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jueves, 6 de agosto de 2020

SERIE PARQUES Y JARDINES DE MADRID X: LA ALAMEDA DE OSUNA, DEL CASTILLO AL CAPRICHO (y 2ª zancada)

Lo habíamos dejado justo cuando ya estábamos en la misma puerta de entrada al PARQUE DE EL CAPRICHO. ¿Os habéis dado cuenta que he puesto "de El Capricho" y no "del Capricho"? no es casual: cuando decimos "capricho" la mayoría nos vamos a la primera acepción que refleja la RAE, algo así como un antojo, algo arbitrario, pero esta palabra de origen italiano, tiene hasta cuatro posibles interpretaciones y una de ellas la define como "obra de arte en que el ingenio o la fantasía rompen la observancia de las reglas". Y es esta acepción la que debemos observar aquí, pues el Jardín, Parque o Quinta, es la confluencia de arte con ingenio para crear un lugar único e idílico donde poder apreciar otros lugares en la distancia, de hecho, EL CAPRICHO nos muestra jardines franceses, ingleses e italianos a lo largo de todo su recorrido. Y ello se lo debemos a la promotora de la idea: María Josefa Pimentel y Téllez-Girón.

A partir de aquí, comienza lo mejor. Como recordaréis, decíamos en la anterior entrada que los Duques de Osuna adquirieron tierras en este entorno, en concreto se habla de una casa con huerta comprada al Duque de Priego, hacia 1783. La idea partió de la duquesa consorte citada, y estaba en línea con lo existente a través del camino que pasaba junto a las Quintas de los Molinos y Torre Arias. Una Quinta (según explicamos en la entrada dedicada a "la Quinta de la Fuente del Berro", ver pinchando aquí) era un terreno que trabajaban labriegos ajenos y pagaban la quinta parte de los beneficios por así hacerlo, al dueño, que generalmente se reservaba un espacio para construirse una casa de campo o retiro.
Por resumir, la condesa consorte era entre otros títulos, condesa y duquesa de Benavente, de ahí que "alguien" cometiera el desliz de relacionarla con el III Duque de Osuna (el Gran Duque de Osuna) que murió encerrado en EL CASTILLO en 1624, de hecho doña María Josefa nació en 1752, así que nunca pudo ser su esposa, pero sí de otro Duque de Osuna. Este fue su primo Pedro de Alcántara Téllez Girón y Pacheco, IX duque de Osuna, con el que casó. Pero ella por sí sola tenía otros títulos como el de Benavente dicho, o el del Principado de Anglona (¿os acordáis del Jardín "secreto" de este nombre? ver aquí), del cual fue la primera titular tras la instauración hecha por Carlos Manuel III de Cerdeña, en referencia a una antigua región de la isla en cuestión, que después de la duquesa, heredaría su hijo Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel, mientras su otro hijo Francisco de Borja Téllez-Girón y Pimentel fue el X Duque de Osuna. Por si te interesa, el Principado de Anglona está vacante creo que desde 1.900, tu verás si tienes argumentos para reclamarlo, piensa lo bien que quedaría en tus tarjetas de visita.
Doña María Josefa era una intelectual inquieta que se empapó del espíritu de la Ilustración, mecenas de Goya y otros artistas y toreros, y seguidora del rey Carlos III. A continuación de la compra de la Huerta con casa en la aldea de La Alameda, pensó en promover la construcción de una Quinta de recreo, recordar que en la anterior entrada hablábamos de que obtuvo permiso para llevarse cuanta piedra le hiciera falta del cercano Castillo y se llevó parte de la muralla y la torre del Homenaje ¡menudo homenaje se dio! ¡qué buenas amistades tenía!
Toda Quinta tiene que tener su Palacio, pues en realidad el tema era disfrutar de un lugar de diversión y/o descanso, y ya que entonces Benidorm no era nada y la gente no se iría tan lejos, además, estando cerca de la Corte y teniendo de qué, se podía presumir en las fiestas organizadas en dichas fincas. Así que la duquesa contrató a Pablo Boutelou, jardinero francés de estirpe de jardineros franceses, que elaboró un proyecto de jardín y casa de campo, pero el problema fue que la duquesa exigía exclusividad de por vida, no fuera a ser que algún envidioso contratara a su jardinero para que repitiera el proyecto mejorándolo y eso el Boutelou no lo admitió, porque estaba trabajando en los jardines de Aranjuez y no quería dejarlo (ver en Real Academia Historia). 
