ALBA Y EL PRINCIPITO
– ¡Hola!
Alba acababa de abrir los ojos y se encontró directamente con la mirada azul y tranquila de un niño de rizos dorados, vestido de una forma extraña, con una capa que le cubría los hombros. Aunque lo más raro de todo es que estaba sentado en el borde de la cesta y no parecía tener miedo.
– ¿Quién eres? – le preguntó.
– Yo.
– Quiero decir ¿cómo te llamas y cómo has llegado hasta aquí?
El niño rubio le miró con sus ojos azules, no parecía entenderla muy bien. Así que Alba pensó que tal vez fuera un extranjero y no la comprendía.