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viernes, 21 de febrero de 2025

PASEOS POR LOS PARQUES Y JARDINES DE MADRID CLXXXVIII: LA CASA DE FIERAS Y LOS JARDINES DE HERRERO PALACIOS EN EL RETIRO.


¿Capítulo para nostálgicos? varias generaciones de niños paseamos de la mano de nuestros padres por este lugar, pero más me gustaría que fuera un recordatorio de lo que hubo ahí para quien pasee por el lugar. Lo que hoy se denomina JARDINES DE HERRERO PALACIOS es lo que conocimos como la Casa de Fieras de EL RETIRO, antiguo zoo de Madrid hasta que se abrió el actual en la CASA DE CAMPO, donde fue trasladado en 1972, dedicando este espacio al arquitecto municipal Manuel Herrero Palacios (1911 - 1995), director de Parques y Jardines de Madrid entre los años 1960 y 1983, el cual proyectó numerosas zonas ajardinadas como la del Templo de Debod, la remodelación de la Plaza de España, de la Puerta del Sol, de la Plaza de Colón incorporando el Centro Cultural de la Villa, el monumento a los Caídos en Moncloa, intervino en las fuentes de la Red de San Luis, de la Plaza de España, de los Delfines en la plaza de la República Argentina, del monumento a Isabel la Católica en la Castellana, etc. y otras actuaciones reformando lo que ya existía o creando lo que se necesitaba.


El origen de la Casa de Fieras lo encontramos en el reinado de Fernando VII cuándo en un reservado familiar quiso construirse un zoológico privado. La primera instalación es en el edificio que hoy ocupa la Biblioteca Municipal Eugenio Trías, las "fieras" se albergarían en sus bajos. El actual diseño, con unas balconadas acristaladas hacia la calle, se corresponde con el lugar que ocupaban las cuevas donde dormitaban los animales. Reservando la planta superior para la familia Real. Si bien el primer zoológico de Madrid data de 1774, cuando Carlos III diseña un zoo al servicio del Gabinete de Ciencias Naturales que albergaba el actual Museo del Prado, a cuyo edificio era anexo y se componía de especies de la Península, más otras traídas de África, Asia y en particular de las posesiones en América. El 1808 marcó un cambio, el rey Fernando VII manda montar unas jaulas en la zona cercana a la Montaña Artificial en la esquina de O´Donell (de la que otro día hablaremos, por ahora os dejo unas fotos actuales sobre este texto), trasladando los animales desde el Gabinete de Carlos III, esta nueva ubicación fue popularmente llamada "la leonera" debido al fuerte olor que desprendían las fieras. La Guerra de la Independencia reduce el número de animales, debido al hambre que pasan. A la vuelta, en 1830 más o menos, el Rey felón aprovecha para arreglar la zona de la Casa de Fieras y construye allí el nuevo zoológico.

Isabel II amplió el número de animales incluyendo aves y reses y en 1868, con "la Gloriosa" y la expulsión de la Corona, el zoológico abre las puertas a los visitantes con taquilla y todo. Se valla y amplía el recinto, construyéndose el foso de los monos y las oseras, así como incorporando otros animales como leones, elefante, etc. Pero económicamente resulta no sostenible, por lo que se acabó arrendando en 1883 al domador y empresario Luis Cabañas, el cual aportó sus propios animales y creó espectáculos que atraían al público. El director del cercano JARDÍN BOTÁNICO quiso crear un pequeño zoológico, pero al cabo de unos años, ante el difícil mantenimiento, cerró traspasando los animales al recinto de Luis Cabañas.

En 1918, de vuelta el zoológico al municipio tras una difícil operación financiera, se le encargó al Jardinero Mayor de EL RETIRO, Cecilio Rodríguez, la reforma de la Casa de Fieras. Creará una pequeña plazoleta tras la entrada principal adornada con azulejería sevillana, abrirá paseos y estancias de estilo oriental en las zonas principales, se preparará el recinto para aves palmípedas, una pequeña biblioteca pública y se proyectan unas pérgolas que conducirían hacia la ampliación del recinto, lo cual nunca llegó a realizarse porque las nuevas normas sobre zoológicos no lo aconsejaban, así que quedarían finalmente a disposición de los nuevos jardines. Alfonso XIII financió la llegada de diversos animales del Sahara español y de Guinea. A la presencia de monos, leopardos, hienas y leones, se le sumaron avestruces, osos polares, cebras, dos elefantes y el hipopótamo Pipo. Por cierto que él fue uno de los pocos que sobrevivieron al caos de la Guerra Civil, junto con poco más de una veintena de animales, tras los bombardeos que asolaron el lugar y la hambruna de los madrileños, que les incitó a merendarse a más de un animalito. El hambre es el hambre. 


