En esta segunda Zancada vamos a recorrer el REAL JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID, para lo cual conviene proveernos de un plano que podemos recoger a la entrada o bien descargarlo aquí (es el oficial) y aún así, os lo dejo a continuación por si acaso. El Jardín cuenta con varios caminos principales paralelos entre sí y al Paseo del Prado, que delimitan y/o atraviesan las Terrazas formando un eje norte sur; al tiempo que otros caminos perpendiculares más estrechos van dibujando figuras geométricas como se ve en el plano, en las dos terrazas más bajas cuadrangulares y en la tercera circulares. El Paseo de Minuart va paralelo a la verja del Prado y pasa ante la Puerta Real, desde ésta se abre el camino más ancho, el Paseo de Carlos III, que nos lleva hasta el Pabellón Villanueva salvando algunos tramos de escalones según ascendemos por las terrazas. Ni que decir tiene que jamás se puede "pisar lo verde" ni coger frutas o cortar flores. Así que a pesar de que hagamos un recorrido que resulta "lógico" a vista de pájaro y por razones obvias, debéis saber que podéis callejear cuanto queráis.
Al lado se encuentra el Estanque que se acondicionó en 2014 con la financiación del Canal de Isabel II, para acoger diferentes plantas acuáticas entre las que destaca los "corazones de agua" o "bocado de rana", traídos de Doñana expresamente para su conservación pues son una especie en peligro de extinción. Además destacan los Nenúfares, Lirios, Algas, Eneas, Castañuelas, Juncos, etc. algunos de los cuales viven dentro del agua realizando una función de oxigenación gracias a su enraizamiento en el fondo. Cuenta con la presencia de anfibios que podrás escuchar y hasta ver si permaneces quieto, en silencio y algo alejado. El estanque es un termómetro de la calidad del agua mediante la acción natural gracias a las plantas escogidas para formar este pequeño hábitat. Además, cuenta con un sistema que renueva el contenido líquido del estanque.
Ahí mismo comienza el Paseo Bajo de Gómez Ortega, paralelo al anterior, a lo largo de dos alturas diferentes que sirven para separar la terraza más baja que hemos visto, de la terraza superior. En este paseo se ubican las estatuas de los famosos botánicos relacionados con el Jardín y que vimos en la Zancada anterior, situados sobre una plataforma ajardinada entre tramos de escalera. De sur a norte encontramos en este orden a Cavanilles, Lagasca, Rojas Clemente y José Quer. Pero no vamos a pasar por delante de ellas ahora, ya las vimos, nos desviaremos hacia la derecha para conocer el Jardín de Invierno que ocupa la esquina que da a la Cuesta de Claudio Moyano, de hecho es una ruta de moderado ascenso que queda a resguardo de la tapia del Jardín, donde lucen especies de arbolado y arbusto propias de lugares fríos, mezcladas con restos de piedras talladas y una especie de calzada de piedra (ver foto) que recuerda los caminos romanos.
Seguimos por esa línea escorándonos por el camino de la derecha para llegar a las Praderas experimentales. Más de 90 semillas se han mezclado e insertado en esta zona que pretende demostrar cómo se autogestiona la pradera a través de su variedad, adquiriendo belleza y tonalidad según la época del año en la que la observemos, atrayendo la presencia de insectos que ayuden a la polinización y dando frescor y vistosidad a la zona. El caminante puede disfrutar mejor de su visión a sabiendas de que pisar sobre el césped quizá no es lo más aconsejable para el desarrollo del ecosistema. Se ubican a la espalda del edificio del CSIC donde se alberga la Biblioteca, Archivo, Herbarios y Oficinas de investigación que, por otro lado, no son accesibles para el público en general. Una observación ¿no es paradójico un aparcamiento particular tan dimensionado en un lugar así dada la filosofía del conjunto y estando en un lugar con tanto transporte público alrededor?, pero esto es cosa mía nada más.
