cuba, a donde huyó con catorce años tras ser condenado por una reyerta callejera, allí trató con el empresario catalán Andreu Bru y se casó con su hija, dicen que gracias al dinero del suegro construyó su fortuna basada en el comercio ilegal de esclavos negros, el caso es que a los 38 años regresó rico y generoso a la patria, dejando un rastro plagado por igual de agradecimientos y odios, comenzando por su propio cuñado, el cual no dijo nada bonito del marido de su hermana.


Imagen de cuadro familiar


La historia del barrio va ligada al antiguo Carabanchel y a la cercanía del río, hablamos de terrenos donde se asentaron huertas de las que se extraía el máximo rendimiento agrícola y seguramente acompañado por ganadería, desde tiempos inmemoriales. No muy lejos de allí se han encontrado numerosos restos arqueológicos y “correteó” también el joven que luego la historia convertiría en San Isidro; cerca también se ubicaron los lavaderos del Manzanares, donde las mujeres iban a lavar por encargo desde el siglo XVIII; durante el reinado de Amadeo I, su esposa la Reina María Victoria Dal Pozzo Della Cisterna (cuya biografía publica la Real Academia de Historia), impulsó e inauguró el Asilo de Lavanderas que contenía la primera guardería laboral (y de las otras) que funcionó en España, tanto hizo por este colectivo que tras su fallecimiento a los 29 años hicieron figurar en tumba de Turín, un epitafio "en recuerdo de todas las lavanderas de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Tarragona a tan virtuosa Señora”. Se sabe que numerosos nobles establecen fincas de recreo en Carabanchel, pero el desarrollo del siglo XIX trae fábricas e industria que a su vez atrae gentes de otras provincias en busca de mejor vida. Así a primeros del siglo XX sucede la gran avalancha desde Extremadura y Andalucía que iría conformando los barrios del sur y también Comillas.


Imagen del libro gratuito "Vida y Milagros en Carabanchel Bajo"
que se puede obtener a través del enlace: carabanchel.net


El primer gran evento que recoge la historia en este lugar, es el mitin que en 1935 da Azaña en el gran descampado de Comillas ante 300.000 asistentes, el mayor de la historia de España. El emplazamiento coincide con el actual Parque y algo más pues se habla de una extensión baldía en torno a ocho campos de futbol. Testigo involuntario también fue del frente que se estableció por allí durante la Guerra Civil, la cual provocó la destrucción de las casas del barrio y vio pasar, tras la derrota de la República, al ejército golpista que iba a cruzar el Puente de Toledo para hacerse cargo del recién rendido Madrid. En 1940 sobre las ruinas se comienza a construir con presos políticos la Colonia de Comillas para familias de republicanos, controlada por falangistas y dedicada a recoger a los perdedores en casas adosadas en hilera con tejado de chapa y en su interior dos habitaciones, la cocina en el salón que hacía de entrada también y un cuarto de baño compartido por cada dos casas. Así se acomodan 700 familias que deben coger el agua de una fuente en la calle central, que como el resto, es de tierra al igual que el suelo de las propias viviendas. Rodeada por un vallado tiene dos puertas vigiladas por falangistas que controlan entradas y salidas, nadie puede recibir visitas sin antes comunicarlo en el puesto de guardia que está en el interior y si alguien quiere hacer alguna mejora en su casa, debe pedir permiso al Administrador, también miembro de la Falange. A las dos de la tarde se ha de recoger la colada o los guardias la tirarán al suelo, por la noche se suceden las inspecciones y de vez en cuando, a alguna mujer se le da aceite de ricino o se le corta el pelo de forma arbitraria. Son tiempos de hambruna y miedo.



