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lunes, 17 de noviembre de 2025

ATARDECER DESDE CALLE COSMOS.


- Mira Principito ¡nos han colocado unas sillas para ver el atardecer!

- En mi planeta tengo una silla, sólo una silla, no cabrían más -explicó con lógica-. Si un amigo viniera a visitarme, no tendría una silla para él. Vosotros en la Tierra, tenéis mucho espacio.

La Osa miraba al Principito, pero no quiso decirle que a veces los humanos tampoco reciben amigos, por que no los tienen, carecen de amigos. A veces los seres humanos salen, entran, conocen a decenas de otros humanos con los que salen y entran, pero no tienen ningún amigo. A veces los seres humanos tienen casi amigos a través de unos pequeños aparatos donde aparece su imagen...

- ¿Y cómo se llaman esas cosas? ¿Aparatos los has llamado? -inquirió el pequeño niño, siempre curioso. Parecía como si hubiera leído la mente a la Osa.

- Teléfonos, tablets, ordenadores, pc's, iphone... tienen muchos nombres que tu no conoces. Y los seres humanos dependen de ellos. Pero no tienen amigos.





El Principito se acordó de su zorro, él era su amigo, pero lo había dejado muy lejos y quién sabe cuándo podría volver a visitarle. "Si el zorro viniera a mi asteroide -pensaba- se podría sentar a mi lado, él no necesita de sillas... ¡y veríamos atardecer juntos!"

- Ven, Principito, te quiero enseñar uno de los atardeceres más hermosos, apenas hay gente que lo conoce. Y mucha de la que lo conoce es por un amigo mío que se lo enseñó... por cierto, gracias a esos "aparatos"

- ¿Y eso cómo es?

- Mira, figúrate que tu estás en tu pequeño planeta y tienes uno de esos aparatos. Yo podría mandarte desde aquí imágenes que tu verías a través de él. Tu ahora podrías capturar las imágenes y guardarlas en ese aparato y cuando vuelvas a tu planeta, podrías volver a verlas y sí sentirías que estamos juntos otra vez.

El Principito se quedó pensando muy serio y respondió:

- Osa, en un viaje anterior conocí a alguien que me dibujó un cordero ¿eso es una imagen? -Ante la afirmación de su compañera, quedó pensativo mirando cómo el sol se escondía detrás de las nubes- Una imagen no es nada. Una imagen no se puede acariciar. Si yo tuviera una imagen de mi zorro, no la miraría, sería como una traición porque mientras tanto él estaría en su lugar echándome de menos. No, no me parece una buena idea ¿Por qué los seres humanos de la Tierra inventáis cosas para sustituir a la realidad? 

Era una buena pregunta que la Osa no sabía contestar, porque ella tampoco usaba las cosas que usaban los humanos, tampoco comprendía su pasión por "los aparatos", aunque sabía porque y para qué los usaban, tantas veces se habían parado ante su pedestal y se hacían fotos a sus pies, que ya lo entendía como algo cotidiano. 

Por suerte, el atardecer estaba llegando a su máximo esplendor y eso entretendría al Principito que, normalmente nunca hacía una pregunta para que no se la contestaran. La repetía una y otra vez hasta obtener una solución a su duda. Así que la Osa prefirió obviar el tema y dijo:

- Mira, Principito, el atardecer ha llegado. -Y los dos se sentaron en las sillas.



@ 2025, by Santiago Navas Fernández

miércoles, 11 de diciembre de 2024

ATARDECER EN PIRÁMIDES.


Las calles vacías invitan a pasear tranquilamente. El atardecer en Madrid tiene tantos puntos que incluso a nivel de suelo, nos sorprende un día un sol brillante que comienza a declinar. Sin llegar a ocultarse tras el horizonte, su luz ya se presenta lánguida.

- ¿Qué es aquello, Osa?

- Es un Obelisco, un monumento en recuerdo de algo que levantan los seres humanos de la Tierra.

- ¡Ah!, se parece a un faro como el que tenía el farero en un asteroide que visité una vez.

- En realidad, es una pirámide pero no como las de Egipto que tu conoces.

El Principito se quedó mirando y con cierta melancolía evocó los atardeceres que veía desde su propio planeta. Pronto tendría que regresar, la Rosa le echaba de menos, sentía su nostalgia como sólo se sienten las cosas que uno vive con alma y corazón, más allá de lo que los ojos ven.


@ 2024, by Santiago Navas Fernández

sábado, 22 de enero de 2022

LOS 43 ATARDECERES DE EL PRINCIPITO EN MADRID.

 

 


- ¡Hola! ¿Qué haces ahí subido?

 

Giró su cabeza sorprendida por la interrogación, nadie hasta ahora le había hablado, y menos con ese tono inquisitorial, urgente, curioso. Ante ella, un niño rubio de pelo revuelto y grandes ojos, vestido de una extraña forma… o, mejor dicho, de una manera nada habitual, porque ella estaba acostumbrada a ver todas las extrañezas del mundo moverse a su lado.

 

- “¿Subido?” ¿no será más correcto decir “subida”?

 

- ¡Ah, perdón!, no sabía. ¿Qué haces ahí subida?