Seguimos subiendo y llegamos a la cuarta altura abierta en 2004, conocida por la Terraza de los Bonsais, pues allí descansan desde 1996 varias unidades de éstas especies que regaló el presidente Felipe González tras su salida de Moncloa donde las cuidó durante sus sucesivos mandatos, posteriormente ha sido ampliada con otros ejemplares añadidos por el propio Jardín. Una placa nos recuerda la inauguración realizada por parte de la entonces ministra de Educación y Ciencia María Jesús San Segundo. Las especies que podemos disfrutar son asiáticas y europeas con predominio de la flora española, lo que la convierte en una singular colección que se ubica rodeada de otras plantas y que tiene un estanque en la plaza superior, desde cuya terraza se tiene una impresionante vista sobre las copas de los árboles del Jardín y el Pabellón de Villanueva.
Como el paseo transcurre en un circuito redondo, volvemos hacia atrás y bajamos por el Paseo de los Olivos que está jalonado de esta especie centenaria y tan típica de las áreas mediterráneas. Desde el paseo vemos el emparrado del que ahora hablaremos. Hay que aclarar que el Olivo de Getsemaní, una singularidad de las varias que existen en el Jardín y de las que hablaremos en otro capítulo, se encuentra en la Terraza baja junto con los frutales, según explica la placa correspondiente que le acompaña. Getsemaní equivale a prensa de aceite y es un lugar bíblico que así se recoge en el Nuevo Testamento, donde oró Jesucristo la última noche de su vida humana, antes del prendimiento. Este ejemplar se obtuvo de un embrión germinado in vitro, a partir de una aceituna recolectada en el mencionado lugar y regalado al Jardín Botánico de Madrid.
Paralelo al Paseo de los Olivos discurre el Emparrado Sur que se levantó en 1786 junto con su opuesto al otro lado del Jardín que recibe el sobrenombre de Norte y que ya veremos. Podemos recorrerlo alternativamente saltando del Paseo de los Olivos a éste, a través de caminos con escaleras que les sirven de unión, lo que nos permitirá disfrutar del frondoso arbolado de la zona. Vamos a hacerlo por uno de ellos que nos conduce hasta la fuente que se anuncia en el mapa.
Justo ahí se encuentra la Glorieta de los Tilos Sur donde está la estatua de La Niña de los JARDINES DE LA PAZ que representa a una niña que sostiene entre sus manos una Dalia. Fue realizada para celebrar la adhesión del Jardín a la red internacional de jardines por la Paz en 1991, realizada en bronce por encargo del entonces ministro de Cultura Javier Solana al escultor Julio López Hernández que usó a su hija Marcela como modelo y nombró la obra como "Hizo de su amor simetría", aunque oficialmente recibió el nombre de La Niña.
Bajamos si os parece por el emparrado hasta llegar al eje central norte-sur de la Terraza de las Escuelas, que es la segunda en altura y que se inauguró en 1781 manteniéndose prácticamente igual. El camino central dicho, aquí se llama Paseo de Lagasca, nos servirá para conocer esta zona basada en los trabajos de "las escuelas" cuyas plantaciones van desde las más primitivas al norte a las más evolucionadas al sur, organizadas de una forma sistémica. En el centro de cada grupo en forma de cuadrados, encontramos fuentes de mayor envergadura que los fontines de la terraza baja que vimos.
Casi en el cruce del dicho con el Paseo de Carlos III se encuentra la estatua dedicada al monarca de su nombre en medio de dicho camino. Es réplica de la realizada en 1783 por Alfonso Bergaz y que se encuentra en la Plaza Mayor de Burgos, vaciada en bronce a cargo de la Fundación Juan March que la costeó, siendo instalada en 1981 con motivo del bicentenario del Jardín. La figura presenta al monarca de cuerpo entero sobre una base de granito con placa de bronce igual que la escultura, donde se grabaron nombres, fechas, etc. En las fotos superiores aparece la estatua un día cualquiera y la misma iluminada durante "las noches del Botánico" (que conste que a mi, visto así de lejos, sólo me falta un cesto al lomo para creer que es una maja florista o una lavandera).