Con la llegada de la Democracia se comienza a desmantelar la Colonia y a reubicar a sus habitantes en edificios de protección construidos por los alrededores (en calles como Miguel Soriano, Enrique Moyano, Eduardo Rivas, etc.) hasta que ya no caben más y el resto se trasladan a San Blas. Al principio son pisos sin ascensor ni comodidades, algunos desde 27 metros cuadrados, lo que origina la frustración de sus beneficiados, pero poco a poco se van mejorando las construcciones y las prestaciones, en un período que abarca más de 15 años. Y gracias también a la AAVV del barrio, se construye el Puente de Capuchinos que salva el paso sobre la carretera hacia Usera, debido al gran número de atropellos que se producen, también se evita la tala de los árboles de la calle de Antonio López (parece que este barrio es objeto de cortes y talas por doquier). Otros hitos vecinales fueron conseguir que el Hospital Gómez Ulla fuera civil y que la Iglesia no convirtiera en Columbario parte del barrio. Y con esto llegamos hasta nuestros días, donde se abren solares tras el derribo de viejas casas para levantar nuevos edificios modernos que inviten a los jóvenes a quedarse, pues Comillas tiene una población de elevada edad media y escasas prestaciones. Una vez conocido donde pisamos nos adentramos en el PARQUE DE COMILLAS, eso sí, con el espanto de las vallas que anuncian las obras del metro, si paseamos por el barrio, descubriremos cerca de las tapias de la Sacramental, calle de la Verdad y paralelas, grandes solares abandonados sobre los que uno se pregunta si no podrían haberlos usado para dicha obra y dejar el Parque vivir, de hecho en uno de ellos, se ha levantado a base de contenedores, las efímeras oficinas y almacenes que estarán los años que dure la construcción del metro que se calcula en buen número.



Lo primero de todo como siempre es ver qué dice la web municipal:


Superficie: 35.337 m2

Árboles: 498

Pino piñonero 31%

Plátano de sombra 22%

Acacia del Japón %9

Falsa acacia 7%

Arbustos: 5

Arbusto de las mariposas 80%

Adelfa 20%

Macizos arbustivos. Superficie 3.396 m2

Adelfa 26%

Agracejo 19%

Pitosporo 14%

 


Comenzamos nuestro recorrido en la puerta del Parque a la vista del colegio Perú en la calle de Antonio Leyva, que ocupa un pequeño montículo donde en tiempos de la Colonia de presos había una ermita derruida. Un hermoso paseo nos lleva hasta la calle Baleares, al comienzo de este tramo ya las vallas que acotarán el Parque muestran pintadas y carteles pegados por los niños y no niños, en los que se dice “no a la tala de árboles”, “metro sí, pero no así” entre otras. Poco antes de llegar al final de este camino, giramos a la derecha.




Unas buenas canchas de deporte guardan a gente jugando al baloncesto, llegamos hasta lo que es el paseo central y quedamos a la vista de la Fuente que aún funciona. Es esta una curiosa construcción consistente en un gran vaso sobre suelo de ciertas proporciones y borde elevado que recoge el agua de varios surtidores que surgen junto a dicho borde y dirigen el chorro hacia el centro para que caiga en un vaso superior elevado sobre pedestal en el centro; por encima de éste hay otro de circunferencia más estrecha pero más profundo, de cuyo centro un pequeño surtidor deja salir el agua que desborda y cae en forma de lluvia sobre el inferior; el suelo alrededor es de acerado con diferentes tonos de color y dibujo. Frente a ella hay un área infantil y luego un campo de futbol de tierra, también con un valladar metálico y alto para evitar que la pelota salga contra el resto de los usuarios del Parque. Vemos que este camino se corta contra una de las nuevas cercas de obras.



A continuación tenemos dos grandes espacios arbolados de Pinos en particular, con zonas de césped y algunos bancos distribuidos aleatoriamente. Al fondo se ve la caseta de jardineros que sustituyó a la oficina de Falange que controlaba la Colonia, por tanto, por ahí debía estar una de las puertas en forma de arco y enfrente, junto al Colegio citado, estaría la otra que daba paso a la ermita, así que muy probablemente esta era la calle principal en la que en mayo se celebraba una procesión promovida por las Hijas de María y José, que llevaba la imagen de la Virgen acompañada por los niños vestidos de comunión, la comitiva iba custodiada por soldados falangistas (según se ve en imágenes antiguas que guarda la AAVV). También por aquí se encuentra una zona de gimnasia para mayores.


