Para este recorrido por el barrio de Maravillas/Malasaña partimos de la escultura "Joven Paseante" de Rafael González García, que representa a una joven estudiante con mochila a la espalda y una gran carpeta, una imagen muy común en la zona. Surgió de un convenio con la Facultad de Bellas Artes y la Escuela de Arte La Palma, dentro del proyecto de rehabilitación de la calle Fuencarral y su entorno, que convocó un concurso que ganó esta obra. Como vemos en la foto, siempre hay alguien dispuesto a "ilustrar" la figura aunque nadie se lo pida. Fue realizada a tamaño natural en bronce y se encuentra directamente sobre el suelo para que se integre con los peatones. No olvidemos que estamos en el barrio de Universidad y la zona de Malasaña/Maravillas, donde esta es la tercera escultura de igual motivo, las otras son Julia y Lecturas del dos de mayo, las veremos en nuestro siguiente paseo.
Al otro lado de la Iglesia se encuentra la calle Colón con sus impresionantes edificios y bodegas históricas en sus bajos, desemboca en la calle Fuencarral poco antes de la plaza de Rafaela Carrá, así nombrada desde 2022 en recuerdo a los vínculos que mantenía la cantante con España y con Madrid en particular. La placa está formada por nueve azulejos que contienen la imagen en color de la artista, obra del pintor Ángel García Pinto.
Paralela a Fuencarral y esquina con Colón, esta la larga calle Valverde que llega hasta Gran Vía. En ella y si la andamos, podemos encontrar la Real Academia de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Su origen se remonta a la creación de la Academia de las Matemáticas por impulso de Juan de Herrera en 1582, que sería su primer director hasta 1597 y con sede en el Alcázar Real pasando luego a un edificio junto a la Puerta de Balnadú, hoy ocupado por el Teatro Real. Le siguió Francisco de Mora hasta 1610 y Juan Gómez de Mora hasta 1630, trasladando la sede al palacio del Marqués de Leganés con fachada a la calle "ancha" de San Bernardo, que ya vimos en el CAMINO DE SANTIAGO. Comienza entonces un cierto enfriamiento al respecto de los estudios que hasta entonces había promovido, en 1734 se funda la Real Academia de Medicina y Ciencias Naturales que da un impulso a todos los estudios de ciencias en general. Pero es en 1847 cuando se funda la Academia tal y como la conocemos ahora y en 1894 pasa a ocupar la sede citada, 34 años después adquieren el edificio colindante y tiran ambos para construir uno nuevo que es inaugurado en 1932, el cual como otros tantos sufrirá los rigores de la Guerra Civil y será remodelada en 1949.
También cerca se encuentra el Colegio y Monasterio de las Madres Mercedarias de don Juan de Alarcón, de cuyo asentamiento se desconoce realmente la antigüedad aunque se registran actuaciones en 1643-47 de Juan de Aguilar y a continuación Diego Eugenio Delgado hasta 1654, fecha en la que se acaba la iglesia y luego se continúa con otros elementos. Había sido fundado en 1609 por doña María de Miranda, de la que fue albacea testamentario el sacerdote Juan Pacheco de Alarcón. En 1671 se produjo una gran reforma impulsada por el arquitecto Gaspar de la Peña. Es uno de los monasterios más grandes de Madrid junto con el Real de la Encarnación y guarda importantes obras de arte en su interior.
Paralela a la calle Valverde es la calle del Barco donde encontraremos algún ejemplar de Hibisco entre el arbolado dicho, que hace un recorrido similar y cuyo nombre procede, leyendas urbanas mediante, de un comentario en el que se comparaba la forma de la calle con la de un barco "cargado de frailes y monjas", dicho por el padre Alarcón. Debía ser en esa época, porque por más que miro no le veo la traza de barco. Lo interesante de esta calle son sus varios edificios de viviendas, espectaculares, de los que te dejo dos muestras sobre este texto.
