Pues sí, se creía la neurona que podía abandonarme así, sin más, pero mira, la he podido esquivar y ... seguimos con otras siete historias cortas de la saga del CONFINAMIENTO:
EL LORO
¡Como los chorros! así tengo yo la casa de relimpia ¡qué caramba! Todo el día dale que te pego con la fregona, con la mopa, con la bayeta, con el trapo del polvo… y venga desinfectante, abrillantador, suavizante, perfumadores ¡y no sé cuántas cosas más! Que me dejo media pensión cada vez que voy al súper, para tenerlo todo limpito y oliendo a flores, que soy la envida de las vecinas. ¡Cómo los chorros del “loro”! Así tengo yo la casa ¡cómo los chorros del “LORO”! (¿o lo del loro era lo del chocolate? Uy, que lío)
PINTANDO
- Pero ¡quién lo iba a decir! Con la paliza que nos hemos dado a restregar y con la pintura tan bonita que habíamos comprado.
- Di que sí, pero es culpa nuestra, sólo nuestra ¿eh?
- Si, pero además es que no se lo podemos decir a nadie, porque… ¿cómo lo vamos a explicar? No, mejor que no se entera la familia
- ¡Ni los vecinos! …
- ¡Qué fuerte! Tantos años viviendo aquí y hasta que no nos hemos puesto a hacer una limpieza a fondo, no nos hemos dado cuenta de que las paredes tienen papel pintado y no “yeso pintado”.
- Ainnnnssss