 

Salimos a la calle de Antonio Leyva y aunque la acera de enfrente pertenece a otro barrio, vamos a cruzar, pues nos encontramos con un curioso jardín dotado de buen arbolado y una zona de juegos infantiles y el lateral del Centro Cultural Fernando Lázaro Carreter a cuya espalda se alza un otero artificial al que se accede por medio de rampa y escaleras, desde el que descubrimos un gran solar vacío, el mismo que decía antes que podía haber sido utilizado para las obras del metro sin tener que talar el Parque y todos tan contentos… Podemos apreciar una gran variedad de árboles con predominio de los Pinos, pero también Chopos, Almez, Cinamomo, Olmo de Siberia, Plátanos de sombra, Tilos, Ciprés, Cerezo púrpura, Árbol del Paraíso, etc.




La calle de atrás, entre Cinamomos y Acacias, luce el bonito nombre “de la Verdad”, no sé si es porque en ella se abre la puerta de la Sacramental de San Lorenzo y San José, último cementerio de este estilo en el que una Cofradía se encargaba del último descanso de sus hermanos; el proyecto se inició en 1851 sobre diseño de Pedro Tomé y Vercruysse en 13 patios rodeados del espacio para enterramientos, se inauguró un año después y ha ido creciendo hasta que las disposiciones urbanísticas lo han permitido contando hasta una polémica relativamente reciente sobre su ampliación; en el interior se pueden ver panteones de familias ilustres y otras construcciones de diferentes arquitectos; llama poderosamente la atención sus muros de ladrillo que en la zona lindante con el Parque que vamos a ver a continuación, alcanzan una altura equivalente a varios pisos. En 1991 fue catalogado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico-Artístico de la Villa de Madrid como uno más del conjunto de Sacramentales del municipio, ratificado en 1999 por la Comunidad de Madrid. Antes de llegar a su entrada, en la esquina de la calle Navahonda nos encontramos con el Huerto Urbano del Parque de Comillas, por cierto, muy bien cuidado y rodeado de Pinos y Acacias. Y un solar en el que un cartel pide que se construya el Centro de Salud del barrio.



Llegamos así abajo del todo y nos encontramos con el PARQUE DE LA VERDAD, que tiene su perímetro cercado pero esta vez es propio porque tiene horario de apertura limitado. Entre frondosos paseos que forman Acacias de diferentes familias, Aligustre del Japón, Arce negundo, Pino Piñonero, Cedro y algún Ailanto “salvaje”, encontramos bancos a la sombra. Con el gigantesco muro del cementerio a un lado dado, paseamos viendo una cancha de baloncesto, otra de fulbito y una de patinaje, luego una zona infantil con zonas ajardinadas estanciales y un largo pasillo que nos lleva fuera de este Parque tras sobrepasar la verja que se cierra cada noche (ver foto que encabeza este artículo).



Salimos así a la acera que corresponde a la calle Joaquín Martín del barrio de Urgel, allí mismo se inicia otra zona verde que se caracteriza por una larga escalera que recupera el desnivel superior en paralelo de nuevo con el muro de la Sacramental y por tanto, paralela a la calle de la Verdad. Según subimos vamos conociendo espacios estanciales que resuelven el problema del desnivel creando lugares de descanso donde predominan las Acacias y los Pinos, con algunos Cedros entre otros.



A media altura descubrimos un mural con la imagen de la foto, se trata de una historia de amor hacia una perrita buena de raza galga que se llamaba Larga y que murió como consecuencia del ataque de otro perro de otra raza, dejando a sus amigos humanos sumidos en la tristeza de haberla perdido y en la rabia por lo injusto que fue este hecho (para seguir la historia pincha aquí). Al llegar arriba, descubrimos otro espacio mayor ajardinado con Tilos y Olmos preferentemente, y desde él observamos el tramo subido, junto al muro se ha creado un espacio de seguridad para que la vegetación no pueble los viejos ladrillos de barro y los deshaga con sus raíces.