Al final del Paseo de Lagasca hay una pequeña cuña en esquina con el Paseo de Rojas Clemente que según el plano oficial contiene el espacio dedicado a los Bulbos y Plantas de Rocalla, pero que en realidad contiene una tentadora terraza con mesas, quitasoles y sillas de madera. Los Bulbos son ejemplares de origen mediterráneo con gran significación desde el punto de vista botánico y conservacionista, se ubican dentro de un invernadero que está justo enfrente; y las Plantas de Rocalla son aquellas habituadas a vivir adosadas a rocas y en medios con poco agua, al estilo de las Siemprevivas o Sedum, siendo la mejor época para visitarlos a primeros de verano; están ubicadas junto a la nueva aula y la entrada a los edificios de los jardineros, talleres de trabajo y el pequeño invernadero citado.
Subimos y llegamos al cruce con el Paseo de José Celestino Mutis que separa esta terraza segunda de la última, Terraza Plano de la Flor, creada al tiempo que las otras dos más bajas fue remodelada en 1858 en estilo romántico, alberga una gran variedad de árboles y arbustos. Una sucesión de caminos en curva como vemos en el plano, van componiendo un pequeño símil de laberinto, que no lo es, donde se nos van abriendo diferentes espacios en forma de plazoletas. A este lado encontramos el Emparrado Norte, paralelo al opuesto del sur ya visto e igualmente levantado en 1786 y remozado recientemente.
Entramos a la terraza por la Glorieta de los Tilos Norte equiparable a la respectiva del Sur por tener una escultura en su interior, en ese caso obra del escultor catalán Federico Marés Deulovol realizada en 1924 en piedra. Un Banco Alegórico con espectacular respaldo donde se refleja en relieve un caballo en el que va montada una amazona vuelta de espaldas y desnuda, a los lados otras figuras de mujer con largas túnicas. Es fruto de un concurso que ganó el autor para el ministerio de Fomento, pero debido a su deterioro, en 1929 le fue regalado al Jardín Botánico. En algún sitio de internet aparece como dedicado a Blas de Lázaro, un botánico del que ya hablamos en nuestro paseo por la Ciudad Universitaria pues tiene un monumento propio en la Facultad de Farmacia (ver aquí si además queréis saber algo más de él).
Seguimos hacia dentro y nos encontramos con la Glorieta de los Castaños, similar a la Glorieta de los Plátanos que se encuentra simétrica en el plano. Ambas se caracterizan por estar cubiertas por arbolado de la especie que les da nombre en torno a una Fuente Estrellada que cada una tiene ubicada en el centro. Datan de 1780 y están hundidas sobre el terreno dentro de un cuadrado que correspondía con el edifico que las ocultaba en su tiempo. En el centro de cada vaso consta un surtidor elevado que acaba en una piña de donde mana el agua, la forma del estanque es una mezcla geométrica de circunferencias y estrellas que le aporta una mezcla de esquinas y redondeles, al que se ha añadido una pequeña valla de hierro. Destacan estas glorietas también por tener bancos a su alrededor.
Entre ambas se encuentra otra mayor, la Glorieta de Linneo que contiene en su interior un Busto y el Estanque dedicados al mismo personaje dicho. Conocido tras su ennoblecimiento como Carl von Linné (Råshult, Suecia, 1707 - Upsala, 1778) fue un científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco, considerado el padre de la clasificación de los seres vivos. Desarrolló un sistema de nomenclatura binomial en 1735 que se convertiría en universal, para ello utilizó en primera posición la letra inicial en mayúscula, indicativa del género, y en segundo lugar la del nombre específico de la especie en letra minúscula. Además, agrupó los géneros en familias, las familias en clases, las clases en tipos y los tipos en reinos. Por todo ello se le considera como uno de los padres de la ecología. Como curiosidad os diré que el nombre de su ciudad de nacimiento da nombre también a un carrito que se vende en Ikea.
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