Así que la duquesa cambió de jardinero y escogió a Jean Baptiste Mulot, que entre 1787 y 1790 desarrolla el Jardín Bajo, el Templete y el estanque de los cisnes, así como el propio Palacio por dentro. En un segundo período, la duquesa amplía las posesiones de la Quinta y se realizan el Abejero, la Casa de la Vieja, la Ermita, la Casa de Cañas, la Ría-Lago y el Estanque de los Patos. Hay que decir que además de los jardineros, colaboraron otros profesionales, como los arquitectos Mateo Güill, Manuel Machuca y Mateo Medina (al que se le atribuye El Abejero), así como escultores como José Guerra (responsable de varios adornos menores), Juan Adán (Venus de Médicis que figuraba en el Templete y luego se trasladó al Abejero sustituyéndola por Baco) y el marmolista Ramón Pardo (autor de los bancos interiores). O Ángel María Tadey, que realizó en 1812 la ornamentación parcial del interior y el exterior del Palacio.
Para el período entre 1795 y 1810, contrataron a Pierre Provost que desarrolló el tipo de jardín francés, aplicando el estilo de Versalles, donde era jardinero mayor antes de huir ante el avance de la revolución francesa (¿a ver qué iba a hacer si era el ojito derecho de los monarcas?). Lo malo fue que cuando llegó la invasión de sus paisanos, revolucionarios todos, alguien lo reconoció y como la familia Osuna había huido de la guerra y la Quinta se encontraba en poder del general francés Belliard, jefe del Estado Mayor de Napoleón, decidieron cortarle la cabeza. Poco antes, en 1807 había fallecido el señor Duque, dejando como heredero a su hijo Francisco de Borja, X Duque de Osuna, salvo "la casa de campo de La Alameda" que quedó para su madre y viuda del IX Duque de Osuna, la creadora del lugar. Ante la llegada de la Guerra, cogieron las maletas y se largaron a Cádiz.
En 1815 se construye el Casino de Baile y se hacen mejoras en el jardín, adoptando un estilo más al gusto italiano. En 1834 fallece la conde-duquesa de Benavente, viuda del IX Duque de Osuna y madre del X, I Princesa de Anglona. Será su nieto Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Beaufort Spontin, XI Duque de Osuna, el que pida al arquitecto Martín López de Aguado que construya una Exedra en la Plaza de los Emperadores, donde fijar un busto de su abuela, además ordenó el Monumento al Gran Duque de Osuna (el III en la línea) dentro del Estanque con una magnífica cascada, las Columnas del Parterre y el Puente de Hierro (el primero que se hizo en España aunque me duela, por delante del de Triana que, eso sí, es mucho más grande).
Al XI le sucede el XII Duque de Osuna, llamado Mariano y cuatro nombres más y los apellidos los mismos que su hermano ya citado (es por ahorrar tinta). Le llamaban sin serlo el marqués de Terranova; fue el instigador del dicho "¡ni que fueras Osuna!", exageración por el precio de algo que ibas a pagar bien caro. Se fue al frente "de su propio pecunio" rechazando dietas y sueldos. Luego, una vez heredado el título y los bienes, se dedicó a dilapidarlos alegremente, a pesar de lo cual le dio tiempo de hacer algunos arreglos; se casó con su prima, pero no tuvo descendencia. Así que entre ruina y falta de herederos, la finca salió a subasta pública en 1896. Y el título de Duque de Osuna pasó al XIII que ya había sido el XI y así todo queda en casa.
En 1900 adquiere la Quinta la familia Bauer (vamos, como si dijera "la familia del bajo derecha" porque ¿quién es esa familia?, pues unos banqueros judíos que representaban a la Casa Rothchild, que sí nos suena más, y que mantuvieron inversiones y negocios hasta 1932, si alguien quiere saber más, pinche sfarad.es). De hecho, en 1931 se deshacen de varias propiedades. Y en 1934 es declarado Jardín Artístico.
Durante el período de Guerra Civil Española, se construye el búnker de mando del General Miaja, conocido por "posición Jaca" que de esta forma difuminaba su verdadera ubicación. Y se aprovecha para hacer un almacén de armamento disimulado entre la vegetación y bajo tierra. El primero es posible visitarlo cuando toque, porque ahora determinados recintos están cerrados; del segundo se pueden ver las entradas y los respiraderos externos, disimulados entre el verde del parque.
En 1945 la Sociedad Inmobiliaria Alameda de Osuna adquiere la propiedad, abandonándola a su suerte, con lo que es asaltada y saqueada reiteradamente. Hasta que en 1974 pasa a manos del Ayuntamiento de Madrid, en 1985 se declara BIC, Bien de Interés Cultural, y comienza su recuperación a través de una escuela taller, gracias a la cual, en 2001 recibió el galardón "Diploma Europa Nostra" que figura en una placa a la entrada. Actualmente el Palacio está en plena renovación y el Parque se puede visitar sábados, domingos y festivos, en horario y aforo limitado. O unirse a las visitas programadas tanto del Ayuntamiento (gratuitas, suelen ser los viernes a puerta cerrada) o de entidades particulares que las organizan con un pequeño coste.
