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sábado, 23 de noviembre de 2024

PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CLXXIX: EL PANTEON DE ESPAÑA, ATOCHA Y DOS CEMENTERIOS QUE YA NO EXISTEN.


De titularidad de Patrimonio Nacional desde los años 80 del siglo pasado, su nombre popular es el de PANTEÓN DE HOMBRES ILUSTRES, lo que puede dar lugar a confusiones porque no es el único de ese carácter, por eso se le solía añadir DE ATOCHA y así lo diferenciamos de los que existen en San Isidro, en San Justo y hasta en La Almudena. Desde 2022 recibe la nueva denominación por aplicación de la Ley para la Memoria Histórica. A tal fin, también cambió su objetivo inicial fijado por la regente María Cristina de Habsburgo de "acoger a los hombres cuya huella en la historia tuvieran una especial relevancia" por la de "perpetuar el recuerdo de los representantes de la historia de la democracia española y de aquellas personas que hayan destacado por su labor en defensa de la convivencia democrática, la paz y los derechos humanos, así como el progreso de la ciencia o la cultura". La entrada es libre, pero si puedes hacerla con guía siempre te aporta más calidad y conocimientos.


La historia del Panteón va ligada a la de la Basílica de Nuestra Señora de Atocha por edificarse ambas en la misma parcela. Respecto de la advocación, la leyenda sitúa su origen en una ermita ubicada junto al Manzanares, en la zona conocida como Santiago el Verde, donde un supuesto "Alcaide" de Madrid, Gracián Ramírez, iba a orar ante la imagen de una Virgen que trajeron discípulos del propio San Pedro desde Antioquía, realizada por Nicodemo y policromada por San Lucas ¡nada menos! Bueno, pues el caso es que un día Gracián Ramírez se encontró con el "hueco" vacío en la ermita y descubrió, mire usted, que la imagen se había teletransportado al lugar donde se encuentra la basílica, casualmente donde confluían diferentes caminos. Santiago el Verde fue un vado del río donde se creó una pequeña población, término de Villaverde, que vimos en nuestra ruta por el Corredor Ambiental de Madrid Río (ver aquí). Sigo, Gracián Ramírez decidió levantar una ermita en el nuevo lugar, pero los malvados musulmanes que "okupaban" la zona según la leyenda, creyendo que lo que levantaba era una fortaleza militar (debía ser tremendamente fornido don Gracián para tal obra) decidieron atacarle, su mujer e hija asustadas se suicidaron, pero finalmente con "la ayuda de más cristianos" vencieron a los atacantes "moros" y al regresar Gracián ante la Virgen se encontró a su hija y esposa arrodilladas rezando ¡oh, milagro! En fin, el caso es que en este lugar existía una ermita donde se adoraba a la Virgen de Atocha y que en el siglo XVI, increíble leyenda aparte, era custodiada por los dominicos desde 1523, y ya contaba con el apoyo incondicional de los diferentes reyes tanto Habsburgo como Borbón.

Parece ser que ya existía antes de la llegada de los Dominicos una Hermandad de Caballeros de Atocha que mantenía un Hospital de Peregrinos, cuyos primeros vestigios escritos datan del siglo XV. El cual fue trasladado frente a San Ginés a raíz de que estos monjes dominicos se hicieran cargo del lugar. En 1808 con la invasión napoleónica, el monasterio y templo son convertidos en cuartel y los soldados roban oro y reliquias, mientras la imagen de la Virgen es trasladada a las Descalzas Reales. En la desamortización de 1834, los dominicos son expulsados y la imagen vuelve a viajar a la Iglesia del Buen Suceso, mientras el recinto se convierte en Hospital de Inválidos. En 1863 el Papa Pío IX otorga el título de Basílica a la Iglesia de Atocha, primera en ser nombrada así en Madrid, pero no en España. Y en 1924, los dominicos solicitan a Alfonso XIII su regreso al monasterio y templo. El cual, durante los hechos de 1936 se quemó y casi derrumbó entero, mientras la imagen era salvada en custodia de una familia de la ciudad que la ocultó, los monjes fueron martirizados. Entre 1946 y 1951, el arquitecto de Patrimonio Nacional, Diego Méndez, se encarga de la reconstrucción del templo sobre los cimientos del anterior, eliminando todos los elementos románticos o bizantinos e ignorando el proyecto que provenía de 1890 y que comentaré ahora. En 1960, sobre el terreno donde se preveía en dicho proyecto levantar la nueva Basílica, se erigió el Colegio de la Virgen de Atocha, también por Patrimonio Nacional y para los dominicos, con diseño de Andrada Pfeiffer, el cual tenía prevista su demolición para el 2000 y así dejar hueco a una amplia zona verde encuadrada dentro del plan Trajineros de remodelación del eje Prado-Recoletos. Curiosamente, con esta obra quedó aislada y no visitable la torre del Panteón, lo explicamos ahora.