Sin embargo la que si vamos a andar es la Corredera Baja de San Pablo, prolongación de la Corredera Alta. Su nombre procede de que aquí se celebraban la carreras de la romería y verbena veraniega en honor de San Pablo, como tradición "chispera". En lo más alto hubo una fuente y pilón de aguadores procedente del Viaje de Amaniel. Frente a la calle del Pez y esquina a la de Puebla y de la Ballesta, se comenzó a construir entre 1624 y 1633 la iglesia de San Antonio de Padua, por Pedro Sánchez y Francisco Seseña, con fachada de Juan Gómez de Mora, en un claro estilo barroco. Se trataba de un anexo al Hospital de San Antonio de los Portugueses creado en 1606 por Felipe III para atender a los portugueses residentes en Madrid. En las fotos sobre este texto vemos el edificio hospitalario y la placita que lo precede con un gran Arce Negundo. En dicha plaza también existe un supermercado en el antiguo local del Teatro Cervantes, que sustituyó al Salón Nacional en 1911 y aguantó hasta que una bomba lanzada en la Guerra Civil lo reventó, reconstruido más tarde, se convertiría el Cine Cervantes, a partir de 1984 fue un cine X y desde 2013 su actual destino.
Al separarse la Corona portuguesa del reino de España en 1668, el Hospital de los Portugueses pasó a depender de la Cámara de Castilla y veintiún años después, adquirió el nombre de San Antonio de los Alemanes al darse al cuidado de la escolta de Mariana de Neoburgo (Düsseldorf, 28/10/1667 - Guadalajara, 16/07/1740) segunda esposa de Carlos II y última reina Austria en España, junto a su marido "el Hechizado". En 1701, Felipe V realizó una concesión a la Hermandad del Refugio y Socorro para que se instalase en iglesia y hospital a condición de que atendiera a los pobres de Madrid. Entonces se hicieron famosos porque salían a la calle a ofrecer a los que vivían en ella, pan blanco, agua y un huevo duro, pero para que no hubiera peleas, todos los huevos debían ser de un tamaño mínimo y a tal fin tenían una tablilla con un agujero por el que introducían el huevo haciendo famoso el dicho "si pasa, no pasa", o sea, que si cabía es que era demasiado pequeño para ofrecérselo a un pobre. La Iglesia en sí misma es una obra de arte con sus frescos pintados directamente sobre las paredes, la "sixtina" de Madrid hay quien la llama. Conserva la cueva bajo el altar, cuadros y muebles de la época. Una visita es obligada, qué conste.
Llegamos así a la plaza de Santa María Soledad Torres Acosta, más conocida como plaza de la Luna. En ella confluye la calle Desengaño donde hace años estuvo la sede del Movimiento de Objeción de Conciencia, que promovía la abolición del Servicio Militar Obligatorio, por lo que una vez conseguido el fin, se disolvió; un hito en un país como el nuestro tan dado al tema bélico entre nosotros o con los de alrededor, da igual. El sobrenombre de la plaza le viene de la calle lateral y de unos cines que hubo allí, el nombre real es en memoria de la fundadora de la congregación de las hermanas Siervas de María, Ministras de los enfermos, llamada en realidad Bibiana Antonia Manuela Torres Acosta (Madrid, 02/12/1826 - ídem, 11/10/1887) y Santa desde 2016. Pero no es la única sorpresa que nos aguarda, resulta que en algún punto hay una placa de granito negra, situada en el suelo, a ojos de los más tímidos. Esta placa fue creada por Eames Demetrios, nieto de Charles y Ray Eames, unos reconocidos arquitectos y diseñadores. Demetrios decidió colocar alrededor de todo el mundo unas 80 placas en las que se cuentan historias fantásticas sobre universos paralelos. En esta, Nobunaga Ventreven es un personaje que llegó hasta aquí antes de que pasara a la Umbraesfera. La Umbraesfera, según la historia, se trata del lugar donde las sombras y todo lugar sin luz conectan. Es decir, que según la leyenda de la placa de Demetrios, la plaza sería un lugar donde pasar a un mundo de oscuridad ¡toma ya! La realidad es que en la plaza hay una comisaría de policía porque, sombras aparte, fue muy peligrosa, lo mismo ese era el mundo oscuro al que se pasaba.
A un lado se encuentra la Iglesia de San Martín de Tours, que lo fue del Convento de Nuestra Señora de Puerta Coeli. Se levantó en dos etapas, una dirigida por Juan de Corpa a partir de 1640 y otra por Eugenio Valenciano desde 1719. Acabada en ladrillo, el frente se divide en tres espacios, las torres laterales y la portada en sí misma, en su interior hay cierta similitud a la de las Comendadoras de Santiago que ya vimos al pasar CAMINO DE SANTIAGO por San Bernardo. La iglesia mira de frente a la calle Concepción Arenal que sale a Gran Vía. La plaza se rodea de algunos Aligustres y Castaños de Indias que apenas dan sensación de arbolado, faltan parterres y zona verde para una plaza tan grande, así como más ejemplares de los que hay.