Si vas por tu cuenta, te recomiendo que no te dejes llevar por la impaciencia, toma el camino recto desde la entrada hacia el edificio del Palacio. Lo primero que verás es una rotonda flanqueada por dos pequeñas casas, como es una Quinta, piensa que esas son las casas de los guardas, pero también se dice que en esa plaza se celebraban (ocasionalmente) corridas de toros... El paseo que viene a continuación tiene unos pasillos laterales delimitados por setos, intenta situarte desde arriba: imagínate una pista de carreras como un hipódromo. Al lado derecho descubrirás dos columnas capitaneadas por dos bustos en una pradera, no intentes adivinar quienes son, pero a la pradera la llamaban "de los duelos", ahora visualiza dos personas caminando de forma opuesta y al llegar a cada columna, se vuelven y disparan ¿qué más da de quien es la cara que hay arriba?. Detrás verás un edificio y una zona a la que no puedes acceder pues se trata de los viveros.
Llegarás a continuación a la Plaza de los Emperadores, a ver cuántos reconoces, aunque la verdad es que no todos los representados son reconocibles, no te preocupes. Lo importante aquí es la Exedra con la representación de la duquesa, mandada construir por su nieto que la adoraba. Desde la valla en un lateral podrás asomarte al laberinto, el cual se hizo como era costumbre entre la nobleza, para entretenerse y porque una vez por ahí ocultos, podían hacer sus necesidades que quedaban disimuladas con el aroma de las plantas; durante la Guerra Civil fue un aeropuerto y posteriormente, sobre los años cincuenta un avión de correos sufrió un accidente, se desplomó y lo arrasó. Cuando se reconstruyó ocasionaba problemas, pues era fácil perderse, así que decidieron que entrar en él quedaba prohibido (no había guardas para rescatar a tanto turista despistado). 
Desde la Plaza de los Emperadores cruzamos un pequeño arroyo y llegamos al Parterre y de ahí a la Fuente de los Delfines que está delante del Palacio, en ella se rodaron algunas escenas de Doctor Zhivago. A la derecha, sin que podamos acceder pero sí contemplar, está la Fuente de las Ranas, no la confundas con la anterior aunque tenga tres sapos en lo alto ¿eh?.
Y a la izquierda, giramos y nos encontramos con una especie de entrada a un trastero o garaje, pues no, es el búnker del General Miaja, "la posición Jaca" que hemos explicado antes. Subimos una rampita admirando la vegetación hasta el Templete, allí nos espera Baco, a pleno sol, en su origen estaba techado pero desde que se hundió, así sigue. Luego por la derecha accedemos al edificio del Abejero, que como su nombre indica, contenía abejas; por lo visto la duquesa quería saber cómo vivían y se organizaban, así que mandó construir una colmena donde ella pudiera entrar, ver por dentro a través de unos cristales, sin molestar al rebaño y acudir con sus invitados. Alrededor hay plantada Lavanda y otros arbustos y flores, aunque ya no hay abejas allí. Contaba con un foso lleno de agua alrededor, el fin era que las hormigas no accedieran a la jugosa miel.
De ahí giramos y nos encontramos con Saturno comiéndose a sus hijos como representación del paso del tiempo y el deterioro que ello implica. A continuación nos encontramos con la Ruina, una especie de celda en medio de la arboleda que es solo eso, una ruina, creada tal y como se ve como un juego para que los nobles contemplen lo que es estar encerrado, ya lo dice el refrán: "cuando el diablo no tiene nada que hacer...". El Fortín a continuación, contaba según dicen, con doce cañones de bronce y figuras autómatas de soldados, un puente levadizo sobre el foso inundado y una barca, y se usaba para que los niños jugaran a sus anchas, incluso usando como actores a los propios sirvientes ¡qué cosas!
Prácticamente ahí está el inicio de la ría y el Jardín de juegos, el cual hoy sólo nos lo podemos figurar, pero contaba con diversas atracciones para que los infantes estuvieran entretenidos. Y al lado "el árbol del Amor", centenario y "con muletas", pero con dos ramas en su tronco que parecen dos personas abrazándose ¡qué bonito!. 