Tras la Revolución Francesa, en Europa se impuso la tradición de erigir panteones para personas ilustres que debieran tener un reconocimiento público. En España en 1837, las Cortes Generales aprobaron un proyecto para convertir la Iglesia de San Francisco en un Panteón Nacional de Políticos Ilustres; cuatro años después se encargó a la Real Academia de la Historia la redacción de una lista de candidatos que a su vez nombró una comisión formada por Fernández de los Ríos, Olózaga, Fermín Caballero, Hartzenbusch, Ruiz Aguilera, Silvela, Estanislao Figueras, Pere Borrell y Antonio Gisbert.  El 20 de junio de 1869, una comitiva de cinco kilómetros formada por carrozas fúnebres, llegó a la Basílica acompañadas por bandas de música, unidades del Ejército y de la Guardia Civil, estudiantes, religiosos, políticos e intelectuales. Tras cien cañonazos, se encendieron tres grandes lámparas para recibir los restos de los poetas Juan de Mena, Garcilaso de la Vega y Alonso de Ercilla; los militares Gonzalo Fernández de Córdoba y Federico Gravina; el humanista Ambrosio de Morales; el justicia mayor de Aragón Juan de Lanuza; los escritores Francisco de Quevedo y Pedro Calderón de la Barca; el político Marqués de la Ensenada y los arquitectos Ventura Rodríguez y Villanueva. De otros muchos incluidos en la lista original, se dieron por perdidos sus restos, como Campomanes, Luis Vives, Goya, Cervantes, Lope de Vega, Claudio Cuello, Velázquez, Tirso de Molina, Jovellanos, etc. Años después se devolvieron cada resto a su origen.

Cuando el convento de los dominicos que hemos visto antes, pasó a ser Hospital de Inválidos, se aprovechó para enterrar los restos de Palafox, Castaños, el marqués del Duero, Prim y el político Ríos Rosas. Así, la Regente María Cristina decidió que, al tiempo de construir una nueva Iglesia, se levantase un Panteón de Ilustres que acogiera estos enterramientos ya existentes, para lo cual se convocó un concurso que ganó Fernando Arbós y Tremanti con el proyecto "Nigra sum sed fermosa". El conjunto bicolor de estilo neobizantino incluía un campanile italiano, que albergó un reloj de cuatro esferas y tres campanas, más el panteón como claustro de la Basílica, inspirado en el camposanto del plaza del Duomo de Pisa. Mientras el templo iba destinado al culto de la Corte como sede de las ceremonias Reales. Los restos de los ya enterrados allí se trasladan en 1901 aunque los de Palafox y Castaños finalmente partirían a sus lugares de origen, pero el proyecto se paralizó por falta de recursos y trece años después, fallece Arbós sin ver el inicio de la construcción de la Basílica, cuya historia posterior ya he contado antes.

En años posteriores se han incorporado los restos de los políticos Francisco Martínez de la Rosa, Diego Muñoz-Torrero, Juan Álvarez Mendizábal, José María Calatrava, Salustiano Olózaga, Agustín Argüelles, Antonio Cánovas del Castillo, Práxedes Mateo Sagasta, Eduardo Dato y José Canalejas. Además de los individuales está el Mausoleo Conjunto, obra del arquitecto Federico Aparici, que data de 1857 cuando se inauguró por suscripción popular en el desaparecido CEMENTERIO DE SAN NICOLÁS, trasladado al jardín del panteón en 1912, denominado Monumento a la Libertad. Está formado por un cuerpo cilíndrico cubierto por un tejado cónico, rematado por una alegoría de la Libertad esculpida por Ponzano (y de cuyo parecido con la famosa estatua no queda duda, por cierto, que es más antigua que la de Nueva York y no es la única de este escultor, más conocido por la calle que lleva su nombre, repleta de bares, que por sus muchas obras, lo que da una idea nítida de cómo han dejado el Madrid cultural de hoy ciertos intereses), más tres estatuas del escultor neoclásico Sabino Medina representando la Pureza, el Gobierno y la Reforma, que se apoyan sobre los sarcófagos de Mendizábal, Argüelles y Calatrava, para cuyos restos estaba destinado el monumento, aunque luego acogió también los de Muñoz-Torrero, Martínez de la Rosa y Olózaga. En el interior del panteón encontramos otros Mausoleos individuales que vamos a ver con detalle:


José Canalejas Méndez (Ferrol, 31/07/1854 - Madrid, 12/11/1912) fue abogado y político regeneracionista y liberal español que murió asesinado durante su mandato como presidente del Consejo de Ministros de un disparo mientras miraba el escaparate de la librería San Martín en la Puerta del Sol. El monumento muestra cómo es trasladado a la tumba en brazos de dos hombres y una mujer, bajo un Cristo con los brazos abiertos que le espera sobre la puerta de la tumba. Canalejas, dirigente del Partido Liberal, de pensamiento católico, abogaba por acabar con el clericalismo separando Iglesia y Estado. El Mausoleo es obra de Mariano Benlliure, realizado en mármol blanco.


A su lado se encuentra el Mausoleo de don Manuel Gutiérrez de la Concha, I Marqués del Duero (Córdoba del Tucumán, Virreinato del Río de la Plata, 03/04/1808 - Abárzuza, Navarra, 27/06/1874), militar y político de tendencia liberal-moderada, notable por su combate contra las insurrecciones carlistas. El sepulcro en forma mural es obra de Arturo Mélida y la estatua del dios Marte es obra de Elías Martín, representante de la guerra, se sienta sobre el medallón con la efigie en relieve del marqués​. Y debajo un león descansa como símbolo de la inmortalidad.


En el otro brazo del Panteón encontramos primero el Mausoleo a Práxedes Mateo Sagasta (Torrecilla en Cameros, 21/07/1825 - Madrid, 05/01/1903) ingeniero de caminos, canales y puertos, masón y miembro sucesivamente de los partidos Progresista, Constitucional y Liberal-Fusionista (este último fundado por él); junto con Antonio Cánovas fue uno de los principales artífices del sistema político del turno pacífico o turnismo. Ejerció de presidente del Consejo de Ministros durante siete períodos comprendidos entre 1870 y 1902, alternando desde 1874 el poder con su rival político Antonio Cánovas del Castillo. Fue famoso por sus dotes retóricas. El monumento fue realizado en mármol por Mariano Benlliure situando a Sagasta tumbado con el toisón de oro sobre el pecho, 
en la mano derecha una espada con la Justicia esculpida en la empuñadura y una rama de olivo, símbolo de la paz, sobre la hoja; a su cabecera una joven cierra un libro, representa la Historia; y a sus pies un obrero descansa sobre los Evangelios, símbolo de la verdad.


El siguiente, también de Mariano Benlliure, está dedicado a Eduardo Dato e Iradier (La Coruña, 12/08/1856 - Madrid, 08/03/1921) abogado y político del Partido Conservador, varias veces ministro y presidente del Consejo de Ministros durante el período de la Restauración, su mandato se caracterizó por la mano dura aplicada; murió tras sufrir un atentado. Una tumba un poco más tradicional nos lo presenta yacente sobre la lápida, una mujer de negro levanta una cruz desde la cabecera sobre él y a sus pies, dos amorcillos negros descansan junto al escudo de España.


Le sigue el Mausoleo de 
Antonio Sánchez del Río y López de la Rosa, más conocido por Antonio de los Ríos Rosas (Ronda, 16/03/1812 - Madrid, 03/11/1873) famoso orador, jurista y político español, presidente del Congreso de los Diputados durante las legislaturas de 1863-1864, 1865-1866 y 1872. Descansa en el sepulcro mural realizado por Pedro Estany, tipo retablo, realizado en mármol, bajo el que vemos el sarcófago en bronce. La efigie sobre pedestal con la leyenda, está rodeada de un ramo de laurel que parece sostener un genio alado que lo observa atentamente, realizado en negro. Al otro lado, una figura de mujer también elaborada en negro, está llorando agarrada a la lápida.