La calle por la que ahora vamos se llama Belmonte de Tajo y guarda una casa baja, recuerdo de otras épocas, que vemos en la foto. Vamos a bajar por la calle de Josefa Fernández Buterga que nos muestra algunos edificios modernos de viviendas que van sustituyendo a las anteriores construcciones de casas bajas o los bloques de realojo. En una placita se ha creado una zona estancial con ajardinamiento, sombra de algunos escasos Olmos, bancos y un gran espacio para juegos infantiles, atravesamos por ahí y seguimos bajando hacia la calle de Antonio Leyva otra vez.




La cruzamos y volvemos al barrio de Comillas justo donde se encuentran las calles citadas en la historia: Miguel Soriano, Enrique Moyano, etc. Si recorremos a un lado y otro, descubriremos una zona de buen arbolado callejero con variedades tan curiosos como el Níspero del Japón entre otros tan comunes como Olmos, Acacias, Cedros, etc. y zonas interbloques de descanso, en algunos casos hasta con zonas de juego infantiles. El caso es que bajamos y llegamos frente al Puente de Capuchinos y el barrio de Usera al otro lado de la A42 - Paseo de Santa María de la Cabeza. También nos encontramos a la entrada del puente, con unos jardincillos de buenas sombras otorgadas por Pinos, Olmos, Cedros, etc. y una glorieta que acoge en el centro la Paloma de la Paz, obra datada en 1999 del escultor José Antonio Barrios, el cual tiene diferentes muestras de su arte distribuidas por las calles de Carabanchel, en este caso de tipo conceptual queda definida por cuatro piezas triangulares de metal, dos aros y un pequeño cilindro que dan forma a los ojos sin equilibrio en las dimensiones, más una ramita de olivo sujeta al pico del animal, completan la figura.



De allí sale la calle del Marqués de Jura Real que entre arbolado de Olmos y Acacias y algunas zonas deportivas y ajardinadas, nos llevaría hasta la calle de Antonio López, pero nosotros vamos a bajar por la de la Inmaculada Concepción donde nos encontramos nada más acometerla, los locales de la Asociación de Mujeres y el de la AAVV que tanta historia positiva ha aportado a este barrio. Un poco más adelante está la plaza del mismo nombre de la calle con un edificio que es el CEI Nuestra Señora de la Encarnación, cuyo carácter religioso delata en su estructura. La plaza está ajardinada y arbolada de forma profusa mezclando numerosas especies como el Ciruelo rojo, Falsa Acacia, Pino, Olmo, etc., es un remanso de paz en medio de la ciudad. Seguimos bajando para acabar en unas escaleras que nos llevan a la calle de Antonio López, tras los edificios que la componen se encuentra Madrid Río con sus jardines y el Manzanares, ya iremos en otra ocasión hasta allí, ahora nos dirigimos hacia la glorieta del Marqués de Vadillo.



Al llegar a ésta nos encontramos con el Colegio Concepción Arenal, último edifico de la calle y único protegido de este pequeño barrio. En juego armónico con el Puente, fue elaborado por los arquitectos Antonio Flórez Urdapilleta y José López Sallaberry en 1923, en el mismo estilo que Flórez usó para diferentes edificaciones de tipo escolar como fue el Jaime Vera en Bravo Murillo.



De la glorieta solo una pequeña parte es del barrio, el centro exhibe una gran bandera ¿de qué país?: habéis acertado ¡España! Es bueno que la haya porque cualquiera se despista y se piensa que estamos en Suiza, por ejemplo. Esta glorieta muestra unas galerías comerciales en edificios uniformes que son obra del Plan de actuación de la Dirección General de Regiones Devastadas realizadas a partir de 1940 por los arquitectos Luis Alemany y Luis Villanueva en este caso, pero que abarcaron otras ubicaciones a lo largo de la calle General Ricardos, que ya veremos. Bueno, pues también del distrito es un trozo del Puente de Toledo y parte de los jardines que engloba esta partición administrativa, pero creo que todo ello es mejor verlo en el conjunto de Madrid Río cuando nos toque hacerlo. Así que aquí damos por concluido nuestro recorrido de hoy que ha sido un poco obligado porque nos quitan el Parque, el único de este barrio, para dejar un agujero ruidoso y sucio. Así que… 


¡¡ NO A LA TALA !!




@ 2023 by Santiago Navas Fernández

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