En la esquina casi con la calle Silva se encuentra otro edificio religioso, la Iglesia de la Buena Dicha. Su origen está en el Cementerio y Hospital para pobres de la Concepción y la Buena Dicha, regentado por la Hermandad de la Misericordia, fundados en 1564, donde también fueron atendidos algunos de los héroes del dos de mayo e incluso enterrados en su caso. Tras desaparecer, en 1914 los marqueses de Hinojares financiaron la construcción de un nuevo templo en ladrillo que conjuga estilos medievales mezclando el gótico, mudéjar y nazarita en un curioso algoritmo modernista. Con luz interior por un ventanal. Al que se suma el edificio de viviendas colindantes, realizado por el mismo autor que la iglesia, Francisco García Nava. Siendo en la calle trasera de los Libreros número 12 (para que no os perdáis), de estilo neomudéjar.
En esta calle es difícil perderse por la cantidad de librerías que hay, aunque cada vez sean menos, os dejo unas fotos.
En la vecina calle de Flor Alta nos encontramos con el Palacio de Altamira, encargo del marqués de dicho título a Ventura Rodríguez para un solar que ocupaba desde dicha calle a la de Libreros, la del Marqués de Leganés y la de San Bernardo, pero en realidad fue menor, dicen las malas lenguas porque Carlos IV exigió que no se igualara con su morada y dicen otros que fue por falta de fondos económicos. El caso es que la obra se extendió desde 1772 al 74, estando en el segundo tramo ayudado por el arquitecto Manuel Martín Rodríguez. En 1887 Mariano Belmás acabó la fachada inconclusa. Desde 2006 alberga el Instituto Europeo de Diseño.
Sin duda vamos a ver muchos palacios que abundan por esta zona. Volviendo a la calle Luna nos encontramos con el Palacio de la Infanta Carlota y el Palacio del conde de Talara y Torralba. El primero es obra en 1849 por Antonio de Herrera de la Calle sobre un proyecto anterior de Juan de Villanueva en 1775. En el caso del segundo, se trata de un edificio de viviendas proyectado por Manuel Machuca Vargas en 1785.
En el cruce de esta calle con la del Pez, está el Teatro Victoria, un escenario pequeño y familiar que ofrece obras de todos los tiempos. Esta calle está llena de edificios interesantes. Como el Palacio del marqués de Escalona y de Bornos que levantó entre 1860 y 62 el arquitecto de moda entonces Wenceslao Gaviña, en la esquina con la calle de la Madera.
No hay que parar de pasear porque encontraremos lugares muy llamativos como los de las fotos sobre este texto. Precisamente el edificio que vemos da a la plaza de Carlos Cambronero (1849-1913), el cual fue un historiador, ensayista y literato biógrafo de la reina Isabel II; uno de los primeros historiadores especialistas en Madrid cuyos artículos y obras le otorgaron el título de Cronista Oficial de la Villa. La obra que más fama le proporcionó es "Noticias, tradiciones y curiosidades de las calles de Madrid" escrita en colaboración con Hilario Peñasco. Fue Director de la Biblioteca Municipal de Madrid en sustitución de Ramón Mesonero Romanos.
Enfrente haciendo esquina con la calle de San Roque, encontramos la Iglesia y Convento de las Benedictinas de San Plácido, obra de Fray Lorenzo de San Nicolás y Juan de Corpa entre 1641 y 1661. Fundado por don Jerónimo de Villanueva para su prometida doña Teresa Valle de la Cerda. En 1908 se derribó el Convento que amenazaba ruina y en 1912 Rafael Martínez Zapatero realizó una remodelación en la iglesia volviendo a levantar el convento integrado como si siempre hubieran sido uno.
Y de ahí saltamos a la calle de Jesús del Valle donde encontramos el recuerdo de una de esas viejas tabernas y el Palacio del conde de Bornos, construido entre 1700 y 1800, el cual está habitado.
Y seguimos con otra mujer pero más interesante que la habitante de ese Palacio. Llegamos a la calle del marqués de Santa Ana, en el número 4 encontramos la casa donde nació la abogada feminista y política Clara Campoamor (Madrid, 12/02/1888 - Lausana, 30/04/1972). También os dejo un rinconcito de la calle de las Minas, por cierto paralela de la calle de las Pozas.
@ 2024, by Santiago Navas Fernández
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