Y en último lugar encontramos el Mausoleo en forma de retablo mural que acoge el conjunto de sarcófago y figuras a sus pies. Se trata de la obra realizada por Agustín Querol para el descanso de Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 08/02/1828 - Mondragón, 08/08/1897) político e historiador español, fundador del Partido Conservador y figura capital de la política española de la segunda mitad del siglo XIX. Principal valedor de Alfonso XII y el mayor artífice del sistema político de la Restauración. Ejerció de presidente del Consejo de Ministros en seis ocasiones, alternando el poder, principalmente, con su rival político Práxedes Mateo Sagasta. Cánovas reposa sobre un sarcófago en cuyo frente aparece una joven abrazada y debajo seis virtudes: Templanza, Sabiduría, Justicia, Elocuencia, Prudencia y Constancia. Sobre el fondo están representados Cristo resucitado y la Patria, la Historia y el Arte, que lloran la muerte del político.

Y con esto creo yo que... ¡ah, no!, me falta "la propina". Ya he citado que algunos de los actuales moradores vienen del antiguo CEMENTERIO DE SAN NICOLÁS, hoy desaparecido, pero que se ubicaba en torno a las calles de Méndez Álvaro, Áncora, Bustamante y Vara de Rey, llegando hasta el entorno de la fábrica de Cervezas El Águila que se instalaría en parte de su solar a primeros del siglo XX. La historia del cementerio comienza en 1818 cuando se autorizó a la Sacramental de San Nicolás, a la sombra de la Orden de José I Bonaparte comentada sobre sacar los cementerios de la ciudad, a construir un camposanto. Un año después la Sacramental de San Salvador compra unos terrenos y ambas se  unen para su construcción que se terminaría en 1825 con dos patios sobre proyecto de Manuel de la Peña, discípulo de Villanueva, y de José Alejandro y Álvarez quien realizó una bella portada. El nombre completo sería Cementerio de la Sacramental de San Salvador, San Nicolás de Bari y Hospital de la Pasión. Se inauguró con el traslado de los restos de uno de los fundadores de la Sacramental, comisario del Santo Oficio, fallecido en 1675. Allí estuvo enterrado Calderón de la Barca, Espronceda, Larra, Argüelles y Francisco Martínez de la Rosa entre otros muchos. La última en llegar fue la actriz italiana Carolina Civili. 

Pegado a sus tapias se levantó en 1821 el CEMENTERIO DE SAN SEBASTIÁN entre las actuales calles Méndez Álvaro, Canarias, Vara de Rey y Ramírez de Prado, en un lugar conocido como Los Garbanzales y el Palomar de Juan Sánchez, parte de cuyo solar ocuparían la mencionada fábrica de El Águila y la Standard Eléctrica tras su demolición. Inicialmente de nichos según diseño de José Llorente, en 1844 y 1852 fue ampliado con cuatro patios más construidos por José María de Mariátegui y Juan José Sánchez Pescador, y en 1872 se añadió otro patio más construido por Simeón Ávalos, llegando a superar en extensión al CEMENTERIO DE SAN NICOLÁS citado. Destacaba el panteón de Joaquín Fagoaga, que fuera director del Banco de San Carlos, origen del Banco de España, que vemos en la imagen sobre este texto, procedente del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, tomo X. Existió otro cementerio con este mismo nombre en la calle Huertas que ya veremos. Al igual que los cementerios generales del Norte y del Sur y las sacramentales de San Martín, San Luis, San Sebastián y La Patriarcal, ambos fueron clausurados el 1 de septiembre de 1884 al inaugurarse el CEMENTERIO DE LA ALMUDENA.​ Sin embargo, no fue demolido el de San Nicolás hasta 1912, sin ninguna razón lógica, que diría Pedro Répide, y el de San Sebastián hasta 1925.

Y ahora sí. Ya acabamos nuestro paseo con una vista de la entrada al PANTEÓN DE ESPAÑA que acabamos de visitar, y al artesonado de su primer techo, al que acompañan sobre las paredes tres palabras: honor, lealtad y heroísmo.


@ 2024, by Santiago Navas Fernández.

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