 

Antes de seguir, vamos a bajar un momento dejando a nuestra espalda la ría, a la que luego volveremos, para ver la Ermita. No es que la duquesa tuviera una fe digna de la época, es que cuenta la historia "B" que por allí vivía un monje eremita llamado Arsenio, aunque también dicen que era un monje proveniente de la cercana Iglesia de Santa Catalina, de la aldea de La Alameda (acordaos de la entrada anterior donde se cuenta su historia) y como a los nobles les hacía gracia esta forma de vida, eso de tener una especie de perro-flauta en casa para observarle, le pusieron una iglesia-hogar a cambio de que se dejase ver por los invitados ¡qué cosas! Al lado hay una especie de pirámide donde dicen que está enterrado el insigne eremita. La iglesia-cueva tiene hasta cara de cuento infantil. Por detrás baja el arroyo que atraviesa de norte a sur la finca y que hemos visto sucesivamente.
Volvemos al curso de agua y llegamos a la Casa de Cañas, pues de tal material simula estar construida, con mucha simbología que te dará para elucubrar, adosado tiene un recinto dentro del agua, quizá para guardar una o dos barcas, bellamente pintado, del resto no sé puede apreciar más que una pasarela o terraza que debía ser el embarcadero, una vez traspasado el Puente de Hierro. Con lo que ya hemos llegado al estanque, que bordearemos, en tiempos había un quiosco seguramente "de música" al que le cayó una rama de un árbol. Al lado hay un montículo que hasta la fecha se creía natural, pero se ha descubierto que no, que al igual que la Ruina fue puesto ahí adrede, con la intención de que los nobles subieran una montaña agreste.
En el estanque también encontramos la cascada (artificial) bajo el monumento al III Duque de Osuna. Por todo este recorrido viajaban la barcas hasta el Casino de Baile, donde una fuente con cabeza de cerdo les recibía, soltando agua por su boca a la ría,  procedente de un pozo, demostración de la fertilidad de estos terrenos. El Casino tiene dos plantas, la superior se usaba para el disfrute de los invitados y la inferior para el servicio de cocina e incluso residencia del servicio. Desde la galería superior se ve el jardín de estilo italiano, esta zona fue la última en construirse.
Desde ahí bajamos a la Casa de la Vieja, una construcción rústica que habremos visto nada más entrar. La Casa evoca un hogar agrícola, una casa de campo totalmente real y hecha a conciencia, con las limitaciones que tuviera en su tiempo, para uso de los propios invitados, que así podían apreciar cómo vivían sus súbditos. Hoy día no se puede visitar pues la construcción ofrece dudas en su solidez, pero en tiempo estuvo decorada en el interior y se podía ver por las ventanas cómo era. En la planta alta, con entrada aparte, era donde solía quedarse Goya cuando la duquesa se lo concedía.


Y si te sales de este recorrido y paseas por sus diferentes caminos, lo disfrutarás aún más, rodeado de naturaleza y fauna propia, pero eso sí, respeta los caminos y no pases por donde se indica que no se debe hacer. Recuerda que no hay que echar pan a los patos ni al resto de aves, les produce colesterol (y el Danacol no les gusta ¡gracioso!), en general, no des de comer a los animales en ningún parque, jardín, etc. porque para eso están los cuidadores que les alimentan con lo que deben.
Como siempre, aquí os dejo enlaces interesantes, además de los que he ido poniendo a lo largo del artículo. Pero no olvidaros que esto es solo un aperitivo de lo que se puede gozar en vivo, pues no hemos hablado de los árboles centenarios, de las curiosidades vegetales, de los animalitos voladores, acuáticos y terrestres que podéis cruzaros... y un montón de cosas más (por cierto, no os perdáis el vídeo, es casero):









@ 2020, by Santiago Navas Fernández


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