Tras ese triste período, vuelve Cecilio Rodríguez a ocuparse del zoológico y éste se ve incrementado con especies procedentes de otros zoos europeos que estaban pasando por la misma encrucijada con la II Guerra Mundial, en particular de Berlín y Munich, junto con el regalo de varios dromedarios que hizo la productora de la película "Lawrence de Arabia" al pueblo de Madrid. Los años 60 son de gran esplendor alcanzando las mayores cifras de su historia: 550 ejemplares de entre 83 especies diferentes y algún día con hasta 20.000 visitantes. Pero las normas de conservación animal de la época exigían tales mejoras que se decidió construir un nuevo recinto en la CASA DE CAMPO. En 1972 la Casa de Fieras de EL RETIRO cerró sus puertas definitivamente y comenzó una reforma que daría lugar a la reapertura en 1976 con obras realizadas por el heredero de Cecilio Rodríguez, el arquitecto citado Herrero Palacios, que significarían la desaparición del vallado conservando la planta y algunos vestigios del zoológico, así como la entrada principal y pequeños detalles que vamos a mencionar, echamos de menos la gran pajarera de hierro ¡una pena!.

Cuenta una leyenda que en tiempo de Felipe V, los JARDINES DEL BUEN RETIRO crecían exuberantes y que a los jardineros les era imposible controlar su desarrollo, un día cortaban el exceso y al siguiente todo amanecía igual; la culpa se la echaban a un duende que decían se ocultaba entre los matorrales y ramajes. El segundo efecto que este ser tuvo, se produjo cuando tras la apertura al público: las parejas que buscaban ocultarse para lograr algo de intimidad, sentían una presencia que decían era el mismo duende, y si se les aparecía significaba que gozarían de felicidad eterna en la pareja. Así, en recuerdo del Duende del Retiro, el escultor José Noja ubicó una figura alegórica sobre una de las antiguas oseras en 1985. Lo que no se sabe es si él lo vio o solamente se lo había figurado.

En el recinto se conservan árboles muy interesantes, que además se incluyen dentro de algunos de los diferentes recorridos botánicos del Parque y que veremos otro día. Entre la multitud de Pinos y otras especies con menos ejemplares vivos, podemos encontrar Ginkgo Biloba, Plántanos de Sombra, Sauce Llorón, Paulonia o Árbol de la Emperatriz, Liquidámbar, Ciprés de los Pantanos, Abeto de Masjoan y la Sófora como más destacados.


En 1887 se celebró, lindante a la Casa de Fieras, la Exposición General de Filipinas con la asistencia de 43 individuos filipinos junto a algunos igorrotes, un negrito, varios tagalos, los chamorros, los carolinos, los moros de Joló y un grupo de bisayas, según se recoge en las crónicas que han quedado. Según El Imparcial de entonces "En su constitución, en su aspecto, en su lenguaje, en sus maneras, en sus costumbres, en su color y hasta en sus trajes, esos compatriotas nuestros difieren grandemente de los filipinos más civilizados y hasta ahora conocidos”. Es lo que se denominó zoo humano, cuyos integrantes fueron recibidos por la reina regente María Cristina y, según dicen, tratados con respeto, dentro de la admiración general de la gente, que sentía gran curiosidad por otras razas de aspecto tan diferente al europeo. En otros lugares de Europa, sí parece que hubo zoos humanos permanentes, donde se les trataba como si fueran otros animales más. Casi así puede decirse que fue en la Exposición Mundial de París de 1889, según cuentan, que yo no la vi.

Muy recordado y querido fue Pizarro, el elefante que era elefanta de origen indio, cuyos tres últimos años de su vida los vivió en el zoo, ganándose el cariño de los niños y visitantes, muerto por una gamberrada en 1873. Pizarro comenzó su vida, fuerte y ágil, como artista en un circo que recorría Latinoamérica hasta que fue traída a Madrid para incluirla en los bárbaros espectáculos que se estilaron en la época: enfrentar a fieras entre sí, por ejemplo, toros contra leones, elefantes contra toros o contra leones, etc. En el coso de los llamados CAMPOS ELÍSEOS que se ubicaron frente al inicio de la actual calle de Príncipe de Vergara (lo vimos aquí, además puedes ver una foto antigua de los Jardines y al fondo la Plaza sobre el párrafo anterior) actuaba Pizarro y siempre ganaba, pero más por puro instinto de supervivencia que por agresividad. La pelea consistía en ubicar una gran jaula tipo domador de leones de circo, el elefante atado por una pata en el centro y varias fieras, toros o leones que habían estado varios días sin comer para que fueran más fieros, salían al ruedo. Pero un día Pizarro se plantó, no quería pelear más, así que no hubo sangre, el público se enfadó y el empresario, Mr. Miller, decidió cambiar de estrategia. La leyenda dice que le amaestraron para que descorchara botellas de tintorro y se las bebiera. Pizarro se aficionó y un día que no querían darle su ración de vino, trompeó la puerta de la jaula y se escapó en busca de la primera bodega donde vació las estanterías, pero como la bebida da hambre, se metió en una tahona y e hizo lo propio con todo el pan que encontró: "pan caliente nunca hace buen vientre", así que acosado por los fuertes dolores de barriga, fue apresado y posteriormente vendido a la Casa de Fieras. Otros autores cuentan que la aventura de la tahona ocurrió ya estando en esta su última morada, pues la Casa de Fieras también cuenta con una triste historia de animales huidos, pero eso no viene al caso.

Para concluir, vamos a ver los recuerdos que nos han quedado de aquella Casa de Fieras, comenzando por la puerta principal (fotos un poco más arriba) de ladrillo y con placa decorativa dedicada a Herrero Palacios, cada pilar está coronado por un león, uno con la cabeza elevada y otro no, realizados en granito desfigurado para que causen mayor efecto en la distancia. La misma Biblioteca está a continuación, como se ha dicho, era la cueva guarida de fieras y el público se agolpaba para verlas antes sus rejas, sobre estas líneas, una foto de entonces y otra de ahora.

El foso de los monos, al que acompañan paneles recordando su función pasada, en los que se habla de la Jirafa, el Elefante, los Monos, el León, el Oso Polar, etc. Y el público se congregaba alrededor para ver actuar a los primates desde arriba y buscarles parecidos físicos con un primo del pueblo, el cuñado, etc.

Los dos Estanques Gemelos para patos, levantados entre 1918 y 1921 que se encuentran al final del recinto, dotado cada uno con una isleta central y en ella una casita de madera, como se ve en una de las fotos sobre este texto. Su lejanía seguramente responde a que así no olían ni veían tan de cerca a los depredadores encerrados en las jaulas de la entrada. Pero había otro estanque cerca de la gruta donde está el Duende ahora, que vemos sobre este texto, que servía para otros animales de agua un poco menos pacíficos que los que habitaban los estanques dichos.

El paseo pergolado en cuyos extremos encontramos sendas parejas de osos, una los muestra tumbaos y la otra sentados, fueron realizados en piedra de granito y con una técnica sin refinar quizá con la intención de que fueran contemplados desde lejos, igual que los leones citados en la puerta de entrada. Sus posturas y poses, son diferentes en cada uno de ellos. La foto de portada nos muestra a uno tranquilamente tumbado sobre el suelo.

 

Aunque tuvieron jaula en la Casa, hubo otras oseras como la del Duende citado más arriba, e incluso una jaula cerca del resto en la Casa de la entrada. Nada queda del hogar de Pipo el hipopótamo, pero sí se han conservado numerosas fotos, como la que mostramos, donde aparece saliendo de su baño continuo. Y, por último, en el lugar que estuvo la gran jaula de los pájaros, hoy encontramos una zona infantil de las varias que existen en el pequeño recinto. El banco circular de piedra es un recuerdo de aquél lugar de paseo y atracción para tantos niños madrileños y no madrileños.



@ 2025, by Santiago Navas Fernández.

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